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LA CAMARA DE DIPUTADOS RECHAZO EL DIPLOMA DE ANTONIO DOMINGO BUSSI
El único que lo defendió fue su hijo

Tal como habían pactado los bloques del PJ y de la Alianza, el diploma del represor fue pasado a comisión. Los principales oradores fueron Alfredo Bravo y Elisa Carrió. Ricardito Bussi quiso oponerse y fue abucheado.

Alegato: “En nombre de la Justicia universal, del ‘Nunca Más’ y de los 30 mil desaparecidos, y de la propia dignidad de esta Cámara les pido que rechacen el diploma”, dijo Bravo.

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El diputado Ricardo Bussi defiende los pergaminos democráticos del diputado Antonio Bussi.
En su solitaria defensa del represor, invocó hasta artículos del Tratado de Costa Rica.


Por Felipe Yapur

t.gif (862 bytes) “En nombre de la Justicia universal, en nombre del ‘Nunca Más’ y de los 30 mil desaparecidos, y de la propia dignidad de esta Cámara y de sus integrantes les pido que rechacen el diploma de Antonio Bussi”, dijo el diputado frepasista Alfredo Bravo, para argumentar su impugnación al diploma del ex dictador. El aplauso de los diputados y las barras fue el preanuncio del resultado de la votación que se avecinaba. Efectivamente no hubo sorpresas, y tras escuchar una prolongada y solitaria defensa sobre su padre de Ricardo Bussi, los legisladores votaron, superando los dos tercios requeridos, para que el diploma del ex gobernador de Tucumán fuera enviado a la Comisión de Poderes, Petición y Reglamento donde se decidirá si corresponde o no que se incorpore al cuerpo. Tanto los diputados del PJ como de la Alianza descuentan que Bussi se quedará sin los fueros parlamentarios que necesita para evadir los requerimientos de la Justicia.
Bussi estará pendiente hasta el próximo año, cuando la comisión instruya una investigación para determinar si al anciano general le cabe la acusación de “inhabilidad moral y falsedad ideológica” para ocupar una banca. De acuerdo al reglamento del Parlamento, la comisión tiene 90 días para expedirse y el cuerpo en una sesión ordinaria emitirá un fallo al respecto.
La sesión transcurrió tal como habían acordado los bloques mayoritarios. Los legisladores de la Alianza, encabezados por Bravo y los tucumanos Carlos Courel, Alfredo Neme Scheij y José Vitar, fueron desgranando las razones para que Bussi no se incorpore al cuerpo. De las barras bajaron los aplausos, pero también hubo lágrimas y abrazos cuando Vitar homenajeó a Dardo Molina, Guillermo Vargas Aignasse, Eduardo Tenreyro, Raúl Lechesi, sus compañeros del justicialismo y funcionarios del gobierno de Amado Juri y que desaparecieron durante el reinado de Bussi en 1976. El hijo del militar sólo atinó a escuchar con atención los discursos apretando con fuerza un ejemplar de la Constitución nacional.
Neme Scheij pivoteó sobre el encubrimiento de los dineros que el militar realizó cuando presentó su declaración jurada a la Cámara cuando ocupó una banca entre 1993 y 1995. “Ocultó 20 cuentas bancarias, 13 en bancos locales, 3 en Suiza y las 4 restantes en Nueva York, Hannover, Holanda y Luxemburgo”, dijo y agregó que la Justicia investiga si esos depósitos configuran un presunto “enriquecimiento ilícito”.
El líder de Acción por la República, Domingo Cavallo, ocupó su banca junto a los integrantes de su bloque parlamentario. Desde allí aplaudió tibiamente los discursos de los diputados tucumanos. Tibia también fue su reacción cuando apoyó la iniciativa de la mayoría de la Cámara: apenas levantó la mano para mandar el diploma de Bussi a marzo.
El ex dictador no se hizo presente. A pesar de lo que había anunciado su hijo, ni siquiera pisó el edificio. Espió las alternativas de la sesión a través de un televisor en el despacho que su hijo ocupa en el edificio anexo del Congreso. Ricardito, como lo llaman propios y extraños, esperó con paciencia su turno para hablar. Paradójicamente, el encargado de concederle la palabra fue el diputado tucumano, Amado Juri, quien en 1976 fue el gobernador que depuso Bussi tras el golpe militar.
Ricardito abrió su discurso haciendo gala del orgullo que le produce defender a su padre. “Hijo de asesino”, le gritaron. Intentó hacerse el distraído. Los silbidos no se hicieron esperar y la palabra “asesino” fue la que más se escuchó mientras Bussi hijo realizaba su discurso. En los palcos, en tanto, los familiares de los noveles diputados se apantallaban buscando mitigar el calor. Ricardito les pidió disculpas, pero no logró concitar la adhesión de los presentes. Luego leyó enfervorizado unos párrafos de artículos de la Constitución y del Pacto de San José de Costa Rica. Los utilizó para destacar que su padre era víctima de una discriminación y que se intentaba “priorizar la política por sobre las normas constitucionales”. Pero tampoco encontró eco. Fue entonces que recurrió a la parábola de Bertolt Brecht, quiso recitarla y sólo llegó adecir que “cuando se llevaron a los homosexuales no me importó, porque yo no lo era”. El abucheo no lo dejó continuar y regresó a la teoría conspirativa. Explicó que sólo se busca perjudicar a su padre: “Se pretende hacer control de calidad de lo que eligen los tucumanos”.
El momento de mayor tensión se produjo entre Bussi hijo y la diputada chaqueña Elisa Carrió. Ricardito recordó que su padre ya fue diputado nacional y gobernador sin que nadie lo haya impugnado. También dijo que se estaba cambiando la letra del reglamento interno de la Cámara para perjudicar a su progenitor y sentar un negativo precedente. La réplica de la radical fue contundente, quien le recordó que Constitución reformada en 1994 incorpora a los tratados internacionales sobre derechos humanos y, por eso, son imprescriptibles los delitos de lesa humanidad.
Los diputados peronistas escucharon con atención el cruce entre ambos legisladores. A su turno, Humberto Roggero fue el encargado de hacer pública la posición oficial del bloque del PJ. Poco antes del comienzo de la sesión, en una reunión del bloque, el pampeano Jorge Matzkin intentó, sin éxito, imponer la posición de Carlos Menem de respetar los votos obtenidos por Bussi (ver nota aparte). Roggero, sin grandilocuencia, dijo que “no queremos venganza, queremos saber dónde están nuestros compañeros caídos” y concluyó anunciando que acompañarían la posición de la Alianza de frenar la jura de Bussi como integrante del cuerpo. Poco después los legisladores del PJ levantaron la mano sin chistar, incluso Matzkin.
Desde un palco especial para invitados observaron las alternativas el ex presidente, Raúl Alfonsín, el hijo del presidente electo, Antonio de la Rúa, el futuro secretario de Cultura y Comunicación, Darío Lopérfido, y el designado ministro de Infraestructura, Nicolás Gallo. Por el lado del PJ estuvo presente el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota. La futura primera dama, Inés Pertiné, llegó temprano y se retiró cuando el clima en la Cámara comenzaba a caldearse.

