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Todo x 1.99 y algo más

La amiga argentina de U2
Conduciendo a Mister Bono

JAVIER AGUIRRE

”Lo primero que me dijo Bono cuando se enteró de que yo era argentina fue: `¿Y qué carajos hacés acá en Irlanda, con este frío y esta lluvia?’ Es que los irlandeses se la pasan quejándose del clima”, aclara Patricia O’Shea, muchacha de 29 años, nacida en Palermo, y desde 1988 habitante de Dublín.

La chica, bendecida por el pasaporte irlandés de su abuelo, viajó a la isla (a Irlanda, no a Cuba) hace once años, dispuesta a estudiar inglés, pero empezó a trabajar en relaciones públicas de varios restaurantes, y terminó quedándose a vivir. Uno de los lugares en los que trabajó fue el restaurante de Norman Hewson, el hermano de Bono (Paul Hewson). Para mediados de 1996, época de grabación de Pop, ella estaba al frente del catering de los músicos.

-Los chicos tienen muy buena onda, y nos hicimos amigos enseguida.

-¿Los chicos ...? ¿U2?

-Sí. Especialmente The Edge, Bono y Paul McGuiness, el manager. Adam y Larry son más secotes.

Conocida como Patito en Buenos Aires, y como Tricia en la Eire, ella comparte habitualmente salidas nocturnas con las superestrellas. “Allá, salvo alguno que esté muy borracho, a ellos nadie se les acerca por la calle ni para pedirles autógrafos ni para sacarles fotos. Están todos acostumbrados; es tipo: `¡Mirá, ahí va The Edge!’ Claro, vive en la otra cuadra.”

Patricia conoce la casa de Bono en Killiney Hill, y una vez hasta recibió a la banda en su casa para ofrecerles un asado bien criollo: “Eso fue bastante complicado, primero porque Adam y Larry son vegetarianos, y segundo porque yo en mi puta vida había hecho un asado. Con ayuda de un libro zafé, aunque lo que salió era más barbecue que asadito”, confiesa.

La amistad con la banda llevó a que, cuando se programó el Pop Mart Tour, los U2 le ofrecieron a Patito oficiar de intérprete y guía de turismo durante su estadía en Buenos Aires, en febrero de 1998.

-La pasaron muy bien acá. Flashearon con el público de los shows, no podían creer que todos supieran todas las letras, y me hicieron leerles todos los diarios y todas las revistas. Les interesa mucho qué dice la prensa sobre ellos. Lo que fue bravo fue cuando me dijeron que querían conocer the real Buenos Aires, porque habían visitado sólo lugares tipo Puerto Madero. Yo vengo todos los años a pasar las fiestas, pero no conozco qué lugares están de moda. Por suerte, con ayuda de algunos amigos y hermanos, los llevé a un par de lugares copados. Un día de semana a la noche, por ejemplo, fuimos a un restaurante chiquito medio bohemio que es de un amigo mío, de hace mucho tiempo. Lo llamé por teléfono y le dije: “Hola, soy Patricia, la irlandesa -no hablábamos desde hacía años-, estoy con unos amigos de Irlanda y vamos para allá”. Cuando llegamos ahí, un batallón entre los que estaban los U2, en el restaurante no lo podían creer. Sacaron los vinos más caros y toda la comida. Me acuerdo que esa noche tocaba una banda, que hacía una mezcla de rock y folklore, Las Muñecas, que estaban más preocupados por ver masticar a Bono que por tocar.

Colaboradores de Amnesty International y preocupados por cuestiones humanitarias, también los U2 quisieron saber algunas cosas sobre la Argentina: “Me preguntaron un montón de cosas sobre el país, desde costumbres hasta política. Hablamos de las Madres de Plaza de Mayo, del caso Cabezas, y como a ellos les habían ofrecido conocer a Menem y sacarse unas fotos, me preguntaron ‘¿Qué onda el Presidente?’”

-¿Y qué les contestaste?

--Bueno, les conté algunas cosas de su gobierno. Y decidieron no conocerlo.


Nuevo-viejo disco de Megadeth
Argentina-Japón, un solo corazón

MIGUEL MORA

Las cuevas disqueras del resto del planeta tendrán dos opciones ¿japonés o argentino? El primer mundo de las ediciones discográficas nos abre las puertas y todo gracias a Megadeth. Como aperitivo de espera hasta su próximo disco de estudio la banda de Mustaine editó este Cryptic Writings: No Voices In Your Head, un mini álbum de cinco canciones extraídas del original Cryptic Writings (“Vortex”, “Trust”, “A Secret Place”, “She-Wolf” y “Almost Honest”), en versión especial para karaoke. La sorpresa continúa en el precio: ¡se consigue a tan sólo cinco mangos! La compra se justifica para animarse a armar el propio cantobar metálico, completar la colección de Megadeth o poder escuchar “She-Wolf” acústica (como la interpretaron en La Capilla del Recoleta). La ecuación “precio + exclusividad = calidad” es totalmente rentable.