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La pobreza es tan peligrosa como el virus del sida pues entra en el huésped, trabaja en silencio durante años y, cuando muestra su poder y efectos, la víctima sufre serias enfermedades y muere. La gente de clase media también padece la epidemia; en cambio, los ricos nacen con una vacuna propia: el dinero y la sensación de seguridad apuntalan las defensas orgánicas. Por cada rico que muere, fallecen entre dos y cuatro personas de clase media o baja.
Por Gabriela Fairy
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