Con
el auspicio de las Naciones Unidas, Benetton acaba de lanzar en los diarios
y revistas del Primer Mundo una campaña mundial para recaudar fondos para
los refugiados de los bombardeos de la OTAN sobre los Balcanes. Pero esta
vez, incluso los defensores de las campañas anteriores de Benetton le
saltaron a la yugular a la empresa, después de ver el afiche en que, sobre
fondo blanco, aparece una mancha de sangre brutal y, en letra chica arriba,
las explicaciones sobre cómo hacer para donar dinero y el infaltable logo
de la empresa fabricante de suéters. Si realmente estaban tan interesados
en ayudar a los refugiados, ¿hacía falta poner la marca de Benetton? ¿Tenían
miedo de que la gente donara todo su dinero, sin guardar nada para comprar
un pulovercito?
Los
peligros de usar corbata
Subvencionados
por la Universidad de Cambridge, los físicos Thomas Fink y Yong
Mao publicaron en la revista científica Nature un larguísimo
estudio de rigurosa fundamentación matemática sobre “cómo
hacer el nudo de corbata perfecto”. El trabajo intenta, según
ellos mismos confiesan, desentrañar “el secreto matemático
detrás de los nudos”. Después de un larguísimo
proceso matemático, los físicos llegaron a la conclusión
de que en todo el mundo existen ochenta y cinco tipos de nudos, que van
del inventado a fines del siglo pasado (enigmáticamente bautizado
“A cuatro manos”), al reciente nudo Pratt, presentado con bombos
y platillos en 1989 desde la tapa del New York Times después de
cincuenta y tres años sin novedades (la última había
tenido lugar en 1936, cuando el duque de Windsor presentó los nudos
Windsor y Medio Windsor). Después de clasificar los nudos por tamaño
y forma, Fink y Mao se dan el lujo de presentar al mundo seis nuevos nudos
y encima jactarse de que son “apenas algunos de los que se pueden
hacer con las cuatro fórmulas a las que hemos reducido el arte
de anudar corbatas”. Pero lo más alarmante resultan los motivos
por los que estos dos cerebros universitarios decidieron dedicar años
de esfuerzo y subvención al asunto: “Un nudo mal hecho puede
desequilibrar a cualquiera”. Se ve que estos muchachos estuvieron
años haciéndose mal la corbata.
Buzón
se vende
Desde hace unos días, algunos consorcios de Buenos Aires están
recibiendo una propuesta bastante extraña. En una carta que aparece
en los paliers, la “Casa Alsina” dice tener en cuenta “la
diversificación que existe en la oferta de envíos por correspondencia
(OCA, OCASA, ANDREANI, CORREO ARGENTINO, etc.) y los peligros de extravío
o malos tratos que sufre la correspondencia debidoa las atípicas
entregas que realizan estas empresas”. Por eso, la gente de Casa
Alsina inauguró el Departamento de Broncería, flamante ala
de la empresa que se acerca a las víctimas del correo nacional
para ofrecerles... comprar buzones. Lo peor es que, según la firma,
la idea ni siquiera es de ellos, ya que juran sólo estar oficializando
un servicio “como consecuencia de recurrentes pedidos de nuestra
clientela”.
Es decir: no sólo hay gente que vende buzones sino que también
hay gansos que los encargan.
Con
el auspicio de las Naciones Unidas, Benetton acaba de lanzar en los diarios
y revistas del Primer Mundo una campaña mundial para recaudar fondos para
los refugiados de los bombardeos de la OTAN sobre los Balcanes. Pero esta
vez, incluso los defensores de las campañas anteriores de Benetton le
saltaron a la yugular a la empresa, después de ver el afiche en que, sobre
fondo blanco, aparece una mancha de sangre brutal y, en letra chica arriba,
las explicaciones sobre cómo hacer para donar dinero y el infaltable logo
de la empresa fabricante de suéters. Si realmente estaban tan interesados
en ayudar a los refugiados, ¿hacía falta poner la marca de Benetton? ¿Tenían
miedo de que la gente donara todo su dinero, sin guardar nada para comprar
un pulovercito?
Subvencionados
por la Universidad de Cambridge, los físicos Thomas Fink y Yong
Mao publicaron en la revista científica Nature un larguísimo
estudio de rigurosa fundamentación matemática sobre “cómo
hacer el nudo de corbata perfecto”. El trabajo intenta, según
ellos mismos confiesan, desentrañar “el secreto matemático
detrás de los nudos”. Después de un larguísimo
proceso matemático, los físicos llegaron a la conclusión
de que en todo el mundo existen ochenta y cinco tipos de nudos, que van
del inventado a fines del siglo pasado (enigmáticamente bautizado
“A cuatro manos”), al reciente nudo Pratt, presentado con bombos
y platillos en 1989 desde la tapa del New York Times después de
cincuenta y tres años sin novedades (la última había
tenido lugar en 1936, cuando el duque de Windsor presentó los nudos
Windsor y Medio Windsor). Después de clasificar los nudos por tamaño
y forma, Fink y Mao se dan el lujo de presentar al mundo seis nuevos nudos
y encima jactarse de que son “apenas algunos de los que se pueden
hacer con las cuatro fórmulas a las que hemos reducido el arte
de anudar corbatas”. Pero lo más alarmante resultan los motivos
por los que estos dos cerebros universitarios decidieron dedicar años
de esfuerzo y subvención al asunto: “Un nudo mal hecho puede
desequilibrar a cualquiera”. Se ve que estos muchachos estuvieron
años haciéndose mal la corbata.