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Por M. Fernández López
Tangos a la siesta
¡Papi, papi están destruyendo la calle! Salgo y no es la calle, sino mi vereda: con pico están iniciando un boquete para implantar una columna. Somos de Video Cable, me dicen. A los gritos los amenazo con llamar a la policía, y paran de romper. Al rato, envalentonado, deseoso de darles un escarmiento, llamo de veras a la policía: Vea, no podemos intervenir para no tener conflicto con la Municipalidad, llame al 110 y pida el número. Me dan el número. Mientras me atienden, me hacen escuchar tangos. Llamo porque están rompiendo mi vereda (yo soy el responsable). Espere que lo comunico. Vuelven a salir tangos y en el medio una voz grabada no dude en llamar a emergencias Defensa Civil. Aprovecho y llamo, pero sólo me atienden los tangos. Desisto y me pregunto: Si en mi vereda hubieran puesto una bomba de tiempo, ¿espero a que me atienda Defensa Civil, o me salvo yo y que los demás revienten? Insisto, y luego de más tangos, una voz -¿sería una grabación?- me indica que no autorizan a implantar columnas en veredas, sino a cableados subterráneos, y que si son de VC debo reclamar a la empresa o bien dirigirme al CV (consejo vecinal). ¿Negociar? Llamo a VC y me dicen que ellos no enviaron a nadie. ¡Claro, lo hacen a través de contratistas y subcontratistas! Me acerco a la cuadrilla y al que parece capanga le espeto: Usted ha invadido un espacio público que la municipalidad confió a mi cuidado. Además me causa deseconomías externas, porque afea el frente, por los cables transitan ratas y por las columnas se suben los ladrones. Le ofrezco transferirle mis derechos de propiedad a cambio de una compensación pecuniaria. El hombre me mira con ojos dilatados y toma distancia. Al día siguiente, toda la cuadra tiene implantadas columnas metálicas, verde claro. Saco en limpio: sea de quien sea VC, tal vez de una multinacional, su filial vernácula usa gratis espacios públicos, como los viejos imperios coloniales sacaban recursos de Asia o Africa, sin pedir permiso a nadie y tratando a sus habitantes como de palo. ¿A quién sorprende que sus ganancias sean extraordinarias y que luchen entre ellos para prenderse a ubres tan rebosantes de leche? ¿Por qué los servidores públicos no escuchan mis reclamos (ninguno quiso saber quién era ni de dónde llamaba)? ¿El sistema está armado para hacer la vista gorda, consentir la depredación y coparticipar de las ganancias de los depredadores?
Estado asociado
En toda nuestra vida -independiente o colonial- no faltaron iniciativas para resolver problemas internos renunciando a una parte o a la totalidad de la soberanía. Desde coronar a nobles foráneos hasta entregarnos como provincia a alguna gran potencia. Hipólito Vieytes, desde las páginas de su Semanario, creó un ambiente receptivo al pensamiento de Adam Smith. Como si estuvieran atentos, a poco cayeron las dos Invasiones Inglesas. Posadas envió a Belgrano y Rivadavia a Londres, en misión diplomática. Antes que llegara, el sucesor de Posadas, Carlos María de Alvear, escribía al Marqués de Clastlereagh, ministro de Gran Bretaña, un 25 de enero: Estas provincias desean pertenecer a la Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. En esos momentos, Ricardo ideaba el modo de conectar tierras fértiles a las islas británicas, sino por anexión, por comercio. Un modo de entenderlo a Ricardo era enseñar sus ideas, y Rivadavia a su regreso, tras fundar la Universidad de Buenos Aires, en 1823 creó la cátedra de Economía Política, basada en la experiencia de Malthus como docente en la Compañía de Indias y en Elementos de economía política, de James Mill, que divulgaba la economía ricardiana, traducido por un pariente suyo, James (Santiago) Wilde, contador de la provincia de Buenos Aires y autor del primer plan de contribución directa, implantada por Rivadavia en 1821. El esquema de división del trabajo en que se insertó la Argentina en la segunda mitad del siglo XIX fue el propuesto por Ricardo al parlamento inglés en 1815. Inglaterra aceptó generosamente la deuda pública argentina, que permitió construir ferrocarriles y puertos, para enviar alimentos a las islas británicas. El sistema actual de papel moneda convertible es una adaptación del establecido en 1899, que a su vez era copiado del introducido por Inglaterra en la India un año antes. Alfred Marshall, a comienzos de siglo, recomendaba estudiar la conexión británico-argentina. Cuando Inglaterra convocó al Commonwealth en 1932 a una conferencia sobre carnes, Argentina se vio excluida, y el vicepresidente sostuvo que Argentina es económicamente, parte integrante del imperio británico. El Banco Central se creó en 1935 según un proyecto del perito inglés Sir Otto Niemeyer, adaptado por Raúl Prebisch. Ayer, Alvear y Castlereagh. Hoy...
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