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LA EXCLUSION SOCIAL
GENERA NUEVAS CONFIGURACIONES SUBJETIVAS
Inteligencia marginal y callejera

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El “hustler”, definible por las nociones de “rebusque, astucia, chanchullo, timo, ratería y robo”, sirve de ejemplo para pensar las subjetividades generadas por las economías de exclusión.

Capital: “El ‘hustler’ pone en acción un capital simbólico: la capacidad de manipular, de engañar, uniendo la violencia con la astucia y el encanto”.

Gustav Mahler nació en 1860 en Bohemia y murió en 1911 en Viena.“No me gusta que el mundo deba oír estas canciones tan tristes.”

Por Eduardo Pavlovsky

En 1990 la ciudad de Chicago (EE.UU.) registraba 849 asesinatos, uno cada 28 horas por 100.000 habitantes. El 40 por ciento de las víctimas son menores de 21 años. La mayoría de las víctimas residen en los seis distritos policiales correspondientes a los barrios del cinturón negro. El 80 por ciento es de origen afroamericano. Loic Wacquant –del equipo del sociólogo francés Bourdieu– establece que recientes trabajos epidemiológicos sugieren que los varones negros jóvenes tienen la probabilidad de sufrir una muerte violenta que es superior a los soldados enviados al frente en el punto culminante de la guerra de Vietnam. La miseria aplastante de este enclave, vaciado de toda actividad económica y del que el Estado –con excepción de sus componentes represivos– virtualmente se ha retirado, son algunas de las causas fundantes del deterioro social.El agotamiento de todo tipo de inversiones –el retiro del Estado– y la pérdida de los puestos de trabajo en forma acelerada han sumido al ghetto en un verdadero estado de postración social (“sálvese quien pueda”). Política urbana de abandono concertado por parte del Estado norteamericano a través de los últimos años (desde 1960 en forma paulatina).Al socavar los programas públicos indispensables para el funcionamiento de las instituciones, la política de descompromiso por parte del Estado provocó una desestructuración sistemática del ghetto “que hizo de éste un verdadero purgatorio urbano”.Según Wacquant, este capitalismo de saqueo, del que el tráfico de drogas constituye la punta de lanza, es una de las principales causas de la pandemia de violencia que afecta al ghetto. Tercermundización de la economía del ghetto.La escuela es la que mejor simboliza la pauperización del ghetto. El sistema educativo de Chicago se convirtió en una especie de “reserva escolar” donde se deposita (ésa es la palabra) a los niños del ghetto: familias negras y latinas (85 por ciento) que viven por debajo del umbral oficial de pobreza (el 70 por ciento).Es desde allí donde surge el “hustler profesional”, término aparentemente intraducible que en un nivel aproximativo puede identificarse mediante “las nociones de rebusque, astucia, chanchullo, timo, ratería y robo mediante arrebato” en la comunidad.Campo de actividades de algunos individuos del ghetto que tienen en común requerir la puesta en acción de un tipo particular de capital simbólico, a saber capacidad de manipular a los otros, engañarlos uniendo la violencia a la astucia y el encanto con el objeto de tener un beneficio pecuniario inmediato.Uno tiene que vivir y hacer vivir a los suyos, y debido a esta insuficiencia crónica de las entradas obtenidas con el trabajo o la poca o casi ninguna ayuda social casi todos los residentes del ghetto deben recurrir a algún hustler para su sobrevivencia.Según los autores de la investigación, sería un error diagnosticar al hustler como personaje exótico o marginal o merecedor de un análisis en términos de delincuencia. Es por el contrario una figura genérica que ocupa un lugar central en el espacio social del ghetto norteamericano. No sólo no es “raro”, sino que reúne ejemplarmente un repertorio de propiedades y conductas valoradas en el ghetto. La “inteligencia callejera” de los hustler es el único bien otorgado a todos, que hace más soportable la atmósfera opresiva de todos los días. El hustler es el efecto de llevar al extremo una lógica de exclusión socioeconómica y racial que afecta a todos.Sugieren los investigadores que hay que evitar dos tipos de lecturas posibles: la que se conmueve y compadece del espectáculo de la miseria y la lectura populista que podría ver el fenómeno hustler como una estrategia heroica de “resistencia”, lo que en el fondo no es sino unatáctica económica de autopreservación frente a un orden de dominación tan brutal y despiadado, y lo que es peor, en última instancia ya no se lo percibe (al orden) ni se lo cuestiona como tal.Al ser la exclusión parte del orden de las cosas, se produce un fenómeno de privación de la conciencia de la exclusión.En esta situación de “guerra de todos contra todos” generalizada y constante, siempre se termina sospechando que las solidaridades más firmes son interesadas, “cómo no van a serlo en un universo en el que cualquiera puede enfrentarse, en todo momento, a la elección entre engañar o ser engañado, matar o ser muerto”. De estas condiciones excepcionales de exclusión social, surge el hustler como formando parte natural, obvia y necesaria del ghetto norteamericano.El capitalismo, como forma de saqueo, está produciendo nuevas conductas sociales de alto nivel de complejidad. El hustler es uno de ellos.El doctor Angel Fiasché señala que la “esquizo afectividad”, (“vengo a la consulta, doctor, porque ya no puedo sentir nada”) es un síndrome bastante común entre los yuppies norteamericanos, que se han acostumbrado a escalar posiciones rápidamente al precio de una disociación afectiva alarmante; y dentro del “Tercer Mundo”, los “niños viejos y sin infancia” son otro efecto de las economías de exclusión tercermundistas. Nuevas subjetividades sociales inauguran el fin del milenio. Habrá que pensar nuevos modelos para pensarlas.

