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LOS CAPTORES PAQUISTANIES BAJARON SUS DEMANDAS
Porque Alá no lo permite

Los secuestradores del avión indio fueronconvencidos por los talibanes de que pedirdinero por los rehenes sería antiislámico.

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Jóvenes talibanes carganbotellas con agua para los secuestradores y los pasajeros del avión.En Pakistán, musulmanesmanifiestan contra el gobierno de la India, al que culpan delsecuestro.

The Guardian de Gran Bretaña
Por Suzanne Goldenberg Desde Nueva Delhi

t.gif (862 bytes)  Los piratas que tienen secuestrados a 160 pasajeros en un fétido avión indio desde hace una semana redujeron ayer el precio de su libertad al dar un paso atrás en sus demandas, que amenazaban con romper el frágil equilibrio de las trabadas negociaciones. Gracias a la presión de la milicia talibán, que gobierna de facto el 80 por ciento de Afganistán y que actúa como el disgustado anfitrión en el drama de la ciudad sureña de Kandahar, los islamistas armados aceptaron ceder dos de sus reclamos para liberar a los rehenes. El argumento que funcionó como la llave para destrabar el conflicto fue simple: los talibanes lograron convencerlos de que pedir efectivo por las cabezas de sus rehenes era una actitud “antiislámica”. Los soldados talibanes que fueron autorizados a ingresar en el avión para retirar los desechos y limpiar los baños aseguraron que los pasajeros ya no tienen los ojos vendados y que estaban manejando bastante bien su encierro, a pesar de que se veían “pálidos, cansados y exhaustos”. Un militar comentó que escuchó a uno de los pasajeros cautivos hablando y riendo. Y agregó que vio a otros jugando a las cartas, al ajedrez y a juegos de mesa, mientras otros leían diarios y revistas. “Parecían relajados”, agregó. El ministro indio de Relaciones Exteriores, Jaswant Singh, describió la situación de los rehenes como “confortable, a pesar de las malas condiciones y del encierro largo y forzado. Tienen a su disposición medicinas y cuidado médico. Ha sido provista la máxima atención posible para mantener las condiciones de higiene y sanidad en la aeronave”. Un funcionario indio que llegó hasta Kandahar junto al equipo negociador enviado por el gobierno de Nueva Delhi describió que un ingeniero indio fue autorizado a entrar en la cabina del piloto el martes para realizar trabajos de reparación y mantenimiento. Pero dos de los secuestradores le apuntaron todo el tiempo a la cabeza y al pecho, y el técnico no tuvo permiso para abandonar la cabina ni ver a los pasajeros, precisó.Informaciones anteriores habían señalado que los aeropiratas –cuya organización ya secuestró a dos británicos y a otros tres turistas occidentales en 1995– liberarían a sus 160 prisioneros a cambio de que el líder paquistaní actualmente preso en una cárcel india, Mohammed Massoud Azhar, fuese puesto en libertad. En la noche del martes, los captores habían exigido a los negociadores indios 200 millones de dólares, la exhumación y entrega del cadáver de Sajjad Afghani, fundador de la organización Harkat-ul-Mojahedin, y la liberación de otros 35 militantes encarcelados.En un comienzo pareció que la puja en las demandas pondría un freno para que las negociaciones dieran resultado. Pero entonces los talibanes se plantaron como mediadores a pedido de Nueva Delhi, después de un prolongado encuentro entre líderes religiosos (shura). El encargado talibán de Asuntos Exteriores, Abdul Wakil Mutawakil, confirmó que el régimen persuadió a los secuestradores de que no sería una acción acorde a los principios islámicos reclamar un rescate en dinero por los pasajeros secuestrados ni pedir la exhumación del cuerpo de Afghani, que fue asesinado en junio durante un incidente sospechoso al que el gobierno indio calificó como un motín en la cárcel en la que estaba detenido. Los captores declaman su militancia islámica: pertenecen a la agrupación Harkat, enfrentada con el gobierno de Nueva Delhi por el estado indio de Kashmir, el único de mayoría musulmana y que pretenden anexar a Pakistán.Esta concesión parece haber abierto la puerta para que las negociaciones continúen. Pero el desenlace de la crisis no parece lo suficientementerápido para los talibanes. La milicia islámica está cada vez más preocupada por la dramática situación y teme ser acusada como responsable si todo termina en un final sangriento. El “ministro” talibán Mutawakil lo sintetizó ayer en pocas palabras: “Si los indios no encuentran una solución para este problema, nuestra próxima medida será pedirles a los secuestradores que se retiren inmediatamente. Si no, los forzaremos”.

