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Vale decir


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Yo me pregunto

¿Adónde van las cucarachas de día?

Y... evidentemente, a la oficina.
El pibe de Aquilivoltri

A la casa del fumigador, porque saben que él está laburando.
Toto Tachero, de Palermo

Se van a su covacha, a hacer
más cucarachas.
Eduardo, de Lisboa

A hacerle compañía a Drácula
en su ataúd.
El sepulturero de Transilvania

A entrenar al mismo gimnasio que Garmendia y Guevara: así, después a la noche, cuando uno prende la luz, corren más rápido.
Adriancito, el vulnerable

Al zoológico, a dormir la mona, o bien
a apoliyar.
Entomólogo Astuto, de Ranelagh

A escrachar a los hombres de negro.
El fantasma de la Opera

A cobrar jubilaciones de privilegio.
El Hijo de Cuca

Ya lo dice la canción de mi tierra: a
ningún lado (porque les falta, porque no tienen las dos patitas de atrás).
Valeria Mazza, desde el Festival
de San Remo

A darse la vacuna que las hace invul-
nerables a los insecticidas.
La Invencible, de Floresta

Desde hace diez años se reúnen en la quinta de Olivos y comen pizza con champagne.
Flit, actual inquilino de la Casita Yale

A laburar en los dibujitos de la tele.
Cucarachón, de Tribunal

Al mismo lugar que van los patos del Central Park en invierno.
Pancho Gamarra, de Ayacucho

A casa.
Gregorio Samsa

Para el próximo número:
¿Por qué el ejército te da la baja y los médicos el alta?