 

Brecht sirve para todo

Son extrañas las vueltas que tiene la vida. Sobre todo cuando ésta pone al opresor utilizando argumentos del oprimido. Ayer ocurrió algo parecido cuando Ricardo Bussi defendía a su padre. El vástago del militar no dudó en recurrir a la conocida parábola de Bertold Brecht que reza la desdicha del ciudadano a quien no le preocupa la discriminación, la persecución y la tortura hasta que le toca en persona “pero cuando ya es tarde”. Bussi hijo anunció a los diputados que a su padre ayer le tocaba el turno. En realidad el general comenzó a preocuparse porque teme que por fin la Justicia lo llame a pagar sus deudas.
En 1976 Angel Pisarello era presidente de la UCR tucumana, abogado defensor de presos políticos y el único que presentaba hábeas corpus por los desaparecidos. El 24 de junio ocho encapuchados, que se identificaron como integrantes de las fuerzas de seguridad, ingresaron a las 3 de la madrugada. Lo sacaron a golpes y amenazas. Seis días después apareció su cuerpo “reventado por la tortura” en un parque de Santiago del Estero. Aurora, la esposa del abogado, todavía recuerda con dolor esa noche. Pero al decir del hijo de Bussi, al entonces dictador no le importó porque no era abogado. El 20 de junio de 1977, Juan Carlos Vittar, un estudiante tucumano de 20 años, fue secuestrado por un grupo de tareas del Ejército mientras visitaba a una amiga en la localidad de Monteros. Elsa, su madre, se murió sin saber nada de él. Seguramente a Bussi no le importó porque no era el tipo de estudiante que pretendía la dictadura. Pero ayer el hijo del militar se equivocó al compararlo con el personaje de Brecht. Como dijo Nora Cortiñas de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, “a Bussi lo persigue la Justicia por asesino y ladrón”.


