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Los H.I.J.O.S hicieron el primer
escrache en moto, auto y bicicleta

En un verdadero tour de la represión, el escrache pasó por las casas de Magnacco, Durand Sáenz, Massera y Bussi.

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Por Romina Calderaro

t.gif (862 bytes)  Fue una suerte de visita guiada y sobre ruedas por los edificios del horror. Los H.I.J.O.S oficiaron de guías del primer "Escrache Móvil" y si algún turista desprevenido se unió ayer al tour, es probable que haya resuelto no volver a la Argentina. La primera parada fue en La Casa de la Provincia de Buenos Aires. "Venimos a escrachar al gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, que en 1975 firmó un decreto para `aniquilar' la subversión y hoy, en democracia, nombra ministro a un represor como Aldo Rico", explicaron. La segunda, en la casa del represor de la ESMA Jorge Magnacco, "un hombre que asistía a las parturientas que daban a luz y regalaba sus bebés a los represores" y la tercera fue en el departamento de Alberto Durand Sáenz, ex jefe del centro clandestino El Vesubio. "Se encargaba de torturar y matar a los detenidos", relataron.

El escrache fue organizado por los H.I.J.O.S, pero se unieron a la protesta gays, lesbianas y travestis nucleados en diferentes agrupaciones, y militantes de partidos de izquierda como el PC y el MST. En realidad, la única condición para participar era querer hacerlo. Algunos viajaron en auto, muchos llevaron sus bicicletas y los que no tenían vehículo se acomodaron en el acoplado de un camión. A juzgar por la euforia que demostraron, la incomodidad no pareció molestarles.

La caravana salió de Callao y Rivadavia. Desde un altoparlante, una chica invitaba a sumarse a los transeúntes. "Vení con tu auto o con tu bicicleta, si estás a pata nosotros te llevamos. Vamos a escrachar a los genocidas hijos de puta que siguen libres", gritaba. A Ruckauf no le gustará saber --o sí, nunca se sabe-- que rumbo a la casa de la provincia, un cantito lo igualó a los represores de la dictadura. "La cumbia de los milicos/ la bailan los asesinos/ ¡Y vos también Ruckauf!", se oía. La casa provincial, en Callao al 200, estaba vacía, salvo por los policías que la custodiaban delante de las vallas. Para ellos también hubo homenaje: "Olé, olé, olé, por una pizza reprimís a tu mamá", les cantaban.

Después de recordar los antecedentes del flamante gobernador bonaerense, los H.I.J.O.S partieron a Marcelo T. de Alvear y Rodríguez Peña, a la puerta del edificio donde vive el ex médico de la ESMA Jorge Magnacco. "Este represor entregaba a los hijos de las parturientas detenidas a los represores que no podían tener hijos", explicaron. Y subrayaron, no sin orgullo, que "en democracia, trabajaba en el Sanatorio Mitre, pero después de que le hicimos cuatro escraches, uno por semana, lo tuvieron que echar. La visita guiada continuó en la casa del jefe del centro clandestino El Vesubio, Alberto Durand Sáenz. Los H.I.J.O.S terminaron la tarde en el domicilio de los dictadores Emilio Massera y Antonio Bussi. Ambos tienen departamentos en Libertador y San Martín de Tours.

 

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