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SEBASTIAN CABELLO, DETENIDO POR HABER VUELTO A MANEJAR
La obsesión de correr fuera de la ley

Al cumplirse tres meses de las dos muertes por la picada fatal, Cabello terminó presopor violar las condiciones de su libertad.

Investigación: La detención surgió a partir de una investigación privada, realizada por los familiares de las víctimas con el apoyo de vecinos de Cabello.

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Sergio Rosales encabezó anoche una marcha del silencio en Saavedra en reclamo de justicia.
“La detención me produce una extraña sensación, porque el recuerdo no deja lugar para el festejo.”


Por C. R.

t.gif (862 bytes)  Anoche, al cumplirse tres meses de la muerte de la veterinaria Celia González Carman y de su hija Vanina, de tres años, el conductor del automóvil que provocó la tragedia, el joven Sebastián Cabello, se entregó en la sede de la División Seguridad Personal de la Policía Federal y quedó detenido en el edificio de la jefatura, en Moreno al 1500. Esto se produjo horas después de que el juez que entiende en la causa, Vicente Cisneros, solicitara la inmediata detención de Cabello y de que fracasaran dos procedimientos para capturarlo. Existirían pruebas testimoniales y hasta documentales de que volvió a conducir un automóvil, violando las disposiciones establecidas en la medida judicial que le otorgó el beneficio de la excarcelación. El anuncio sobre la detención de Cabello produjo “una extraña sensación de alegría y desazón” en Sergio Rosales, quien perdió a su familia en el accidente. Anoche, Rosales dio a conocer la novedad durante la marcha de silencio que se realiza todos los meses en el barrio de Saavedra, donde vivía el matrimonio. “No tengo idea de qué puede pasar, si esta detención es definitiva o no, pero me produce una extraña sensación, porque a la alegría se suma el recuerdo de mi mujer, de mi hija y no queda lugar para el festejo”, dijo Rosales a Página/12.“El se presentó en forma espontánea y quedó detenido a disposición del juzgado”, dijo a este diario una fuente de la División Seguridad Personal. Hasta anoche no se sabía si quedaba alojado en una celda del edificio central de la policía o si lo trasladaban a la alcaidía del Palacio de Tribunales, donde hoy debe comparecer ante el juez. Marcelo Parrili, abogado de la familia Rosales, estimó que la detención “tendría que ser definitiva, hasta el juicio oral, porque violó las normas establecidas para la excarcelación”. De todos modos, aclaró que la parte querellante no tiene “ninguna posibilidad de opinar sobre este punto”. Según pudo saberse, el pedido de detención de Cabello surgió a partir de una investigación privada, realizada por los familiares de las dos víctimas, que recibieron el apoyo de vecinos de la familia del procesado. Ese aporte se hizo efectivo por medio de la presentación de testimonios, ante el juez, y de fotografías y hasta filmaciones que demostrarían que Cabello volvió a conducir un automóvil. En setiembre, Cabello fue procesado por homicidio culposo, pero con posterioridad la causa fue recaratulada como “homicidio simple”, por disposición de la Cámara del Crimen, que dispuso el traslado al actual juez Cisneros. El magistrado había establecido, como requisito ineludible, que el procesado se abstuviera de conducir vehículo alguno. El accidente ocurrió a las 2.30 del 30 de agosto pasado, en la avenida Cantilo, cerca de la cancha de River Plate, cuando Cabello corría una picada a bordo de un auto Honda Civic importado, acondicionado para adquirir mayor velocidad. Cabello se entregó ayer, luego de que la policía realizara operativos en la casa y en la fábrica de la familia. Rosales sostuvo que “el pequeño triunfo lo tenemos porque el fiscal José María Campagnolli está trabajando muy bien”.

 


 

OBRERO APLASTADO EN CABALLITO
Un alud en plena obra

t.gif (862 bytes) Una montaña de tierra, de cinco por cinco metros y uno de alto, se deslizó y aplastó a tres obreros que trabajaban en los cimientos de una obra en construcción, en el barrio de Caballito. Uno de los trabajadores murió por asfixia, al quedar sepultado, y los otros dos sufrieron heridas y lesiones. El arquitecto Fabio Demarco, de la Dirección General de Obras y Catastro del gobierno porteño, dijo que la iniciación de la obra “estaba aprobada”, pero admitió que “se descuidaron los taludes, que estaban sobrecargados, y por eso ocurrió el lamentable accidente”. El titular del gremio de la construcción y diputado peronista, Gerardo Martínez, reclamó al gobierno de la ciudad que actúe “como querellante” en la causa abierta para investigar esta nueva muerte, ya que hubo “severas falencias” en el apuntalamiento de la paredes del obrador. El obrero fallecido era Severino Patiño Alvarez, paraguayo, de 37 años, quien murió asfixiado al quedar enterrado boca abajo. Los otros dos trabajadores, de apellidos Zarza y Escobar, tienen 28 y 32 años, y se salvaron porque pudieron correr. La tierra los tapó hasta la altura del pecho y uno de ellos, en la desesperada carrera, sufrió una fractura expuesta en una de sus piernas.El accidente ocurrió a las 9.20 en la obra en construcción ubicada sobre la calle Avellaneda 35/37, cerca del cruce con Río de Janeiro. En ese momento se encontraban trabajando siete operarios, pero cuatro de ellos estaban en otro sector y en ningún momento corrieron peligro. Las tres víctimas, en cambio, estaban en la parte más profunda del pozo abierto para hacer los cimientos, de unos cinco metros de profundidad. El cuerpo de Patiño tuvo que ser rescatado por personal especializado de Bomberos de la Policía Federal, con el apoyo de otras dotaciones de Caballito, de Recoleta y de Defensa Civil. Los dos obreros que sobrevivieron estuvieron atrapados más de cuarenta minutos, rodeados por decenas de compañeros de trabajo y en un clima de tensión. “En esta obra tenemos seguro, por lo menos, pero siempre nos estamos jugando la vida a cada minuto”, aseguró Edmundo Ferreira, otro de los albañiles.El contratista que realiza la obra es José Bossic, pero los obreros que se accidentaron dependían de una empresa subcontratista, Busmul, que estaba preparando el terreno para instalar la estructura de cemento armado del edificio, que tendrá diez pisos. Ricardo Caamaño, responsable de prensa del gremio de la construcción, aseguró que las estadísticas que llevan indican que “un obrero muere cada tres días en la Argentina”.

 

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