 

MATZKIN DEFENDIO AL DICTADOR EN EL BLOQUE DEL PJ
“Pido que haya libertad de conciencia”

Por Adrián H. Mouján

t.gif (862 bytes) “Si el bloque va a rechazar el pliego de Bussi, yo voy a abstenerme en la votación y pido que en el justicialismo haya libertad de conciencia a la hora de votar.” Con esta frase, el pampeano Jorge Matzkin pretendió enrarecer el clima en el bloque del PJ, tras realizar una defensa de la posición favorable a la aprobación del diploma del ex gobernador tucumano. “Jorge, el bloque ha resuelto impedir la jura de Bussi y enviar su pliego a la Comisión de Poderes y Reglamento que va a estudiar las impugnaciones y a decidir si está inhabilitado o no. Esa es nuestra decisión, vos podés hacer lo que quieras, aunque yo te pido que te encolumnés junto con nosotros”, lo cruzó el titular de la bancada peronista, Humberto Roggero. Ante el panorama adverso, el viceministro de Interior sólo musitó: “Si ésa es la decisión, yo la voy a apoyar”.
Aunque el bloque del PJ había resuelto el martes por la noche que iba a impedir el juramento de Antonio Domingo Bussi para derivarlo a la comisión que estudiara las causas que existen en su contra, ayer por la mañana hubo una nueva reunión para informar a los recién llegados sobre la decisión, y para librar una batalla en la bancada con el menemismo que no quiere que se fracture la alianza con el represor.
Un rato antes del cruce con Roggero, el pampeano había defendido la postura que impulsa el propio Carlos Menem, quien busca que su aliado tucumano llegue a la Cámara. “No podemos dejar de respetar la soberanía popular. A Bussi lo votó la gente en Tucumán. Hay que tener cuidado porque hoy se lo hacemos a Bussi, pero mañana se lo pueden hacer a uno de los nuestros.” Luego de enumerar esta serie de argumentos, a Matzkin le salió al frente el ex gobernador tucumano Amado Juri, quien iba a presidir la sesión por ser el más veterano. “Matzkin, yo respeto lo que usted dice pero no lo comparto. Antonio Bussi es un asesino, un ladrón, un hipócrita y un farsante. Es el hombre que ordenó el secuestro y asesinato de la mitad de mis ministros, de dirigentes del partido, de gremialistas, de estudiantes. Ahora sabemos que también robó bebés. No puedo dejar que este hombre se siente en el recinto”, fue la dura alocución de Juri, quien selló el destino de la posición probussista que esbozaron algunos menemistas.
Otros menemistas, como la salteña Leila Chaya, reclamaron que se adoptara la misma actitud con el senador salteño Roberto Ulloa, o con el flamante diputado de la Alianza Ricardo Gómez Diez, quien proviene del partido Cruzada Renovadora. “Gómez Diez fue el titular del Registro Civil en Salta durante la gobernación de Ulloa: firmaba los certificados de defunción a los NN”, aseguró Chaya. Para evitar que la discusión se empantanara, un colega apuntó: “Ahora estamos tratando el tema Bussi; para Gómez Diez, después habrá tiempo”. A la salida de la sesión, muchos peronistas lanzaban todo tipo de críticas contra Matzkin. Todos coincidieron en que sus argumentos y los de Ricardo Bussi, hijo del represor, eran muy similares. “La frasecita esa del respeto a la voluntad popular es la misma que usó Ricardito. Cómo puede ser que estos tipos que atentaron contra la democracia hablen del respeto a las decisiones del pueblo. No extraña que el hijo quiera justificar al padre, al asesino, pero aquí muchos defendieron a su amigo, el asesino”, le dijo a este diario un diputado patagónico.
Varios diputados peronistas acusaron al secretario de Seguridad, Miguel Angel Toma, de realizar una tarea intimidatoria, ya que, según relataron, recorría los pasillos del recinto diciéndoles a sus colegas: “Son unos boludos, le impedimos el ingreso a Bussi. Y en Senado la Alianza lo banca a Ulloa”, en referencia al ex gobernador de la última dictadura militar, quien según los organismos de derechos humanos no tiene causas en su contra.

 


 

Llegó el día tan soñado por el Rafa Pascual

Delarruista de la primera hora, fanático de Huracán, jefe de la campaña presidencial. Ya es presidente de la Cámara de Diputados.

Rafael Pascual consiguió, tras pulsear con Federico Storani, la presidencia de la Cámara.
Tiene 48 años, tres hijos, militó en el balbinismo y en el delarruismo.

