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Roberto Benigni nunca se contiene: todo lo que pasa por su cerebro acaba verbalizado, gesticulado, a gritos. Cuando el domingo pasado dijo, al recibir uno de sus dos Oscar por La vida es bella: ìQuisiera ser Júpiter para hacerles el amor a todosî, parecía estar citando su propio libro E líalluce fu, una ìcumbre del pensamiento universalî según sus propias palabras, ya que se trata de la tercera vez (después de Sócrates y de Jesucristo) en que se ponen por escrito los monólogos y gags de un autor que en vida no escribió una sola línea. Radar ofrece a sus lectores los fragmentos más representativos de este destilado de Benigni (que próximamente podrá encontrarse ìen el cajón de la mesa de luz de las habitaciones de todos los hoteles del mundoî, según declara el cómico italiano).

Por Roberto Benigni

Estimadísimo lector, esto nunca había sucedido antes. Tú ignoras lo que posees, pero este libro pertenece a esa rarísima categoría de autores ìescritosî y no escritores. Hay sólo otros dos casos en la Historia: el pensamiento de Sócrates y los Evangelios. En ambos casos, los autores no habían escrito ni una línea; se limitaron a declamar en vida sus monólogos y sus gags hasta que Platón (en el primer caso) y los evangelistas (en el segundo) hicieron libros con eso. Estas transcripciones renuevan por tercera y quizás última vez esta forma de literatura. Con una novedad: mientras en los dos casos precedentes los textos fueron escritos después de la muerte del autor, en este caso el autor todavía está vivo y ustedes pueden leer estas palabras preliminares que están leyendo. Piensen en la Apología o el Critón con un prólogo de Sócrates, o cualquiera de los Evangelios con una contratapa firmada por el mismísimo Jesús. Cuando salen libros así, estamos frente a momentos cumbre del pensamiento universal. Y, por eso mismo, ante un hecho muy peligroso. Mis dos predecesores (que ahora, con la salida de este libro, serán mejor comprendidos, porque un grande se crea sus propios predecesores) fueron asesinados por el poder imperante: uno crucificado, el otro envenenado por la cicuta. Felizmente yo conseguí evitar la horrenda muerte que me tocaba: ingerir un bife de ìvaca locaî. No necesité pensar unas últimas palabras para la posteridad. En este libro, como en los de mis compañeros de colección, hay verdades irrefutables. Hasta osaría decir que aquí se materializa el pensamiento expresado por los otros dos autores de esta colección: si del Sólo sé que no sé nada al Los últimos serán los primeros se pasa de la forma al contenido, este libro les permitirá descubrir la continuidad del pensamiento universal (pero no seré yo quien les quite el placer de descubrirlo). Agradezco a Einaudi haberlo publicado y sé que será un éxito seguro porque la editorial ya ha recibido pedidos de todos los hoteles del mundo para poner un ejemplar en la mesita de luz de cada una de sus habitaciones (sólo falta decidir si la edición para hoteles será ésta o una de lujo, encofrada, que reúna mi obra con la de mis dos predecesores bajo el título: De Sócrates a Jesús a Benigni. Etapas de una evolución).

Amor: Las mujeres nos dicen que pueden hacer el amor sólo si ya están embarazadas y no hay ningún peligro. Pero para quedar embarazadas tienen que hacer el amor sin que estén embarazadas. Pero entonces tienen miedo de quedar embarazadas... °No podremos hacerlo nunca!

Blake Edwards: Sí, me dirigió en la remake de Alto, rubio, con un zapato negro. Y sí, es cierto: hacer un film con el marido de Mary Poppins es como hacerlo con la cuñada del Zorro o con el sobrino de Rin Tin Tin.

Comunismo: En Vergaio, mi pueblo, donde aún vive toda mi familia, ser comunista era como decir que uno respiraba, porque eran todos comunistas. En Vergaio, donde el 88% era del PC y al otro 12% nadie lo había visto nunca, ser comunista significaba simplemente ser de ahí.

Dirigir: Lo que pasa es que, al dirigir, hay que hacer el papel de padre, mientras que actuando uno puede hacer el papel del hijo que se escapó de casa. Eso es; yo dirijo sin dejar de ser el hijo que se escapó de casa: no consigo ser padre.

Edipo: Freud leyó esa obra de Sófocles, llamó a su secretario y le dijo: ìGiorgio, escucha, øqué me dices de este Edipo?î Quién sabe: a lo mejor, si hubiera leído Pinocho, habría inventado el complejo de Geppetto. Pero dicen que todo tiene su origen en el complejo de Edipo: el deseo de matar al padre y de hacer el amor con la madre. °Más bien! °Uno está allí, desnudo, con ella que te acaricia, y llega él y se la lleva!

