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Todo x 1.99 y algo más

El turista más bonaerense

Qué lindo ser turista en Buenos Aires era el lindo nombre de un feo tema de Man Ray. A partir de ahora, ése será el nombre de esta pequeña sección en la que, con la actitud displicente e irresponsable del turista -que opina sobre todo y sobre todos- juzga y teoriza, apologiza y critica, y que final y inexorablemente se va, como la vida misma, como todo buen turista. El turista también tiene raptos altruistas, y recomendará e informará cuando le plazca. Por ejemplo: ese grupo con nombre blasfémico y actitud reverencial: Dios, La Santísima Trinidad (voz, bajo y batería) convertida en una sola persona, tendrá en este apocalíptico y mediático 1999 la posibilidad de editar su primer disco. También aquí, en esta sección, el turista se permitirá preguntarse algunas cosas: ¿Existe realmente el sida? ¿Estaremos entrando en un período de Feudalismo Empresarial con Grandes Controles? ¿Volverá a su nivel Panchito Guerrero?

¿Habrá suicidios masivos celebrando la llegada del nuevo año? ¿Será el chamamé-dub el ritmo que bailarán frenéticamente los jóvenes en las Raves Intergalácticas del próximo siglo? ¿Sabía usted que Perez Companc gastó 400 millones de dólares por Molinos? ¿Hay vida después de la muerte? ¿Podrá volver el turista autista a su país o se quedará en la Argentina para siempre? ¿Por qué la gente con tendencia a la obesidad usa la camiseta de la Selección Argentina? Por último, una obsesión estética: al margen de su esbelta y fornicable figura, Dolores Barreiro ¿no tiene un rostro definitivamente desgraciado? ¿Sabía usted que uno de los tres mejores médicos del mundo es argentino? Nuestra realidad está llena de lugares y aspectos que no hemos mirado nunca. A través de los ojos irritados y perdidos de este turista, tal vez podamos ver en ella otra dimensión: la dimensión cualquierista.

El turista

20 años

Vicius

El 12 de octubre de 1979, la policía encontró a Nancy Spungen, la novia de Sid Vicious, muerta de una puñalada en el estómago en su habitación del Chelsea Hotel de Nueva York. Sid fue acusado del asesinato, y puesto en libertad bajo una fianza de 50.000 dólares. 10 días después, Sid intentó suicidarse cortándose las muñecas con un cuchillo.

Poco después, la mamá de Sid, Beverly, viajó a Nueva York para estar con su hijo. Como tenía miedo de que lo llevaran preso si lo encontraban comprando drogas, ella misma le consiguió una dosis de heroína, y estuvo con él cuando se la inyectó en un departamento del Greenwich Village. A la mañana siguiente, cuando fue a despertarlo para servirle una taza de café, lo encontró muerto. Entre los papeles de su hijo, encontró un poema mamarracheado, con el sencillo título de “Nancy”. Decía: “Eras mi bebita/ y conocías todos mis miedos/ era tan feliz cuando te tenía entre mis brazos/ y te secaba las lágrimas con besos, pero ahora te fuiste/ queda sólo el dolor y no puedo hacer nada/ no quiero vivir esta vida si no puedo vivirla para vos”. Sid quería ser enterrado junto a Nancy: pero ella fue sepultada en un cementerio judío donde no se aceptaban no judíos. Finalmente cremaron a Sid en Nueva Jersey. Pero su madre estaba determinada a cumplir la voluntad de Sid. Junto a su hermana Eileen Pond (una fotógrafa punk) y sus amigos Howie Pyro de D-Generation y Jerry Only de los Misfits, Beverly trepó el paredón del cementerio judío de Filadelfia, y en contra de los deseos de la familia Spungen, esparció las cenizas de su hijo sobre la nieve que cubría la tumba de Nancy.

Una pequeña historia, a veinte años
de la muerte de Sid Vicious, el mayor
mito que dio el punk en la historia del rock
.

 

U n  t r i b u t o   a l   p a p á   d e  M a r i l y n  M a n s o n

El sub-40 de Alice

Apadrinado nada menos que por Frank Zappa, Alice Cooper siempre le adosó a su música una importante cuota de espectáculo y la escuela teatral del Grand Guignol encontró en él a su exponente roquero. Eran días en que las familias de Estados Unidos se asustaban porque un cantante se maquillaba un poco, se paseaba en público con una constrictor al cuello y hacía que se decapitaba en sus conciertos. Un tipo que tuvo como amigos a Dalí y Vincent Price. El primero admiraba sus presentaciones y con el segundo filmó una película para televisión de su primer álbum solista Welcome To My Nightmare. Pero además de la parafernalia Alice Cooper hizo muy buenos discos y esa etapa que va de 1971 a 1976 es la que una generación de músicos quiso homenajear en Humanary Stew: A Tribute To Alice Cooper. No es el primero (en 1993 hubo uno, lleno de grupos hasta hoy desconocidos), pero sí el que tiene las figuritas más conocidas y sorprendentes. A manera de parejitas, algunas inesperadas, el álbum se puebla de ilustres músicos de la década del ochenta. Dave Mustaine ya había versionado para una película “No More Mr. Nice Guy”, pero no quiso quedar afuera y junto a Marty Friedman se animaron con “School’s Out”. Una mitad de Motley Crue, Vince Neil y Mick Mars se anotó con “Cold Ethyl” y la de Def Leppard, Joe Elliot . Phil Collen, hizo lo propio con “Under My Wheels”. La cuota sorpresa la ponen el ex Who Roger Daltrey, que con el reaparecido Slash van con “No More...” y en tono de ex Guns N’ Roses, Duff McKagan y Matt Sorum se asocian a Steve Jones para una buena versión de “Elected”. El desfile de nombres sigue con Bruce Dickinson, Ronnie Dio, Glenn Hughes, Zakk Wylde y Dee Snider entre los más conocidos. O sea, un combinado senior del rock que le da al disco un sabor muy especial digno de coleccionistas. Y está editado en la Argentina. Sorpresa y media.

MIGUEL MORA