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t.gif (862 bytes) “Vamos a realizar una auditoría y vamos a dialogar con todos los sectores”, dijo ayer el nuevo presidente de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, quien prometió iniciar un proceso de “transparencia y modernización” en la Cámara baja.
Rafa Pascual –casado, tres hijos– tiene el perfil de un político tradicional, de un radical tradicional y de un delarruista tradicional. Nació en Parque Patricios, en donde todavía vive. Hincha fanático de Huracán, Pascual es rápido para la réplica y puede pasarse horas de sobremesa. Toma vino tinto y cada tanto, en algún asado familiar en su quinta de Ezeiza, se anima a cantar –muy mal– un par de tangos. Sus detractores dicen que no tiene una gran formación intelectual. El responde que la política tiene más que ver con la calle que con los libros.
Su militancia inicial en la Facultad de Derecho de la UBA imitó a la de muchos radicales porteños, con sólo dos diferencias: no fue concejal y no logró recibirse de abogado. En 1983, con el renacimiento de la democracia, el grueso del radicalismo se abroqueló en torno de la fulgurante figura de Raúl Alfonsín. Pero Pascual permaneció fiel a sus orígenes en el balbinismo y apoyó la precandidatura de Fernando de la Rúa. “Fueron días duros para los balbinistas”, dice cada vez que recuerda esos años.
Fue electo diputado en 1997, perdido en los últimos lugares de una lista sábana. En 1993, cuando Alfonsín firmó el pacto de Olivos contra la opinión de De la Rúa, Pascual tuvo que renovar la lealtad hacia su jefe: en las internas radicales jugó a favor del antipactista Federico Storani, quien se convertiría con el tiempo en su gran rival dentro del bloque de diputados de la UCR. Creció en simultáneo con el ascenso de De la Rúa, quien lo designó jefe de campaña. Sentado en su amplio despacho del comando de campaña, custodiado por tres bonitas secretarias, Pascual se tomaba un rato todos los días para responder al PJ. Cuando Eduardo Duhalde encabezó el Tren de la Esperanza, por ejemplo, Pascual respondió que “en lugar de tomar el tren, Duhalde debería tomarse el buque”.
A pesar de su larga trayectoria, Pascual no cultivó el alto perfil, quizá porque rechaza las invitaciones a los programas de TV. “No me gusta que me reconozcan en la calle”, explica siempre a modo de disculpa. Prefiere pasar desapercibido y tiene algunos tics de los radicales de otra época: al igual Ricardo Balbín, Pascual nunca salió de la Argentina.
Luego de las elecciones del 24 de octubre, Pascual comenzó una dura disputa con Storani hasta que De la Rúa se inclinó por su operador dilecto. Así, a los 48 años, Pascual accedió a la jefatura de Diputados, cargo que tiene la ventaja de contar con una relevancia institucional indudable y que, después de tantos años, le permitirá mantenerse alejado de los vaivenes políticos –y del humor– del nuevo presidente.



 

ES PRESIDENTE PROVISIONAL DEL SENADO
Ovación para Genoud

t.gif (862 bytes) José Genoud fue elegido ayer presidente provisional del Senado. Raúl Alfonsín, Carlos “Chacho” Alvarez y Graciela Fernández Meijide se sumaron a los senadores, que lo aplaudieron de pie.
Genoud –52 años, casado, tres hijos– nació en Mendoza, en donde desarrolló su carrera política. Estudió Derecho a distancia en la Universidad de Santa Fe. Cada vez que iba a rendir un examen a esa ciudad, Genoud compartía la pieza con el rionegrino, Horacio Massaccesi.
En 1973, luego de liderar la Juventud Radical de Mendoza, se presentó como candidato a diputado provincial, pero no logró ingresar ante la aplastante victoria del peronismo. Al igual que Fernando de la Rúa y que Rafael Pascual, que ayer fue elegido titular de Diputados, el origen de Genoud puede rastrearse en el balbinismo, hegemónico en el radicalismo de Mendoza. En 1983, apoyó a De la Rúa en la interna partidaria.
A pesar de que Raúl Alfonsín se impuso cómodamente en la interna, Genoud negoció un acuerdo entre las diferentes líneas internas y secundó en la fórmula para la gobernación al alfonsinista Felipe Llaver, quien triunfó por un estrecho margen. Su elección como senador nacional en 1986 le permitió exhibir su excelente oratoria, lo obligó a trasladar su domicilio a la Capital Federal y a espaciar sus tardes de pesca en los ríos de su provincia. En 1992 fue elegido presidente de la bancada con el apoyo de un grupo de radicales de diferentes provincias. El federalismo es uno de los conceptos más repetidos en sus discursos.
A principios de este año lanzó su candidatura para la gobernación. El Frepaso no aceptaba la postulación de Genoud, quien tampoco lograba despertar grandes simpatías en el electorado. En marzo, Genoud renunció a su candidatura y criticó duramente a otro mendocino, el frepasista Alberto Flamarique, al que acusó de hacer campaña en su contra. Pero tuvo su revancha. Aunque en un principio se barajaron varios nombres, finalmente obtuvo el triple aval de Raúl Alfonsín, Carlos “Chacho” Alvarez y Fernando de la Rúa, quienes lo respaldaron como el candidato indicado para representar el espíritu federal de la Alianza en la Cámara de Senadores.

OPINION

 

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