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SUPLEMENTO ESPECIAL Página/12 WEB- 21 de noviembre de 1999
La Universidad de Quilmes lanza una maestría al ciberespacio

La universidad virtual creada por la UNQ hace ocho meses ya cuenta con 150 alumnos estudiando on line. En marzo del 2000, inaugurará dos nuevas licenciaturas y una maestría en Ciencia, Tecnología y Sociedad.

”Internet supera el shock tecnológico que provocaba la vieja computadora. Internet es amigable. Aumenta la interacción y contiene afectivamente”, dice Mario Greco, desde la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), en un diagnóstico elaborado tras los meses iniciales en la vida de la primera universidad virtual del país. Para el 2000, la UNQ lanzará al ciberespacio dos nuevas licenciaturas y una maestría: la licenciatura en Ciencias Sociales y Humanidades, y otra en Hotelería y Turismo. También se sumará la maestría en Ciencia, Tecnología y Sociedad, que ya se dicta en forma presencial. Hoy, 150 alumnos toman clases on line, participan en debates informales, reciben avisos de los profesores, chatean y toman café en un ciberbar. Además, disfrutan de una biblioteca digital con toda la bibliografía necesaria para sus materias.
“Un campus virtual es un esfuerzo tecnológico por montar en Internet un espacio de interacción que reúna todas las características de una universidad real”, sigue Greco, vicerrector de Gestión y Planeamiento de la UNQ. A la existencia en el campus de todos los espacios tradicionales se agrega una ventaja: “Contra lo que puede pensarse, logramos una interacción mayor entre los actores. Todos, profesores, alumnos, tutores, gestores (los administradores académicos del campus), están conectados en todo momento y a toda hora”, subraya.
La primera experiencia virtual de la UNQ –impulsada por el rector Julio Villar– se inició en marzo pasado con los cursos de ingreso y una licenciatura en Educación. Entre los alumnos hay dos japoneses y un brasilero, además de los que se conectan desde los más remotos rincones del país. El promedio de edad es de 44 años. “Y la mitad es la primera vez que tiene una computadora en casa”, advierte Greco. Esta es la clave que le permite establecer que Internet puede funcionar como una herramienta de democratización. “La sociedad de la información produce un nuevo sujeto, mucho más activo y crítico –dice–. El alumno es casi un investigador que tiene todo frente a su pantalla y va a empezar a cuestionar el saber limitado del profesor y de una disciplina. Es un aporte al desarrollo del pensamiento crítico y a la democratización del conocimiento.”
Desde marzo del 2000, todas esas ventajas también se incluirán en la licenciatura en Ciencias Sociales y Humanidades, orientada a profesores sin formación universitaria y a alumnos que tengan 15 materias aprobadas en cualquier disciplina. Y a la licenciatura en Turismo y Hotelería, pensada para egresados de carreras terciarias. “Los graduados que por su profesión deben residir en Bariloche, Salta o Ushuauaia podrán disfrutar todas las ventajas del campo virtual, y complementar y profundizar su formación técnica sin moverse de casa”, dice el vicerrector.
La maestría en Ciencia, Tecnología y Sociedad también estará, desde marzo, en el ciberesepacio. Los alumnos que la cursan en forma presencial podrán optar por cursar on line. En el área de posgrados, también se lanzará un curso de periodismo digital. Y ya hay propuestas de titulaciones conjuntas con la Universidad Católica de Valparaíso (Chile).
La Universidad Virtual de la UNQ fue posible gracias a un convenio con la pionera Universidad Abierta de Cataluña (UOC). Ahora, la UNQ se sumará al Instituto de Investigación en Internet de la UOC y compartirá su doctorado en Sociedad de la información virtual.
Para los que no quieran despegarse de la pantalla ni para darse un chapuzón, la UNQ planea ofrecer un amplio surtido de cursos de verano. Informes: Roque Sáenz Peña 180 (Bernal), tel. 4365-7100.

“La escritura se revaloriza”

La experiencia cosechada en 8 meses permitió que la UNQ hiciera un pequeño balance. “La universidad virtual logra revalorizar una herramienta tradicional de la humanidad: la escritura”, dice Greco. “El funcionamiento de la universidad exige que los alumnos escriban lo que aprenden, lo que saben y lo que dudan. Así, se desarrolla una capacidad expresiva en crisis en la educación tradicional”, explica. Cada alumno virtual recibe al inscribirse una casilla de correo electrónico y la conexión con Internet. Además, cuenta con un tutor del otro lado de la pantalla para contestar sus dudas. “La tutoría ayudó a contener la ansiedad inicial, hizo las veces de termómetro de los integrantes del campus”, cuenta. La virtualidad también permitió romper con los límites del calendario tradicional. “Sólo hacen falta 50 alumnos para iniciar un curso. No existe el cuatrimestre, ni el temido mes de marzo”, dice Greco. La pedagogía también se define día a día: “Cada clase es un round. No es lo que dice el profesor sobre un texto, sino todas las críticas y preguntas que van surgiendo. Es otra cosa”.