Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
 


Vale decir


Regresa a RADAR

El malo de la película

Por RODRIGO FRESAN, DESDE BARCELONA

Hola Joey: ayer leí en el diario (en realidad me lo contó Pa) que detuvieron a Mickey y Frank y Eddie. Los descubrieron. El muy idiota de Eddie se lo había contado a su novia y hay que ser idiota para contarle a tu novia que ya tienes todo listo para llevar a cabo una gran masacre en tu escuela y después hacerla volar por los aires. Pa me preguntó si era amigo de ellos, y le contesté que no. Después de todo, sólo los conocía por Internet. No le mentí. Podría haberle respondido que éramos hermanos de sangre y tampoco le hubiera mentido.
Extraño mucho jugar a Doom y a Armageddon y a Apocalypse. Extraño mi Magnum. Ayer detuvieron a los chicos y fuimos al cine. El cine quedaba frente a una casa muy rara llamada La Pedrera, diseñada por un arquitecto muy raro llamado Gaudí. Una de esas casas que debe ser genial hacer volar por los aires. La película se llamaba Arlington Road y Pa me explicó que su estreno se había pospuesto en Estados Unidos a partir de lo que hicieron nuestros amigos (RIP) en Denver. La película trata sobre terrorismo doméstico y sobre dos vecinos. Uno de ellos es profesor universitario (enseña algo llamado “Terrorismo norteamericano”) y también es viudo (su mujer era agente del FBI y murió en un confuso operativo) y tiene un hijo. El otro es terrorista y buen esposo y buen padre. Sería genial tener un padre así, Joey. Pa empezó con el bla-bla-bla acerca de cómo en el cine norteamericano el enemigo suele estar afuera y John Wayne y Vietnam y que Darth Vader es negro en Star Wars (por más que aparezca ahora como un nenito rubio) y cómo, en una película muy tonta llamada 8mm, cada vez que el héroe entra en un tugurio donde se vende porno duro lo único que se escucha –en la banda de sonido– era música oriental. Pa dijo que eso era enviar mensajes subliminales al espectador, hacerle pensar que el horror siempre viene de otro lado en lugar de enfrentarse a la realidad de cosas como Oklahoma y Waco.
En el cine nos dieron una papeleta con reportaje a uno de los protagonistas (Tim Robbins creo que se llama; es el que hace de terrorista) y el tipo decía: “Me asusta ver cómo se están introduciendo las ideas de ultraderecha en la política norteamericana, en los círculos de poder, en las juntas escolares y a nivel local. Tratar cuestiones como éstas en películas como éstas es un riesgo, pero hay que arriesgarse a hacerlo. Nos aislamos en comunidades cerradas, con vigilantes privados que recorren la noche protegiéndonos del peligro. Pero el verdadero peligro suele vivir al otro lado de la calle e incluso dentro de nosotros mismos”. Pa me obligó a leerlo. Le dije que no me gusta leer. Insistió. Me dijo que era importante, bla-bla-bla. Por suerte se apagaron las luces y empezó la película porque, uh, era uno de esos días de Pa.
La película no estaba mal. El guión ganó un premio, me dijo Pa. Empieza con un chico ensangrentado caminando por el medio de una calle de un barrio muy parecido al tuyo y el mío en los alrededores de Washington. Parece que fue por eso que decidieron retrasar el estreno en casa. Es una pena porque no hay mucha más sangre en la película. Y tiene muy pocas explosiones. Una. Y se parecía demasiado a esa película vieja que vimos una noche por televisión: ésa en que todos son brujos, ¿recuerdas? Pa nos dijo que la había dirigido un polaco medio degenerado y que la protagonista había estado casada con el monstruito que toca el clarinete y no me acuerdo qué más.
Extraño jugar a Final Battle, a Skull y a Final Solution y ya estoy cansado de Europa. Lo único que hay son edificios viejos a los que no estaría nada mal hacer volar por los aires. Para que vean y aprendan que con nosotros no se juega. No, señor.
Falta cada vez menos para que seamos muy famosos.
Van a hacer una película sobre nosotros.
Con muchas explosiones. Y será imposible que atrasen su estreno, ja.
Así que todo bien, un poco de paciencia. Te envío todo esto por vía ultra confidential/top-secret/classified y todo eso. Espero que esté bien, eh. Poco más que contar. Después de la película fuimos a un lugar que se llama el Barrio Gótico, pero que no tiene nada que ver con Batman: estaba lleno de africanos y gitanos. Ahí están todas las galerías de arte. Entramos a una donde había una muestra de fotos de una mujer llamada Diane Arbus. Pa me contó que se había suicidado. Y la verdad que no estaba nada mal. No mostraba sangre ni explosiones, pero tenía lo suyo. Estuve como quince minutos parado frente a una foto que se llama Chico con granada.

La polémica película Arlington Road, con
Jeff Bridges, Tim Robbins y Joan Cusack, dirigida por Mark Pellington sobre un guión de Ehren Kruger,
sigue sin estrenarse en Estados Unidos, a causa de la masacre de estudiantes en Denver, si bien esta semana comenzó a exhibirse en distintas ciudades europeas.

Regresa a RADAR