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“Mi amigo George” visita a “Menem, líder mundial”

Inesperadamente, el ex presidente Bush aterrizó en Buenos Airesen un avión privado “para pesar truchas en la Patagonia”. Menem recibió a su amigo en Olivos y lo invitó a jugar el golf.

Brindando, jugando al golf en el Jockey Club, de charla en Washington.
La inesperada amistad de los dos presidentes nació en 1989, con una “colada” del argentino.

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t.gif (862 bytes)  Desde la primera vez que se vieron, cultivaron una relación epistolar. “Querido Carlos”, “Mi amigo George”, estilan decirse. Nunca les faltaron razones para elogiarse mutuamente. El ex presidente de Estados Unidos, George Bush, acuñó para Carlos Menem la frase “es un líder mundial”. El argentino le dijo en los jardines de la Casa Blanca, durante una visita de Estado, “Mister President, gud blis iu” en lugar de God bless you. Un blooper que fascinó a los presentes. Ayer, a diez días del pase de mando, Bush apareció sorpresivamente en Buenos Aires. Aterrizó en el Aeroparque Jorge Newbery en un avión privado con matrícula de Houston, Texas. En el Gobierno aseguran que “sólo vino en una visita de descanso y a pescar truchas al Sur”, pero no podía dejar de pasar a ver a su amigo entrañable.Apenas pisó suelo argentino, rodeado de estrictas medidas de seguridad y con cuatro acompañantes, Bush fue para la quinta de Olivos, donde Menem le tenía listo el chalet de huéspedes que ya conoce bien de visitas anteriores. La agenda del ex mandatario norteamericano, que se quedará cinco días, no parece estar demasiado cargada. A la tarde, fiel a su costumbre, los dos amigos jugaron al golf en el Jockey Club. Bush viajará hoy “a algún lugar de la Patagonia a pescar truchas”, dijeron voceros de la Casa Rosada.Como suele suceder cada vez que Menem y Bush entran en contacto, funcionarios opositores y también oficiales reviven el recuerdo de los intentos de George Bush hijo de concretar negocios en estas tierras. En 1994 el semanario The Nation puso al descubierto una serie de presiones que George W. Bush, invocando su apellido, había ejercido en 1988 para lograr favores del gobierno argentino para la firma texana Enron, vinculada con su familia. Ayer, atajándose, funcionarios del Gobierno intentaron restar importancia al viaje de Bush. “Vino a pescar, nada más, pero claro que es más tentador hacer un análisis de que están haciendo negocios o que el tipo quiere comprarse una casa en Anillaco”, dijeron allegados al Presidente. “Menem y Bush tienen una gran amistad”. El argentino implantó la modalidad de personalizar las relaciones políticas con Estados Unidos. Así quedó establecido en su primer encuentro con Bush, el 25 de setiembre de 1989, durante la cena de gala de la asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York. Menem tenía un lugar asignado en una mesa de colegas latinoamericanos, pero esperó el momento justo: cuando Bush estaba a punto de sentarse se le plantó en la silla de al lado fingiendo no ver las señas indignadas del personal de ceremonial. Fue cuando le dijo “somos del mismo palo”, una frase que lo marcó para siempre. Bush le dio la primera prueba de amor a Menem cuando en 1990 hizo su primera visita oficial a pesar del alzamiento carapintada. El vínculo logró el equilibrio justo durante la Guerra del Golfo, cuando Menem decidió, sin consultar al Congreso, enviar dos buques a la zona del conflicto para apoyar a la fuerza multilateral liderada por los americanos contra Irak. Bush, en adelante, se mostró complacido por el ajuste económico (habló de la política económica argentina como “un verdadero milagro”) y el desmantelamiento del misil Cóndor. Una dosis de tenis y de golf ha sido el signo distintivo de los encuentros, un hábito con el que hasta se animaron a desafiar la lluvia marplatense. Menem fue invitado por Bush a su casa de verano en Kennenbunkport donde lo recibió con “un programa para hombres vigorosos”. Consultados por Página/12, voceros norteamericanos dijeron desconocer si Bush aterrizó en estas latitudes por alguna cuestión puntual. Pero están seguros de que Menem le pedirá consejo para seguir su ejemplo y dedicarse a dar conferencias por el mundo, una tarea por la que ex funcionarios de alto rango no cobran menos de 30 mil dólares cada vez.

 


 

BAGNASCO ENVIARA DOCUMENTACION A BRASIL
Las coimas de IBM en el Mercosur

Por A.M.

t.gif (862 bytes) El presidente Carlos Menem firmó un decreto por el cual autorizó el envío a Brasil de la documentación judicial referida al caso IBM-Banco Nación para que ese país juzgue a los dos directivos de la casa matriz involucrados en el escándalo informático provocado por el pago de una millonaria coima. Hace quince días el juez federal Adolfo Bagnasco dejó sin efecto la orden de captura internacional de Robelí José de Líbero y Marcio Kaiser, dos ejecutivos de la casa central de IBM que viven en Brasil. El magistrado pretendió indagarlos para determinar qué responsabilidad tuvieron en el pago de coimas que esa empresa habría realizado para obtener el contrato del proyecto informático Centenario del Banco Nación. Pero Brasil se negó en reiteradas oportunidades a extraditarlos por tratarse de personas nativas de ese país, y le pidió a la justicia argentina que envíe las pruebas para juzgarlos en su propio territorio. Bagnasco tampoco tuvo suerte con Steven Lew y Peter Rowley –los otros dos ejecutivos de la casa matriz imputados–, porque Estados Unidos informó a principios de noviembre que no concederá su extradición.Bagnasco ya envió copias de las partes del expediente referidas a los dos brasileños a la Cancillería. El decreto 1397/99, también firmado por el ministro de Justicia, Raúl Granillo Ocampo, y por el canciller Guido Di Tella, facultó al Ministerio de Relaciones Exteriores a remitir al Ministerio de Justicia brasileño las evidencias de la causa 2229/94 caratulada “Millán, Alfonso y otros s/defraudación en perjuicio a la administración pública, denunciante: Pinetta, Santiago”. Uno de los investigadores que siguió el caso desde su origen especuló ante este diario con la improbabilidad de que la justicia brasileña los condene.Líbero era el gerente de operaciones de IBM en América latina al momento de la polémica maniobra, mientras que Kaiser se desempeñaba como director de Servicios en el subcontinente. Líbero se jubiló en 1996 y vive en Miami. Kaiser dejó la Big Blue en 1995 y ahora trabaja en una empresa de insumos informáticos.

 

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