 


 

IRANIES VENDEN SUS ORGANOS PARA ASESINAR A RUSHDIE
Riñones para matar al hereje

t.gif (862 bytes) Más de 500 iraníes se han comprometido a vender sus riñones a fin de reunir fondos para cumplimentar cuanto antes el asesinato ritual de Salman Rushdie, acorde con la sentencia de muerte emitida contra el autor británico de origen indio hace diez años. Se asegura que este bizarro proyecto de recolección de fondos fue ideado por milicias islámicas en la ciudad santa iraní de Mashhad, donde obtuvieron el respaldo de funcionarios de la fuerza de élite de la Guardia Revolucionaria. Detalles del plan fueron difundidos por el diario Kayhan, que representa a la corriente fundamentalista islámica. El diario informó que 508 personas, incluyendo a seis musulmanes que no eran iraníes, habían prometido vender uno de sus riñones. La ley islámica les permite a sus fieles ofrecer sus órganos a la venta al mejor postor. Un banco de órganos del Estado supervisa ese proceso. Kayhan dijo que se publicarían por Internet mayores detalles del proyecto de venta de riñones, en un intento de atraer apoyo internacional. En 1989, el difunto Ayatollah Khomeini emitió una fatwa instando a que Rushdie fuera asesinado en castigo por la supuesta blasfemia que había cometido en su extensa novela Los versos satánicos. El año pasado, el gobierno iraní declaró que ya no buscaba lastimar al escritor, lo que le permitió a Rushdie salir a la superficie y comenzar algo parecido a una vida normal luego de pasar una década oculto. La noticia de ayer fue un desagradable recordatorio de que la fatwa es un decreto religioso, emitido al margen de la autoridad de un gobierno secular que es incapaz de derogarlo, por lo que para muchos musulmanes se mantiene siempre vigente. El distanciamiento con respecto a la fatwa del gobierno iraní fue visto como un esfuerzo genuino de lograr contactos con Europa, que abrirían la posibilidad de mayor comercio e inversiones. Pero la contienda entre el presidente iraní Mohammed Khatami y los fundamentalistas islámicos que intentan mantener viva la visión de un estado coránico de estricta observancia continúa con toda su fuerza, y el destino de Rushdie –perdonarle la vida o ajusticiarlo– permanece imbricado con la batalla ideológica interna. Poco después de que el gobierno del presidente Mohammed Jatami se apartara de la fatwa, una fundación islámica conservadora, Khordad-15, ofreció una recompensa de 2 millones y medio de dólares por la cabeza del escritor, suma que aumentó después a 3 millones. La fundación declaró repetidas veces que la fatwa seguía en pie. La asociación de Estudiantes del Hezbollah en la universidad de Teherán ofreció por su parte una recompensa, menor, de 300 mil dólares. El año pasado, Kayhan había informado de otra recompensa: una pequeña aldea en la costa del mar Caspio había ofrecido parcelas de tierra, un huerto grande, una casa y diez alfombras para cualquiera que matara al escritor. En febrero, el Ayatollah Hassan Saneii, el líder de Khordad-15, emitió una declaración en la que afirmaba que “la idea de la aniquilación de Rushdie sigue estando muy vigente, y sólo espera el momento apropiado para ejecutarse”.

 

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