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los mecenas

Un famoso ex y un artista plástico son las caras visibles de una modalidad junta-todo para la música que se piensa y hace desde las máquinas. Cada uno en su estilo y de acuerdo a sus posibilidades, han iniciado pequeños proyectos destinados a registrar todo eso que anda dando vueltas por la ciudad desde hace un tiempo. De todos ellos, los “niños mimados” San Martín Vampire se hacen notar por su incierto futuro.

Casi nada hace ver estas oficinas como el lugar de trabajo de un músico de rock. A no ser por el astronauta en miniatura de cromo (premio MTV por “Ella usó mi cabeza como un revólver”, en la sugestiva categoría Video de las masas), bien podría ser el cuartel de un analista de sistemas joven y triunfador que cuida la limpieza de su oficina con celo de maniático. La iconografía informática le da a todo un color fin de milenio muy acorde y, cuando aparece el hombre en cuestión, paso ágil y porte de yuppie, el cuadro parecería cerrar. Pero no. Es Charly Alberti en la base de operaciones de su nuevo sello discográfico destinado a editar bandas argentinas de música genéricamente denominada dance. El primer paso de Alberti editor se llama Insomnia, un compilado que incluye temas de Audioperú, El Signo y Frecuencia Infinita. Y para fines de marzo se calcula que ya estará listo el segundo cd, Station A, una colección de trabajos de los DJ’s argentinos de siempre: D+D (Ro-k y Cid), Oliverio y Dr. Trincado, entre otros.

-¿Cómo viviste el furor de las raves en Buenos Aires?

-Yo estuve involucrado en todas las de Parque Sarmiento que se hicieron el año pasado. Fundamentalmente, creo que todo pasa por una cuestión de educación. Mucha de la gente que empezó a ir a una rave, no tenía idea siquiera de que esa música se podía hacer, acá, de esa calidad. En Argentina hubo cosas dance -.entre comillas- que fueron de muy baja calidad. Pero esto es otra cosa: es música electrónica de alto nivel. Yo vi la reacción de muchos chicos cuando se encontraron con que la música que estaban bailando, la estaba tocando una banda en vivo. De golpe se dieron cuenta de que había otra forma de ver a una banda, no sólo quedarse parado mirando al escenario.

-¿En qué se diferencian las raves argentinas frente a las europeas, por ejemplo?

-En Europa hay una cultura de años. Definitivamente hay un movimiento de DJ’s y música electrónica mucho más evolucionado. Creo que acá, en un momento, la cosa se fue un poco de las manos. La masividad no estuvo mal, pero sí la velocidad con que creció. Eso también hablaba de una necesidad de la gente. Hoy hay muchas personas que están buscando esa música y muchas discotecas que la están pasando. ¿Ves? Otra cosa buena de las raves fue meterles a muchos las palabras en el culo. Se acabó eso que creen algunos de que la gente solamente come mierda. Ahí se vio que si das cosas buenas, la gente las acepta. Los mismos que alguna vez bailaron Pechito con pechito o Ace of Base, ahí estaban bailando música electrónica de alto nivel. Se les dio la opción y la tomaron. Eso hace pensar que bueno, nuestro país evoluciona.

-¿Lo relacionás también con el acercamiento cada vez mayor de los grupos de rock argentinos a la electrónica?

-Es que es una estupidez, como músico, rechazar la tecnología. Te aseguro que para hacer música con aparatos hay que saber. Ya hay una nueva generación de músicos que nació con la tecnología y busca máquinas que le puedan ampliar al máximo las posibilidades. El otro día me hicieron escuchar un poco el último disco de los Redonditos. “¡Eh!, mirá, hacen todo electrónico...”, me decían. A mí me pareció genial. Los tipos están demostrando que quieren buscar otras fronteras. Si la gente que los sigue considera que por eso dejan de ser los Redonditos, me parece una estupidez.

El suelo de la génesis de Proa Rec 001, un interesante compilado de música electrónica local, es el de la terraza de la Fundación Proa, en la Boca. Desde hace dos veranos, los domingos al atardecer se presentan allí artistas y DJ’s argentinos como Pommerenck (cantante y programador de Victoria Abril), DJ Peggyn (Babasónicos), D+D, Estupendo, Trineo, Daniel Melero, Trincado, Leo García, DJ Oliverio, Zig Zag y sigue la lista. De eso, de esos conciertos con máquinas a un lado de las grúas herrumbradas y los barcos anclados como para siempre en la orilla del Riachuelo, surgió este sello independiente que pretende ganarse un lugar en el exiguo mercado discográfico de la música electrónica. Quince tracks que se pueden escuchar como una primera entrega de la enciclopedia del house, el drumm’n’bass y el ambient, en versión porteña. “Me ocupé de que los temas incluidos en este compilado no tuvieran partes cantadas. La letra a veces le quita lo universal que tiene la música instrumental. Lo puede escuchar cualquiera en el mundo y lo entiende”, dice Sergio Avello, artista plástico y responsable del ciclo de conciertos y de la edición de Proa Rec 001.

“Yo no sé nada acerca de las reglas del mercado discográfico: estoy seguro que este primer cd va a dar pérdidas. Pero lo importante es que llegue a la mayor cantidad de gente posible”, dice Avello en un curioso arranque de altruismo. A propósito de las ventas (la tirada de este álbum es de apenas 500 copias), arriesga una teoría sobre la proyección que puede tener un sello dedicado a la música con aparatos en la Argentina. “Hay unas mil personas de orejas selectas. No es masivo, ni lo va a ser”, pronostica. “No tiene por qué serlo, tampoco. Es una música muy particular y muy sentida. Los chicos que la hacen la hacen de verdad y ya es la marca de una generación. No me parece algo impuesto o comprado sin sentido. Acá vienen bandas de Lanusse, Adrogué, Urquiza, y se nota que todos lo hacen con la mayor nobleza y sinceridad. Si bien por ahora no llega a ser una música de mercado, sí es de culto, y ya tiene su espacio. Los DJ’s ya son considerados músicos. Lo que espero es que, de aquí en más, los DJ’s locales puedan salir con su trabajo hacia fuera. Es una idea un poco pretenciosa, pero de eso se trata. Por eso nos estamos encargando de que el disco esté también en la web.”

A diferencia de Alberti, Avello tiene una mirada crítica sobre el desarrollo de las raves en la Argentina. “No me interesan. Es más, a veces acá, los días de concierto, se acercan a la puerta y me preguntan: ‘¿Acá es la rave?’, y yo les digo ‘¡Nooo, no es aquí!’. Creo que fue una moda traída de afuera que tuvo furor el año pasado y se quemó en sí misma. Acá tenemos el concepto de concierto de DJ’s, donde podés escuchar la música sin necesidad de bailar. Un público muy interesado en los nuevos caminos musicales.”

A propósito, ¿qué es eso de conciertos de DJ’s en pleno arrabal boquense? ¿De qué barata película futurista tomaron la idea? “Sí, la onda es sacarle un poco la exclusividad al tango”, se atreve Avello. “No pretendemos el reinado, pero sí mostrar acá una música nueva. Una música que funciona y evoluciona.”

TEXTOS: PABLO PLOTKIN
FOTOS: TAMARA PINCO