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Detectives cósmicos y lupas telescópicas

Materia oscura: una nueva pista

Por Mariano Ribas

Los astrónomos avanzaron otro casillero en la búsqueda de la inquietante materia oscura. Y tal vez, sin querer. Hace unos años los telescopios se tropezaron con un curioso objeto al que bautizaron MG 2016+112: es un cuásar ubicado a miles de millones de años luz de la Tierra. Eso no es lo más interesante, de hecho los cuásars, por definición, son los objetos más lejanos del universo, y probablemente sean galaxias muy luminosas y energéticas. Lo verdaderamente interesante es esto: si se apunta un telescopio a la zona donde está MG 2016+112 no se ve un cuásar, sino tres idénticos. Y aquí comienza esta historia.

Lentes gravitacionales

A primera vista puede pensarse en algún tipo de defecto óptico o de una alteración producida por la turbulencia atmosférica. Pero no, el fenómeno es real y nada tiene que ver con los telescopios ni con la atmósfera terrestre: se llama efecto de “lentes gravitacionales”. Y es más o menos así: cuando un enorme grupo de galaxias se encuentra en la misma línea visual que un objeto ubicado más atrás, mucho más lejano, su enorme campo gravitacional desvía y altera la luz del objeto, como una lente. Y ese desvío genera imágenes múltiples para un observador en la Tierra. El caso de la imagen por triplicado del cuásar MG 2016+112 no es el primero ni el último que se conoce, de hecho, a veces se observan cuatro o cinco imágenes idénticas de un mismo cuásar. Se trata de una canción astronómica bastante conocida, pero faltaba una sorpresita muy particular.

¿Y dónde están las galaxias?

Hay un cuásar, hay tres imágenes de él y, obviamente, hay un efecto de lente gravitacional que provoca el triplicado. Los astrónomos calcularon que para generar la ilusión óptica harían falta miles de galaxias como la Vía Láctea interpuestas entre el cuásar y sus telescopios. Y ahora sí viene la sorpresita: no están. En la línea visual del cuásar no se observa ningún supercúmulo de galaxias, ni siquiera un cúmulo común y corriente, sólo un par de modestísimas galaxias. O sea: a primera vista no hay a quién echarle la culpa del fenómeno, porque es obvio que ese par solito no puede generar semejante truco de magia intergaláctica.

Fantasmas cósmicos

Hasta ahora ningún telescopio ha encontrado al supercúmulo culpable de multiplicar la imagen del cuásar. Y sin embargo, parece que allí está. Hace poco un grupo de astrónomos con alma de detectives, al mando del japonés Makoto Hattori, se pusieron a trabajar en el enigmático caso con el ASCA y el Rosat X, dos observatorios robot en órbita terrestre que captan los invisibles rayos X. Luego de meticulosas observaciones, Makoto y los suyos confirmaron que el escurridizo supercúmulo galáctico existe. Y le calcularon una masa que coincidía, casi perfectamente, con la cantidad estimada que sería necesaria para provocar la imagen múltiple del cuásar. Ya era hora de juntar todas la piezas y armar alguna explicación. Un cuásar, una imagen triple, un supercúmulo que sólo se ve en rayos X y dos galaxitas apenas visibles: todo indicaba que se acababa de tropezar con unsupercúmulo de galaxias oscuras, enormes islas de materia que emiten poco o nada de luz. Nunca antes se había encontrado algo así, y nada impide suponer que haya muchos otros grupos de galaxias hípertenues dando vueltas por el universo.

¿Materia oscura?

Tal vez, el descubrimiento del supercúmulo de galaxias oscuras implique una nueva vuelta de rosca al tema de la famosa materia ídem. Hoy en día, buena parte de los astrónomos piensan que la inmensa mayoría de la materia que forma el universo no se ve. O dicho de otro modo: el universo observable es sólo una parte del total. Es posible que estas galaxias oscuras estén formadas mayormente por esta anónima clase de materia. Pero también puede ser que, al menos en este caso particular, sólo se trate de galaxias muy poco luminosas (una especie cósmica bastante conocida) y, a la vez, muy lejanas. La cuestión sólo se resolverá con observaciones más profundas, probablemente a cargo de los mejores telescopios terrestres.

El destino del universo

La materia oscura (categoría en la cual entran desde partículas ínfimas hasta objetos “muertos” del tamaño de Júpiter o más) sólo puede detectarse de modo indirecto, o sea, observando sus efectos sobre la materia visible o sobre la luz. Hace tiempo que los astrónomos corren tras las pistas de la materia oscura, porque quieren saber cuánta existe realmente en el universo. Y no se trata de un dato caprichoso a obtener. En realidad, ese dato encierra el destino final del universo: si la materia total (visible y no visible) supera cierto límite crítico, su propia fuerza de gravedad podría ir frenando la expansión del universo iniciada hace 15 mil millones de años con el Big Bang. Entonces, algún día, todo el universo podría frenarse e iniciar una contracción. Y todo volvería a ser un punto infinitamente pequeño, denso y caliente. Por el contrario, si la materia total no alcanza ese límite crucial, entonces el universo se expandirá por siempre.

Entonces, como se ve, esta historia del cuásar triple y del misterioso y oscuro supercúmulo de galaxias es un episodio más dentro de la apasionante búsqueda de las grandes respuestas. Se trata de entender el nacimiento, la evolución y destino del universo. De todo lo que existió, existe y existirá. Nada menos.