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secciones ¿Acaso no desea estar comunicado?

por Roni Bandini

Ni siquiera el tango identifica tanto a Buenos Aires como el constante desfilar de los teléfonos celulares. Hay para todos los gustos y presupuestos. Es imposible mantenerse indiferente ante semejante invasión que pareciera no tener límites. Quien no tiene un teléfono aún, seguramente comprará uno; el que ya tiene quizá compre un modelo mejor o incorpore un aparato al auto o le compre uno al hijo. El sonido urbano ya ha incorporado los timbres de llamado y las conversaciones indiscretas unilaterales. Sin lugar a dudas, podría decirse que estamos en medio de una plaga.

De la elite a las masas

Los primeros celulares que ingresaron al país fueron equipos de dimensiones considerables, los Motorola 2600 y 4500x “Bag Phones” -las famosas valijas- que costaban alrededor de $7000 y sólo las tenían altos funcionarios y empresarios. Hoy se consiguen modelos que caben en la palma de la mano, gratis o muy accesibles, al comprar uvas en el supermercado o al pasar por una esquina. Es casi imposible negarse, después de todo, acaso, ¿no desea usted estar comunicado?

Ostentaçao nao tem fin, baterías sim

Muchos modelos poseen funciones para reemplazar el sonido de llamada por una vibración del aparato sólo perceptible para el dueño del teléfono -salvo que lo tuviera sobre una mesa y comenzara a dar saltos como una rana-. También es posible adquirir un dispositivo por $26 para agregar esta cualidad a los teléfonos celulares más antiguos, que no la tienen incorporada.

Entonces, la pregunta obligada es ¿por qué se siguen escuchando los timbres de llamado de los teléfonos celulares?

Al fin y al cabo si se apaga el ruido del teléfono, quizás nadie perciba que está siendo solicitado. En comparación a otras ostentaciones es bastante económica y accesible, sólo hay que comprar uvas o pasar por una esquina y conseguir algunas personas que quieran llamarlo durante una reunión o una función de cine.

Si O.J. Simpson hubiera sabido

El corazón del sistema de telefonía celular está formado por áreas de cobertura de radio llamadas celdas. Cada celda contiene una base para recibir, enviar y direccionar las ondas que transmiten los teléfonos celulares. Tras establecer la comunicación, la base funciona como un puente entre el teléfono móvil y las líneas corrientes de telefonía.

A pesar de lo que dice la teoría, la celda que va a atender las ondas de radio de un celular no puede determinarse únicamente por la ubicación geográfica del usuario dado que hay varios factores adicionales que entran en juego como la capacidad de las celdas y las interferencias típicas de las zonas con alto índice de urbanización.

No obstante, en ciertas zonas sin demasiadas construcciones es posible saber de antemano a qué celda se va a reportar un teléfono celular según la ubicación geográfica del usuario. Estos datos son más importantes de lo que parece ya que bajo ciertas circunstancias permitirían ubicar a una persona que tuviera su teléfono celular encendido. De esta manera es como rastrearon a O.J. Simpson en su huida con la camioneta Bronco por las autopistas de EE.UU. tras el asesinato de su ex esposa.

El hermano mayor te está observando

A pesar de que las compañías de telefonía celular aseguran que los llamados son confidenciales, no hace falta demasiado equipamiento para demostrar lo contrario. Con la ayuda de un teléfono celular pasado de moda, un clip y algunos conocimientos técnicos es posible escuchar llamados de las tres principales compañías de telefonía celular de la Argentina.

La mayoría de los teléfonos poseen un modo de diagnóstico que posibilita la verificación del correcto funcionamiento del aparato. Desde este modo es posible ir cambiando manualmente los canales de recepción y escuchar las conversaciones que se emiten en esas frecuencias.

Las compañías de telefonía celular argumentan que no sería posible escuchar más que unos segundos de conversación debido al constante salto de celdas. Afortunadamente -o no-, el modo diagnóstico también posee una función para lidiar con este tema, ya que muestra en pantalla un código (FOVC) que, con la ayuda de unos cálculos adicionales, informa a qué canal está siendo transportada la comunicación unos instantes antes de ser movida.

También es posible realizar escuchas a números particulares sin demasiado equipamiento. Para ello sólo es necesario un teléfono celular como el OKI 900, una notebook y un cable para conectar los dispositivos que se consiguen en EE.UU. por apenas U$S35. La computadora analiza la información que recibe el teléfono celular y a través de unos programas puede rastrear una serie de llamados hasta dar con el que se desea escuchar. Además de monitorear la conversación también es posible obtener una combinación de códigos, llamados NAM (Módulo de asignación numérica) y ESN (Número serial electrónico), que permiten clonar los teléfonos y realizar llamados cargando la cuenta de algún damnificado.

Ante la falacia de la digitalización que pregonan las publicidades de telefonía celular, es preciso develar que no es garantía de confidencialidad. Para conseguir una comunicación con cierto grado de privacidad es necesario que la información se transmita encriptada por un algoritmo seguro además de encontrarse digitalizada.

Hay compañías extranjeras que ofrecen accesorios de encriptación para telefonía celular. Los mismos tienen precios bastante elevados -alrededor de $1000- y es necesario como mínimo uno de estos dispositivos por cada aparato que va a participar en la comunicación segura.

El medio es el mensaje

En definitiva es cierto que los teléfonos celulares pueden ocasionarle varios problemas como ser escuchado ilegalmente, estafado por clonación o rastreado como O.J.Simpson, pero seguramente no estará pensando en devolver su simpático aparato. ¿O acaso no desea estar comunicado?