Fast-food: La TV necesita del cine como los fast-food de las hamburguesas.

Gobierno: Ésta es una de las crisis más largas y más representativas de nuestro gobierno. La seguí cuidadosamente: duró sesenta y seis días. Ninguno le dio importancia, pero yo hice el cálculo porque si una semana tiene siete días, sesenta y seis dividido siete: nueve semanas y media... Y después dicen que el poder no erotiza.

Historia: øAlguien sabe cuánto tiempo emplearon los hombres para inventar el cero? Milenios y milenios. Tenían todos los números, menos el cero. Entonces la sensación de la nada entró en la vida de todos los días, y la nada se volvió como una cafetera. Pero la historia del pensamiento se divide en antes y después del cero. øCómo se hace para que a alguien se le ocurra un número que indica que no hay nada? Aquí hay cuatro, aquí hay cinco, y aquí hay cero. Es como decir: ìAquí hay no hayî. °Otra que Einstein! Para imaginar el cero hace falta un cerebro grande como el Coliseo, que por otra parte se parece a un cero.

Intestinos: La comicidad es pornografía y el humorismo es erotismo. Yo me incliné más al estudio pornográfico que al erótico. Las cosas que digo puedo robarlas, citarlas, pero no forman parte de mi estilo. La comicidad debe ser intestinal.

Johnny Stecchino: øCómo fueron las críticas de esta película que dirigí? Todas excepcionales, salvo las negativas. Las que eran positivas hablaban muy bien de la película.

Kaín: Somos todos hermanos, los Taviani, los Lumière, los Karamasov, Rocco y sus hermanos. Pero los primeros hermanos fueron Caín y Abel, los que dieron origen al mundo. No es un error de imprenta: en la Biblia hay una nota al pie de página que cuenta lo que pasó. ìCuando eran chiquitos todo andaba bien. Caín era un poco más nervioso y Abel un poco más tranquilo (Eva le decía Buen día, Caín y él le contestaba øDe qué me estás hablando? øQué buen día, con este sol?). Pero cuando crecieron y el sexo empezó a hervir en la olla del hombre y a destapar el cerebro erótico, Caín salía a caminar, veía cebras, piedras, plantas, ríos, estrellas, frutas... pero ni sombra de mujer. Así varios sábados, hasta que empezó a mirar a Abel de manera extraña. Abel querido..., le decía. Su hermano comenzó a asustarse; andaba armado. Hasta que un día Caín le dijo: Abel, tenemos que llegar a ser cinco millones, así que a poner manos a la obra. Ve a casa, ponte un vestido rosado y aféitate las piernas, que me avergüenza tener una esposa así. Abel insistía en que era un hombre. Caín no aguantó más, se le tiró encima y lo mató. Fue el primer delito de la historia. Caín se asustó, se escondió. Pero Dios, que lo ve todo, estaba enojadísimo: °Has matado a tu propia sangre! Irás al infierno. Caín preguntó si había mujeres, pero Dios ya se había ido. Al llegar al infierno, caminó y caminó hasta ver otro ser viviente. Cuando lo vio, corrió a presentarse: Piacere, me llamo Caín. El otro lo miró y le dijo: El placer es mío. Satanás. A ver, dése vuelta. Caín empezó a correr perseguido por Satán, que en el Séptimo Círculo lo alcanzó. De esta terrible unión nació el infeliz género humano.

Lucidez: Estoy condenado a ella, porque soy un abstemio total: debo dejar de no beber.

Massimo: El cuerpo de Massimo Troisi era algo portentoso, parecía nacido para cómico. Era un lindo muchacho, pero la conformación de su cuerpo era propia de un cómico: los livianos movimientos que hacía eran todos esenciales a esa construcción de su personaje cómico. El culo de Troisi, las piernas, la relación entre las piernas y el tórax: verdaderamente parecía una marioneta. Trabajábamos muy bien juntos, porque sus gags con el cuerpo eran como involuntarios, ocultos, mientras que los míos eran más expuestos, exagerados. Un lindo contrapunto.

Nada: °La sabiduría, la alegría de la nada! °Cuánto más significativo e ideológicamente más poderoso es no decir nada, ser puro estilo! °Qué bien se está cuando uno se siente cansado de no haber dicho nada! Ser perfectamente inútiles. Perfectamente. Nunca ensuciados por una idea, como decía Henry James.

