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EL MISTERIO DE LA CASA QUE LOS YABRAN NO PUEDEN VENDER
El juego de los mil ladrillos

La familia Yabrán se desprende de varias propiedades, entre ellas las mansiones de Martínez. La venta de un palacete en la calle Ombú del Barrio Parque está frenada porque una llamada telefónica advirtió que el solar, en verdad, pertenecería a Menem.

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Por Susana Viau
t.gif (862 bytes)  El mercado inmobiliario se mueve poco, pero aún así hay quienes tienen expectativas. Por lo pronto, la familia de Alfredo Yabrán ha puesto a la venta buena parte de sus bienes, entre otros sus dos mansiones de Martínez. Una de ellas, la que habitaba el empresario postal hasta poco antes de su muerte, figura entre las ofrecidas en el número 3 de Buenos Aires Magazine, una lujosa publicación del sector. En el medio se asegura que no son sólo dos los inmuebles de los que María Cristina Pérez y sus hijos, cansados de ver su apellido en los periódicos, buscan desprenderse. Y cuentan una anécdota sorprendente. Un par de meses atrás, los Yabrán habrían intentado convertir también en efectivo contante y sonante una hermosa casa de Barrio Parque, pero la gestión se habría frustrado a causa de una inesperada llamada telefónica: la que habría advertido a la inmobiliaria que no siguiera adelante con la operación puesto que, en realidad, el palacete de la calle Ombú 3005 pertenecería al todavía presidente Carlos Saúl Menem.

Y el mundo sigue andando

En mayo trascendió que los herederos de Yabrán habían comenzado a establecer contactos para deshacerse de San Ignacio, la estancia de Gualeguaychú en la que un año antes, el 20 de mayo de 1988, el empresario se había quitado la vida disparándose un cartuchazo en la boca. Son muchos miles de hectáreas, se calcula que 40, los que Yabito, la sociedad constituida para el manejo de tierras, posee en Entre Ríos. Supervisando Yabito está José Felipe, "Toto", como lo conocen en la zona, hermano mayor del difunto. Y como responsable de las oficinas de Yabito en Larroque, el pueblo del que los Yabrán son oriundos, quedó Leonardo Aristimuño, el hombre que lo acompañaba en el momento del suicidio, un "fiel servidor", hermano del Claudio Aristimuño, a quien el también suicidado capitán de navío Horacio Estrada, ex torturador de la ESMA y vinculado a la venta ilegal de armas y al traficante Jean Lasnaud, tenía registrado en una de sus agendas. San Ignacio, cuentan y es razonable que así sea, trae oscuros recuerdos a los Yabrán. Las 1400 hectáreas que están detrás de la tranquera blanca y roja, colores que identifican a las propiedades rurales de Yabito, están valuadas en dos millones y medio de dólares.

A fines de agosto, Bosquemar, la firma que en Pinamar representaba los negocios de Yabrán, también se vendió. Samuel Liberman, ex dueño del canal de cable VCC, a través de la Sociedad Latinoamericana de Inversiones, presidida por Adela Katz, compró por 20 millones de dólares Arapacis, el lujoso apart hotel construido por Yabrán en tiempos en que soñaba obtener la autorización de los Bunge para convertirse en el hacedor del puerto deportivo de los kilómetros más exclusivos de la costa argentina. El paquete comprado por Liberman incluyó el complejo de cabañas y hoteles Terrazas al Golf. Se dio fe de que Liberman era un buen amigo del empresario postal. Es más, se rumoreó que uno de los teléfonos hallados en San Ignacio tenía una línea directa con Liberman y ya prófugo Yabrán se comunicó en varias oportunidades con él. Las versiones hicieron pensar que la venta de Bosquemar no era sino una cortina de humo destinada a lavarle la cara al emprendimiento hotelero, que había quedado herido de muerte luego del asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas. En todo caso, nada más que Narbay (Yabrán al revés), el chalet veraniego de la familia, seguiría manteniendo en el balneario el recuerdo de la estirpe Yabrán.

Les iba llegando el turno a las casas. Y en octubre se dispuso la liquidación de las dos que el empresario poseía en la localidad de Martínez. A diferencia de las otras casas ofrecidas por Manuel Galante & Asociados Propiedades, de la mansión que ocupaban los Yabrán en tiempos felices no se suministra precio. Lo de mansión está lejos de ser una exageración. De ese modo la califica la inmobiliaria Galante: "Martínez --dice el epígrafe que acompaña las dos fotos--. Barrancas con excelente vista. Importante mansión sobre 16.000 metros cuadrados de terreno, 1500 metros cuadrados construidos. Ascensor. Parque con añeja arboleda". A continuación promete: "ABSOLUTA RESERVA". No hay en la página otro aviso con semejante aclaración. Aunque, es cierto, la "reserva" en la terminología de los agentes inmobiliarios se traduce como "secreto" cuando el idioma que se habla es el de Alfredo Yabrán. Se trata de la Mansión del Aguila, así llamada porque fue adquirida por los propietarios de Aguila Saint. Está en Pueyrredón 1501, en la pendiente hacia el río y hace unos años fue valuada en 8 millones de dólares, cifra estimada como baja en el mercado.