 


 

EL FINAL DE LA CURA
PSICOANALITICA, COMO PROBLEMA Y COMO REQUISITO“
Falso es el análisis que no termina”

Por Daniel Mutchinick *

“A lo que aspiramos los analistas es a que nuestros pacientes nos olviden.” Donald Winnicott“Con miras más elevadas, podría haber sido un digno rival de Facundo; con sus vicios, sólo llegó a ser su asesino.” Domingo F. Sarmiento

Si el análisis es interminable no es análisis, y demuestra por esta imposibilidad que no sabe hablar de lo que inaugura a un sujeto, que en cada análisis es ni más ni menos lo que se realiza en su particularidad. El análisis no es interminable, no porque termina sino porque empieza: un análisis inacabado lo es porque no pudo hacer saber al sujeto sobre lo que no sabía que preguntaba en su demanda. Que digamos de alguien que “se fue antes” es sólo en ese sentido, antes de eso.Si el pasado es real imposible y el futuro imaginario, el análisis es siempre en presente, pero hay un presente que es un simbólico último, que se realiza en un acto real de despedida. Lugar de decisión del analizante que no se debe confundir con la de ausentarse para siempre. Inscripción simbólica de un último acto que quizá pida ser leído en su resistencia en otro análisis, o no. Desde aquí, la muerte no es una resistencia pues no tiene inscripción en el inconsciente. Nadie sabe de la muerte propia. El tiempo de un análisis tiene un límite. Que cada análisis nos lo diga en su singularidad nos libra de la contestación psiquiátrica que debe estipularlo. El que cada análisis encuentre el límite de su tiempo nos dice en ese fin de la inauguración subjetiva. Es decir, que el fin no es cuando la cura termina sino que el fin de la cura es un elemento de la cura misma. Un análisis que se desarrolle por siempre no es un análisis, porque hace perdurar, en acto, el juego sintomático de la no-separación del Otro. El saber de este final es saber de la propia castración. Nuevamente: el tiempo del fin es la conjetura del tiempo del principio. En cada una de las teorías psicoanalíticas sobre los distintos modos de finalizar un análisis podremos leer, justamente ahí, de qué modo piensan la fundación del sujeto.El momento que Freud mitifica en la experiencia alucinatoria que instaura al objeto de la necesidad como objeto perdido es fundacional de un sujeto establecido por un deseo siempre satisfecho a medias. Esta iniciación de pérdida coloca un lugar de límite a la palabra y planteará el camino para que justamente una práctica de la palabra, como lo es el psicoanálisis, sepa que su término no es justamente por el lado del todo decir, sino por el de saber hacer con eso perdido por estructura.No es entonces por la medida del tiempo como podemos deducir algo, lo que no quiere decir que cada análisis no tenga su tiempo. Hoy en día, en que se nos presentan ejemplos de prácticas donde los analizantes viajan una semana, cada seis meses, para analizarse en el exterior todos los días cinco veces por día, a razón de diez minutos por sesión, la cuestión del tiempo no deja de abrir un fuerte interrogante. Todo esto sin caer en prejuicio alguno, facilitado tal vez porque algunos de estos analistas elegidos caen de maravillas emblemáticas para engrosar el currículum de los pacientes nativos. Creemos que estos análisis deberán responder a la pregunta que proponen y mostrarnos y, por qué no, enseñarnos algo sobre la problemática del tiempo en el devenir de un análisis. Cuestión de esperar un tiempo. ¿Cómo entonces tratamos de nombrar este momento particular y último de la cura? Final, acabado, terminación, fin, liquidación, conclusión. No parece que el psicoanálisis encuentre la palabra adecuada para decir de aquello que se le introduce como problema en el punto mismo en que se separa de la idea de cura médica. Esta, que no tiene mayor inconveniente en definir a lo que aspira, sabe de su fin con la facilidad que le brindala desaparición de los síntomas y puede también sostener lo interminable ligado a esta resolución, sin que eso sea incompatible con el alcance de lo buscado. En un psicoanálisis, en cambio, lo interminable es una impotencia que, al no poder decir de su final, no podría, por eso, saber para qué empezar. * Extractado de su libro Clínica del fin de análisis, Editorial Cálamus, de próxima aparición.