Opuestos: Organizaron un partido de fútbol de ministros contra mafiosos. Un amistoso: no se reconocían entre ellos, todos se la pasaban a todos.

Palabra: Para mí el cine es palabra. Decir que es imagen es una estupidez. En el cine, las cosas se hacen con palabras. øCómo hizo Dios al mundo? Con el verbo. No dijo: ìEl mundo es imagenî. Y Miguel Angel, cuando hizo a Moisés, no le dijo: ìøPor qué no ves?î. Le dijo: ìøPor qué no hablas?î. Decir que el cine es imagen es tan banal como decir que la radio es un medio que se escucha. Hay tantas cosas que se pueden ver en la radio como las que se pueden escuchar en el cine.

Quimera: Aunque vivieran Buda, Shakespeare y Dante, la tercera vez que los viéramos en televisión diríamos: ì°Otra vez estos imbéciles!î. Después que los ves en televisión, digan lo que digan, parecen imbéciles.

Remedios: Uno toma un remedio que dice ìIndicación: para el dolor de muelasî. Pero después sigue leyendo y ve ìContraindicaciones: puede causar trastornos en la visión, mareos, vómitos, diarrea, hemorroides, cáncer al oído, cuidado con tu hermana, presta atención a tu sobrino, atención el domingo que hay partido difícilî. Y la cosa no termina ahí; están los ìEfectos colaterales: no tomar antes de las comidas, embarazadas, después de la cena, los que tienen chapa imparî. Y, por si todo eso fuera poco, después dice ìAdvertencias: usar con cuidado, poner lejos del alcance de los niños, no contarle al vecino, atento al peligro de bengalasî. Uno se quitará el dolor de muelas pero se vuelve un desgraciado.

Seco: Están los marineros y los hombres de tierra firme: yo pertenezco a esta segunda categoría. Soy un campesino, me gusta el campo. La arena nunca me ha visto desnudo. El agua no me va. Soy refractario. De hecho, no me baño nunca.

Totò: Hacen falta millones de muertos para hacer un Totò. Lo mirabas y siempre le veías la muerte al lado.

Unica: La madre es la parte más femenina de los padres. Y lo dice alguien a quien arruinaron las mujeres: °demasiado pocas!

Voz: Inseparable del cuerpo. Chaplin, en sus primeros films, hablaba con el cuerpo. Tenía un cuerpo malvado y poético. Era un noble de cuerpo. Con la palabra se corre el riesgo de volverse un pequeñoburgués. ìHay personajes que lo saben todo, y lamentablemente es todo lo que sabenî. No recuerdo quién dijo eso, pero recuerdo el culo de Chaplin en Luces de la ciudad, la patada que le da al muchacho, su mirada a cámara. Hoy todo es más difícil, la voz es creación, la lengua es un sistema de citas. En mi opinión, hay que usar la voz como un acompañamiento musical del cuerpo.

Waits: La nuestra fue una relación muy intensa. Él callado, yo callado, así todo el tiempo durante los primeros veinte días de filmación de Down by Law. Después, poco a poco, él empezó a emitir algunos sonidos, algunos mugidos, pero sin mirarme nunca. Finalmente, un día me habló, pero se fue corriendo. Después supe que su mujer había dado a luz. Y todo terminó allí, porque a partir de ese momento no volvió a hablar. En suma: conociéndolo uno se desilusiona porque es efectivamente como lo describen. Tiene una casa horrible, llena de ratones, y puso un Chagall encima del inodoro. Es un personaje que queda estampado en el cerebro. Difícil desprenderse de esa filosofía waitsiana que tiene: es alguien capaz de sufrir de sufrimiento y gozar de goce.

XXX (o triple Equis): Virtudes del sexo: cada vez que filmo, una cláusula del contrato me obliga a hacer el amor todo el día. Mis productores creen que el sexo hace que fluyan las ideas.

Yanquis: Los norteamericanos no dejan de mandarme guiones en inglés porque piensan que yo puedo leerlos. Después los llamo por teléfono, invento cosas: ìVery good, but now me busyî.

Zafar: Siempre me negué a hacer publicidad, incluso en los tiempos más negros, cuando tenía gran necesidad de dinero. Me parece fuera de lugar para un cómico, para alguien que vive de la sátira y la ironía. Y eso que me habían hecho propuestas tentadoras: para un comercial de margarina, para uno de motonetas, para distintos cafés, incluso para un jabón especial para la higiene íntima femenina.

Extractos del libro E líalluce fu, de Roberto Benigni (Einaudi, Turín 1996), que Ediciones De la Flor se propone publicar próximamente en castellano. Traducción: Guillermo Piro.