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Aquí nomás

Protones y neutrones
contra el cáncer

Por Agustín Biasotti

El grupo de Espectroscopia Nuclear Discreta del Departamento de Física de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que dirige el doctor Andrés Kreiner, trabaja en dos líneas de investigación que pretenden hacer aportes que permitan introducir en el país dos nuevas y prometedoras alternativas terapéuticas para el cáncer: la protón-terapia y la terapia por captura neutrónica en boro.

La primera echa mano a las partículas nucleares de carga positiva llamadas protones y en varios centros médicos del mundo constituye desde hace años una alternativa para el tratamiento de ciertos tipos de cáncer. Hasta el momento, ni la Argentina ni el resto de los países del Hemisferio Sur (Sudáfrica es la excepción) cuentan con la posibilidad de tratar a sus pacientes oncológicos con esta terapia que, a diferencia de la radioterapia convencional, daña selectivamente al tejido tumoral, con lo que afecta en mucho menor medida el tejido sano que lo rodea.

Rayos selectivos

A diferencia de los fotones que se utilizan en la radioterapia convencional, que van disminuyendo su energía a lo largo de toda su trayectoria -desde que ingresan en el organismo hasta mucho después de haber alcanzado el tumor-, los protones depositan casi toda su energía al final de su recorrido. Al graduar la energía, y con ello la profundidad y la dirección del haz de protones, es posible enfocar el haz en el tumor. De esta forma, los tejidos sanos que se encuentran antes reciben muy poca radiación y los que están más allá no reciben radiación alguna. Esto hace de la protón-terapia una muy atractiva opción para tratar los tumores que se encuentren alojados o muy cerca de órganos sensibles como la próstata o el cerebro, que se ven seriamente afectados por la radiación.

“Por el momento, una de las pocas limitaciones de esta terapia es que el tumor a tratar debe estar ubicado en una zona del cuerpo que permanezca quieta, ya que la delimitación exacta de la posición y de la geometría del tumor es imprescindible para aprovechar las ventajas del haz de protones”, apunta uno de los físicos de este equipo de investigación, el doctor Daniel Hojman. “Aún así, investigadores de Alemania y Japón ya están trabajando en tratar de sincronizar el haz con los movimientos de algunos órganos”, agrega el doctor Kreiner.

“En el acelerador de partículas Tandar hemos logrado producir un haz externo de protones y lo estamos utilizando, en colaboración con un grupo de investigadores del Departamento de Radiobiología de la CNEA, para irradiar cultivos celulares y animales de laboratorio. Nuestro objetivo es constituir un grupo de trabajo para conseguir, en un futuro, un acelerador de mayor energía, ya que la que obtenemos en el Tandar no es suficiente para llevar a cabo radioterapia.”

A la caza de neutrones

A diferencia de la protón-terapia, con la cual ya han sido tratados más de 20.000 pacientes, la terapia por captura neutrónica en boro está aún en pañales. Si bien sus principios fueron postulados hace más de treinta años, recién se encuentra atravesando los ensayos clínicos que pretenden determinar cuál es la dosis adecuada.

Esquemáticamente, esta terapia se realizaría de la siguiente forma: primero se “dopa” al tumor con alguna sustancia rica en boro (un elemento que tiene una gran capacidad de absorber neutrones) y luego se lo irradia con un haz de neutrones, lo que produce una reacción que destruye las células tumorales sin afectar al tejido que no ha absorbido boro.

“Algunos compuestos que contienen boro tienden a fijarse selectivamente a las células tumorales”, explica Hojman. “Una vez que el boro ha capturado los neutrones -continúa Kreiner-, se transforma en un núcleo inestable que explota en dos fragmentos, una partícula alfa y un núcleo de litio que se frenan inmediatamente dentro de la célula. Cuando se frenan dejan una densidad de energía muy alta capaz de matar a las células tumorales.”

De hacerse realidad, la terapia por captura de neutrones en boro permitiría tratar tumores cerebrales muy agresivos y diseminados que no suelen responder a los tratamientos disponibles. Sin embargo, aún quedan muchas cuestiones por resolver y, entre las más importantes, se destacan: ¿cuáles son los compuestos de boro que tienen una mayor selectividad para fijarse en el tejido tumoral? y ¿cuáles son las fuentes de neutrones más apropiadas para llevar adelante esta terapia?

Con respecto al primer interrogante, son muchas las sustancias que actualmente se encuentran bajo la lupa. Según Kreiner, “los compuestos de boro disponibles se fijan entre tres y cuatro veces más en células tumorales que en tejido sano. Y si bien ésta es una buena relación, ampliarla a diez permitirá bajar notablemente la intensidad con que se irradia al paciente. La temática está siendo estudiada por investigadores del Departamento de Radiobiología de la CNEA”.

Aceleradores de protones

En cuanto a las fuentes de neutrones más apropiadas, si bien hoy en día se utilizan los reactores, hay una alternativa: los pequeños aceleradores de protones. “Existe una percepción generalizada de que si esta técnica va a tener éxito será a través de su aplicación con pequeños aceleradores, porque los reactores son equipos caros, grandes y complejos, imposibles de instalar en los hospitales”, comenta Kreiner. “Es aquí donde el grupo de Espectroscopia Nuclear Discreta, capitalizando su experiencia en física de aceleradores, está tratando de hacer aportes”.

Por el momento, y volviendo a los reactores, radiobiólogos, químicos, médicos, físicos e ingenieros de la CNEA trabajan actualmente para implementar esta técnica en el reactor experimental del Centro Atómico Bariloche, donde ya se ha puesto a punto un haz de neutrones apropiado.