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La guerra por las canciones gratis en la red

Música en libertad

Desde Madonna y Public Enemy a Wagner y Debussy, en Internet se consiguen miles de canciones y los programas que permiten bajarlas gratis con la calidad digital del compact. Pero eso desató una batalla campal entre los que se empecinan en armar disquerías gratuitas en la red y las compañías discográficas, en muchos casos escondidas detrás de la policía virtual y desesperadas por no perder millones. Sólo hay que saber dónde buscar para no tener que comprar compacts.

Por Daniel Link

Internet es hoy un campo de combate entre quienes pretenden que la red funcione como una gigantesca pantalla publicitaria, góndola virtual de casi todo, y quienes prefieren que la red funcione no como un hipermercado sino como un espacio público donde circulen ideas, palabras y sonidos sin más regulación que la que surja de los debates que sostienen los participantes de ese nuevo espacio, todavía utópico e inmoderadamente libertario, es decir: interesante.

En los últimos tiempos se ha desatado una batalla (legal, pero sobre todo ideológica) sobre los derechos de reproducción musicales en formatos digitalizados como los ya célebres archivos con extensión mp3, que permiten una calidad de sonido prácticamente idéntica a la del compact disc convencional, en un tamaño accesible a cualquier usuario con paciencia, instinto de detective y una conexión rápida. Una canción de cuatro minutos en formato mp3 ocupa entre nueve y diez megabytes (un diskette tiene capacidad para uno y medio y un CD Rom para seiscientos). El reproductor (gratuito) para archivos con este formato es el célebre Winamp, que simula una consola y permite escuchar música en la computadora sin más accesorios que una placa de sonido. Justin Frenkel, el veinteañero diseñador del Winamp declaró que “el mp3 tiene una imagen de moda, un tanto contracultural”. Desde su invención, en 1997, el Winamp ha sido bajado de Internet más de diez millones de veces.

Madonna, Wagner, Public Enemy o Debussy, música tradicional de mariachis o las últimas novedades discográficas: todo puede encontrarse en la red y todo puede copiarse gratuitamente, lo que despierta las iras de las compañías discográficas, que imaginan que dejarán de ganar millones de dólares si se populariza y generaliza la saludable práctica de bajarse canciones de Internet antes de salir a comprar compacts. Según la consultora Forrester Research, las ventas electrónicas constituirán un porcentaje importante del negocio discográfico del futuro: unos cuatro mil millones de dólares en el 2002. Si se consigue, como ridículamente se pretende, prohibir la conversión y copia de música en formatos digitales a través de la red, no sólo se estaría impugnando un estado de la técnica, sino sobre todo un estado de la imaginación y del derecho.

Jason Zotaley (19 años) tiene unas mil trescientas canciones en su computadora, desde clásicos de Van Morrison hasta lo último de los Beastie Boys. Cualquier joven le prestaría un compact a un amigo para que lo grabe. Pues bien, Jason ha puesto a disposición de todos sus ciberamigos -es decir de todos los usuarios de la red- su archivo de canciones. ¿Es legítima una práctica semejante? ¿Qué intereses vulnera? ¿Qué propiedades del espacio público promueve? Ram Samudrala, músico y estudiante de 26 años que realiza un posdoctorado en la Universidad de Stanford es el autor de The free music philosophy, un manifiesto a favor de la distribución gratuita de música. Samudrala cree que tiene que ser “la gente quien decida qué música le gusta, no las compañías discográficas y las emisoras de radio”. Los formatos de audio digital utilizados en Internet, sostiene, son un paso importante en la transformación radical de la industria musical porque facilita la transmisión rápida y barata de sonidos sin pérdida de calidad.

El grupo de rap Public Enemy publicó en sus páginas de la red algunas de sus canciones en formato mp3 para que sus seguidores pudieran copiarlas en sus computadoras. En diciembre del año pasado, su discográfica amenazó a la banda con emprender acciones legales si no retiraban las canciones de Internet. Chuck D, líder del grupo, manifestó su sorpresa: “Los ejecutivos, abogados y contables... se asustan de la tecnología que equilibra el espacio creativo y hace más difícil la explotación de los artistas”.

La generosidad, el desinterés, la libre circulación son conceptos alarmantes desde que la Internet se convirtió masivamente en World Wide Web. Por supuesto, los intercambios de archivos mp3 funcionan perfectamente según el viejo y eficaz protocolo FTP que los universitarios prefieren usar (porque está libre de propagandas y no exalta el consumo). En las universidades norteamericanas, donde hay acceso a conexiones mucho más rápidas que las telefónicas, hasta un 75 por ciento de los estudiantes se ha convertido a la “piratería musical”, tal y como señalan las empresas discográficas.

La Recording Industry Association for America (RIAA) es la policía musical. Rastrea la red en busca de sitios que ofrezcan canciones gratis y envían cartas a los administradores de las páginas solicitándoles que se abstengan de una oferta tan perversa. Es por eso que, ante un lanzamiento particularmente esperado, hay que apurarse. La semana que Sony lanzó Ladies & Gentleman de George Michael, podía conseguirse en la red una versión en mp3 del hit “Outside”. Quienes alcanzaron a bajarlo a sus computadoras lo siguen escuchando mientras estudian o trabajan (o, hartos, ya lo borraron de sus discos, qué importa). Pero pocos días después la página ya no estaba disponible.

Lo que permite el formato mp3 es una relación más libre, menos fetichista con la música y las estrellas del pop. Pero además hay miles de grupos desconocidos para la industria musical que “graban” sus canciones y las distribuyen en la red. El tecno, por ejemplo, es uno de los géneros mejor representados en los millones de páginas que ofrecen música gratuita.

La batalla recién comienza. Por doscientos dólares la empresa Diammond ha lanzado Rio PMP300, una especie de walkman que reproduce archivos digitalizados de audio, con una capacidad de almacenamiento de una hora de música en formato mp3.

The Free Music Philosophy:
http://www.ram.org/ramblings/philosophy/fmp.html
Winamp (reproductor de archivos mp3):
http://www.winamp.com
Buscador de archivos mp3:
http://www.canada.cnet.com/resoureces/topdownloads
Miles de canciones gratuitas:
http://www.mp3.com