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Por una izquierda más “tercerista”

El Congreso del PT brasileño que terminó ayer fue un triunfo de los moderados y deuna izquierda que se corre hacia el centro.

El PT debe estar unido para ganar, advirtió Lula.
Pero las disidencias internas prometen seguir presentes.

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t.gif (862 bytes)  Después de cinco días de acusaciones y negociaciones entre facciones, el II Congreso Nacional del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil terminó con una victoria doble para los moderados. En la votación final de ayer, la mayoría de los 928 delegados de todo el país reunidos en Belo Horizonte rechazó la aprobación del polémico eslogan “Fuera FHC”, a través del cual el ala radical del partido pretendía pedir el juicio político del presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso. Y gracias a ese triunfo, el actual presidente del partido por la facción moderada Articulaçao –a la que también pertenece Lula, el máximo líder del PT–, José Dirceu, consiguió su tercera reelección, derrotando al radicalizado Milton Temer.El miércoles comenzó el II Congreso “petista” en la capital del estado de Minas Gerais. Y el jueves empezaron los problemas cuando los delegados más izquierdistas del partido acusaron a los moderados de hacer “pragmatismo electoral”. El ataque fue una respuesta directa a Dirceu, que había asegurado que el PT no debía presentar un programa socialista si quería ganar la presidencia en el 2002. Ayer, Dirceu consiguió 496 votos contra los 296 de Temer y los 113 del centrista Arlindo Chinaglia, y se consagró nuevamente como presidente del partido. Antes de la votación, los tres candidatos expusieron sus propuestas. Milton Temer defendió la interrupción del mandato de Cardoso y la anticipación de las elecciones presidenciales. Chinaglia apoyó un “Fuera FHC” más coyuntural, sujeto a la comprobación de actos ilícitos del presidente y a un fuerte respaldo popular. Y Dirceu se pronunció directamente en contra. El sábado había amenazado con renunciar si la consigna “Fuera FHC” prosperaba. “Me sentiré totalmente imposibilitado para ser presidente del PT si eso pasa”, advirtió. Un día antes, ante la posibilidad de una abierta fractura partidaria, los delegados de Articulaçao empezaron a tejer una red de alianzas con las facciones centristas, como la “Tercera Vía” del derrotado candidato Chinaglia. Los resultados de las negociaciones quedaron a la vista ayer con el bloqueo definitivo a las propuestas de la facción radical. “El PT asume en este Congreso el compromiso de continuar la ofensiva política contra el gobierno de FHC, denunciando la corrupción, la destrucción del patrimonio público y la liquidación de la soberanía nacional”, fue la declaración final. Dirceu negó ayer que el PT haya adoptado así una postura demasiado moderada. Pero la derrota de las demás propuestas radicales –como la suspensión del pago de la deuda externa, la restricción de las alianzas a los partidos de izquierda, y la reestatización de las empresas privatizadas– parece indicar lo contrario. La figura detrás de las negociaciones para mantener la unidad del partido fue Luiz Inacio Lula da Silva. Sus escasas declaraciones públicas fueron de abierta intención conciliatoria. Primero impulsó la propuesta de Articulaçao de no presentar un programa socialista, aclarando que el PT no dejaba de defender esos valores. Después condenó la “supervalorización de los eslogans”, y criticó tanto la insistencia de los radicales por pedir la renuncia de Cardoso como la “pérdida de tiempo” de quienes se concentraron en atacar esa consigna. “Más que dedicarse a tratar de destituir a Cardoso, el PT debe comenzar a prepararse para convertirse en una auténtica alternativa de poder en las elecciones del 2002”, reclamó el sábado. Ayer logró que, al menos por ahora, el PT siga siendo uno.

 

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