 

POSDATA

Depre. Jornada "Trastornos depresivos en niños, adolescentes, adultos", en Fundaih, el 30 de 9 a 16. 4827-0980.
Carácter. "Carácter, cuerpo y sexualidad", por Heiner Steckel, de Alemania, en Sociedad de Análisis Bioenergético, el 5 de noviembre a las 20. 4555-5158.
Psicosomática. Curso "Medicina psicosomática: un enfoque psicoanalítico", en Grupo Cero, desde el 8, de 20.30 a 22. 4328-0614.
Inmuno. Conferencia sobre psiconeuroendocrinoinmunología, con especialistas extranjeros en Fundación Salud, 8 y 9 de noviembre. 4312-3335.
Clínica. Reunión clínica de Mayéutica, el 30 de 9.30 a 13.30 con M. Musolino, M. Capurro y R. Harari. Gratuito. 4961-0405.
Violencia. "Violencia familiar" por Nélida Di Rienzo, el 29 a las 20 en APBA, Av. de Mayo 950, 1º. 4334-0750. Gratuito.
Psicodiagnóstico. Jornada sobre MMPI-2 (aplicación clínica), el 30 en la Asociación Argentina de Psicodiagnóstico. 4783-9986.
Escénico. "Gesto y territorio escénico", con Mario Buchb inder, Elina Matoso y Marcelo Percia, hoy a las 19 en Facu de Filo, Puán 470 aula 124.
Escritura. "Trazos y escritura", encuentro entre escritores y psicoanalistas, hoy a las 20, en Sarmiento 1551, sala F.
Narcisismo. Historia de su concepto, por Raúl Aragonés, hoy a las 20 en Vicente López 2220. Asociación Latinoamericana de Historia del Psicoanálisis. Gratuito.
Fertilización. "Fertilización asistida. Maternidad y ficción", por Eva Giberti, el 28 a las 20 en Av. de Mayo 950, 1º. Gratuito.
Maltrato. Seminario: "Maltrato y abuso infanto-juvenil", con M. I. Sambusini, M. Nudelman, M. Varela, I. Casas y M. Diner, desde el 4 a las 19, en Alsina 1835.
Niños. "Lo actual en psicoanálisis de niños", por J. J. Calzeta, en Nuevo Centro, el 26 de 20.30 a 22. Gratuito. 4953-4326.
Escuela. Jornadas "¿Por qué Escuela en psicoanálisis?" de la Escuela Freudiana de la Argentina, el 30 y el 31. Gratuito. 4961-7908.
Ley. "El sexo y la ley en el Antiguo Testamento", por Laura Klein, en Centro Psicoanalítico Argentino, desde mañana a las 20. 4822-4690.

Mail: [email protected]. Fax: 4334-2330.


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