La otra mansión de Martínez, también salida a la venta, está cerca de ésta, en Alvear 1495. Allí festejó sus 15 años Melina, la única hija mujer del empresario, y se comenta que era utilizada para reuniones con políticos y empresarios necesitados de discreción. Ocupa una hectárea y resulta difícil apreciarla. Amurallada, con una garita que la custodia en una esquina, la segunda mansión tuvo sus bemoles. Sembrada de custodios, comunicada por números telefónicos cuyos titulares no se encuentran allí pero sí estaban apuntados en la libreta de direcciones de Gustavo Prellezo, junto a la clave que identificaba a Gregorio Ríos: "ACA 24 horas". Es que Ríos, el acusado de instigar para terceros el asesinato de Cabezas, el morocho de rostro intimidatorio al que defienden los abogados más caros del foro, Jorge Sandro --ligado al estudio de los hermanos Hugo y Jorge Anzorreguy-- con el asesoramiento de Marcelo Zancinetti, el experto que dio letra para impedir la legitimación de la figura del arrepentido, era el jefe de los cinco custodios de la residencia por un salario principesco para la tarea pero insuficiente para los honorarios de sus letrados: 5 mil pesos por mes. La casa no está a nombre de los Yabrán ni de ninguno de los familiares que solían oficiar de testaferros del jefe de la familia. Su dueña es Riverside Venture Corp., una sociedad inscripta en Panamá. De ser la versión que abrió esta nota tan cierta como suena, en el revoleo patrimonial se escapó la casa de Ombú 3005.

Es mía, mía

La zona de Palermo Chico o Barrio Parque, según la denominación menos vulgar, es la "milla de oro" porteña, un rincón de la capital con rotondas y diagonales, un laberinto silencioso y arbolado en el que se mezclan las embajadas, el prestigio, las grandes fortunas o las nuevas riquezas que aprovecharon la decadencia ajena. El lugar, en fin, donde todo argentino que haya llegado aspira a vivir. Allí llegó a afincarse la actriz Mirtha Legrand, allí sigue viviendo el periodista Mariano Grondona, allí hizo construir Victoria Ocampo, con diseño de Le Corbusier, una casa demasiado vanguardista para el gusto de la gran burguesía agraria y a la que el tiempo pondría en manos de la ex modelo Claudia Sánchez, quien a su vez la ha alquilado al ingeniero Mauricio Macri, presidente de Boca Juniors.

En el corazón de Barrio Parque está la residencia de Ombú 3005-7, una propiedad que heredaron los hermanos Doublet. En agosto de 1990, con la muerte de la persona que la ocupaba en usufructo y a cuyo nombre figura aún la línea telefónica, se formalizó la venta. La casa estaba edificada sobre una parcela de casi mil metros cuadrados y su superficie cubierta era de 800. El precio de venta fue de 4720 millones de australes, 800 mil dólares. Un montón de dinero, sobre todo si se tiene en cuenta que los números de los expertos sospechan que su precio real debe haber oscilado entre el millón trescientos y el millón y medio de dólares. El comprador fue Carlos Eduardo Orte Garrido, quien lo hizo para la sociedad Talcoren S.A., en su carácter de presidente y miembro del directorio. Talcoren no era una sociedad panameña, era uruguaya, como Daforel, aquella por la que pasaron sumas compatibles con las comisiones de la venta ilegal de armas, o como la que tiene la titularidad de la casa de la calle Echeverría al 3500 y que en verdad pertenece a Zulemita Menem, quien a su vez, en una auténtica inversión biológica, se la ha legado a su padre para que tenga dónde hacer noche cuando se instala en la Capital.

Un arquitecto remodeló Ombú 3005 al gusto de los nuevos propietarios. La ornamentó, puso espejos en el techo del comedor. El lugar, sin embargo, permaneció deshabitado con la única visita diaria de una mucama que acude a limpiarla y abrir sus ventanas para evitar que el olor a encierro y el moho la deprecien. En los últimos meses, la familia Yabrán acordó con la inmobiliaria Benegas, Muro & Larralde la venta de esa propiedad. El negocio lo acercó un productor de la firma, Patricio López Saubidet, cuyo padre, se asegura, había trabajado con "don Alfredo". En la casa de la calle Ombú, incluso, fue visto uno de los hijos del empresario postal y el vecindario --echando mano al sistema deductivo que indica que si tiene cuatro patas, mueve la cola y ladra es un perro-- refuerza el dato de que el inmueble había formado parte de sus bienes. El petit hotel con jardín al fondo comenzó a ofrecerse y mostrarse a los interesados al precio de 4 millones y medio de dólares.

Pese a los esfuerzos y el esmero de Benegas, Muro & Larralde, Ombú 3005 no se vendió. En el ambiente inmobiliario juran y perjuran que López Saubidet quedó alelado cuando desde el otro lado del teléfono Alberto Kohan, secretario general de la Presidencia, le indicó que suspendiera cualquier tipo de operación puesto que la casa pertenecía a Carlos Menem. Página/12 buscó contrastar el dato y recibió una misma respuesta de memoriosos y funcionarios de inteligencia: "Es la casa en la que se pensó poner a Zulema cuando Menem la echó de Olivos. Después se reconsideró porque era un desatino".

 

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La casa de Pueyrredón al 1500

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El interior de una mansión magnífica

 

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