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De la Rúa y la CGT en tratativas
de un matrimonio por convivencia

El presidente electo, Fernando de la Rúa, se reunió con el sindicalismo que hasta ahora había jugado con el peronismo. Fueron todas promesas de buenas relaciones.

Una veintena de dirigentes, encabezados por Rodolfo Daer, estuvo durante más de dos horas con De la Rúa.
“No vamos a hacer una mala lectura. Sabemos que la gente votó por el cambio y vamos a colaborar”, dijo Luis Barrionuevo.

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Por Diego Schurman

t.gif (862 bytes) Dulce, muy dulce. Fernando de la Rúa y los sindicalistas de la CGT se trataron como los recién casados en la luna de miel. Si hasta las habituales rondas de café amargo fueron reemplazadas por puñados de caramelos Sugus. Ni el presidente electo habló de ajuste ni los dirigentes gremiales de medidas de fuerza. Todos coincidieron al analizar la crítica situación del país y todos se comprometieron a “consensuar” medidas para paliar la desocupación.
El matrimonio, claro está, es por conveniencia. De la Rúa necesita un sindicalismo contenido. La CGT aspira recuperar los espacios de poder que fue perdiendo a lo largo de diez años de gestión justicialista.
El presidente electo abrió la reunión en el Hotel Panamericano con un breve panorama de la realidad económica, obviamente muy distinta a la que ofrece por estos días Carlos Menem.
Rápidamente, Rodolfo Daer reconoció la “franqueza” de De la Rúa. Y le propuso formar un consejo tripartito –que incluya al empresariado– para estudiar maneras de revertir la situación. En verdad, la iniciativa del titular de la CGT no fue improvisada: ya había sido discutida entre los sindicalistas como una manera de equilibrar posiciones con el establishment, que tendrá su espacio en el consejo asesor presidido por el economista Fernando de Santibañes.
–No vamos a hacer una mala lectura de las elecciones de octubre. Sabemos que la gente votó por el cambio y vamos a colaborar –se despachó Luis Barrionuevo para ratificar la impronta dialoguista de la central sindical.
El dirigente gastronómico mantiene un diálogo fluido con Enrique Nosiglia, operador en las sombras del radicalismo. Con él negocia en estos días la manera de retener su estructura de poder en el PAMI, la obra social de los jubilados que quedará bajo la órbita del Ministerio de Acción Social. Además del PAMI, fueron materia de conversación las obras sociales, el trabajo en negro y los elevados índices de desocupación.
Sorprendentemente, la única voz disonante del encuentro fue la de Armando Cavalieri, un negociador nato. El mercantil dijo que el designado ministro de Defensa, Ricardo López Murphy, en su carácter de economista jefe de FIEL, debía saber de los números reales del presupuesto en vez de mostrar sorpresa. Durante al campaña, López Murphy fue blanco de las críticas de la CGT por proponer un recorte del 10 por ciento de los sueldos para equilibrar las cuentas.
Después de ese “intervalo” siguieron tirándose flores. De la Rúa mostró la necesidad de “modernizar” las normativas laborales, pero siempre que se discutan dentro del marco de las convenciones colectivas de trabajo. Esto es, que tengan la aprobación de los sindicalistas.
Como si fuera poco, el presidente electo aseguró que a iguales condiciones la Alianza priorizará la producción nacional frente a la extranjera. Hubo, en ese sentido, algunas propuestas de los dirigentes gremiales. Fue entonces cuando De la Rúa sugirió que las vuelquen a un escrito y se las giren a Alberto Flamarique, quien no abrió la boca durante toda la reunión.
El designado ministro de Trabajo no fue el único que optó por el silencio. Carlos “Chacho” Alvarez, quien se sumó a mitad del encuentro, prefirió mantenerse en un segundo plano. El vicepresidente electo sabe de las preferencias de los capitostes sindicales por los radicales en desmedro de los frepasistas. Aún así, el gesto del Chacho, quien saludó uno por uno a los presentes, tuvo un valor simbólico.
A los postres, hasta los propios gremialistas se entregaron a las chanzas al observar el buen trato que le prodigaban los mandatarios electos.
–Está tan golosa la Alianza que nos recibe con toneladas de caramelos -exageró un sindicalista. –Pero ojo muchachos, no nos confundamos que estos Sugus son de los ácidos –se despidió Barrionuevo.

 


 

LLACH TIENE VACANTE LA SECRETARIA DE EDUCACION SUPERIOR
Un espacio difícil de llenar

Por Nora Veiras

t.gif (862 bytes) ”Esta es una jugada de ajedrez de esas que te dejan pensando porque uno no tiene idea hacia dónde apuntan”, comentó un rector radical todavía sorprendido por la designación de Juan Llach como ministro de Educación del gobierno de la Alianza. La sorpresa de los rectores radicales se refleja en las dificultades para definir quién ocupará la estratégica Secretaría de Educación Superior de la cartera educativa. El rector de la Universidad Nacional de Salta, Juan Carlos Gottifredi, se reunió ayer con Llach pero según dijo a Página/12 “todavía no tuve ni el ofrecimiento”. Por otra parte, en la Secretaría de Ciencia y Técnica que pasará de la órbita de Educación a Presidencia, el diputado Dante Caputo ratificó su aceptación luego de que el propio presidente electo, Fernando de la Rúa y su vice, Carlos “Chacho” Alvarez, le aseguraran el manejo de la Comisión Nacional de Energía Atómica y de la Comisión de Investigaciones Espaciales.
El rector de la Universidad de Buenos Aires, Oscar Shuberoff, puso el grito en el cielo cuando se enteró de la designación de Llach y corrió a reunirse con De la Rúa. Anteayer, nueve rectores radicales se encontraron en el Comité Nacional de la UCR para definir una estrategia común y reforzar la candidatura de Gottifredi. El radicalismo ya colocó al diputado Andrés Delich en la Secretaría de Educación y aspira a rodear con tropa propia al ex viceministro de Domingo Cavallo. “Con Delich hablamos dos veces y fueron suficientes para darme cuenta de que coincidimos -diría más de lo necesario– para trabajar juntos”, comentó Llach a este diario. El resultado de la conversación con el rector salteño no habría sido tan cordial.
Apenas terminó el diálogo en el estudio de Llach, Gottifredi se dirigió al rectorado de la UBA para debatir con Shuberoff y dirigentes de Franja Morada. “Fue una conversación dura, Llach dejó en claro que sea quien sea el que ocupe esa secretaría tiene que responder a él y no a la ‘corporación’ universitaria”, comentó uno de los radicales que no está dispuesto a resignar ningún espacio de poder. “Coincidimos en la necesidad de incrementar la calidad y en buscar la manera de que la universidad se inserte mucho más en el seno de la sociedad como una institución apreciada, valorada, sensible, con transparencia”, dijo el rector salteño que acordó en mandarle por escrito al designado ministro algunas ideas sobre el desarrollo de la educación superior.
En el área de ciencia y tecnología, Caputo consiguió que le garantizaran las áreas que quería. Sólo falta definir si el Instituto de Tecnología Industrial quedará bajo la jurisdicción de la Secretaría de Industria o podrá ser absorbida por la remozada secretaría que comandará el ex canciller. El titular del Instituto de Investigaciones de la Universidad Nacional de Quilmes, Mario Albornoz, es número puesto para la subsecretaría o área de investigación científica pero todavía no está definido quién será el responsable del área de aplicación tecnológica. Albornoz también fue sondeado para ver si hablaría con Llach sobre la posibilidad de ir educación superior.

 

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