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Cómo es y qué quiere la extraña alianza anti-OMC

Manifestantes y policías antidisturbio cara a cara en la lucha por el control de la ciudad.
“Vamos a cambiar la OMC o nos vamos a librar de ella”, advirtió el sindicalista James Hoffa.

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Página/12 en EE.UU.
Por Mónica Flores Correa Desde Nueva York

t.gif (862 bytes)  La Acción Global del Pueblo, la coalición de manifestantes que está arrasando Seattle, es una mezcla heterogénea. Sus miembros más moderados quieren que la Organización Mundial de Comercio (OMC) incluya regulaciones laborales y ambientales más estrictas, idea a su vez fuertemente resistida por países de Asia y América latina, cuyas economías se benefician con un mercado de trabajo barato. La moderación, sin embargo, no cundió en la retórica. James P. Hoffa, titular del sindicato de los camioneros, cuyos miembros desfilaron por Seattle aunque sin provocar incidentes, advirtió: “Vamos a cambiar la OMC o nos vamos a librar de ella”. En el rechazo a la OMC se han encontrado codo a codo representantes de las visiones más dispares. Ralph Nader, activista de la izquierda estadounidense y defensor de los consumidores, se hizo presente en Seattle, y también Pat Buchanan, el político populista y ultraconservador que en el otro extremo del espectro político aspira a convertirse en la voz de los blue collars, la clase trabajadora norteamericana. En el ecléctico conjunto figuran también activistas contra el sida, que sostienen que el organismo desalienta la producción de drogas contra la enfermedad en los países del Tercer Mundo, y ambientalistas disgustados porque la OMC no obliga a EE.UU. a que imponga un tipo de red que permita la evasión de las tortugas de mar, una especie en peligro de extinción, en caso de que sean atrapadas en la pesca. La Liga de Resistentes contra la Guerra también se ha estado desplazando por las calles de la ciudad de los cafés Starbuck’s, argumentando que el gasto militar no está incluido en la regulación del organismo, fomentando así el peligroso aumento de los arsenales en los países subdesarrollados. Y los miembros de la religión pagana Wicca, unas 60 mujeres autodenominadas “brujas”, viajaron de California a Seattle para protestar porque la OMC no se ocupa “de los ecosistemas sino de respaldar a las corporaciones transnacionales”.El rechazo a la OMC trascendió la frontera de Seattle e impregnó la incipiente campaña presidencial estadounidense. En Nashville, Tennessee, en el cuartel de campaña del vicepresidente y candidato Al Gore, unos 30 manifestantes se reunieron el martes a la noche para expresar su indignación con la reunión internacional. No hubo ningún acto violento, pero los manifestantes lograron entrar en el local político coreando a viva voz: “No, no a la OMC”, ante los perplejos asesores de Gore.

 


 

LAS PROTESTAS FORZARIAN A REPLANTEAR LA AGENDA
Cambiar el mundo, o al menos Seattle

Por J.V.
Desde Seattle

t.gif (862 bytes) Los graffiti anarquistas advertían a los gobiernos del mundo desde las paredes del centro de Seattle: “¡Nunca se olviden del 30 de noviembre”. Apenas hubo que recordarles esto a los 5 mil delegados de 134 países. Muchos no llegaron más allá del lobby de sus hoteles en el día en que comenzaban sus reuniones en la cumbre de la OMC. El caos en las calles se reflejaba en el caos del centro de convenciones y de las salas de reunión. Pero esto no impidió que muchos bloques de poder usaran en interés propio la cacofonía de la movilización democrática de las bases y los desagradables incidentes que siguieron. El negociador comercial norteamericano Pascal Lame dijo ayer que las manifestaciones habían reforzado la resistencia a los intentos de su país para que Europa elimine los subsidios estatales. “Lo que está ocurriendo afuera tiene su efecto en las negociaciones. Hace que la posición norteamericana se torne aún menos viable”, dijo Lame. La avergonzada delegación norteamericana, que fue en gran medida incapaz de asistir a las negociaciones preliminares y se vio reducida a negociar mediante una telefonía congestionada y celulares poco fiables, aseveró que su trabajo no había sido perturbado. Algunos países africanos lamentaron que las protestas habían debilitado su causa al reducir el tiempo disponible para las negociaciones. “Pone presión sobre los países pequeños para que cedan”, afirmó uno de ellos. Otros defendieron a los manifestantes: “Están defendiendo sus derechos, intentan hacer lo mejor que pueden”, dijo un sudafricano. Ayer comenzaban a ponerse en evidencia las primeras bajas de los disturbios en Seattle. Parece seguro que la Unión Europea (UE) dará marcha atrás en su posición sobre si se debe crear en la OMC un grupo de trabajo para investigar asuntos de biotecnología. Previamente, Europa había dicho que la biotecnología tendría que ser abordada por un tratado aparte de la UE, que les permitiría a los países miembro imponer restricciones por motivos ambientales o de salud a la importación de comidas y la agricultura genéticamente modificadas.

 

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