Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
Volver 




Vale decir



Volver

 

El Periférico de Objetos festeja sus diez años

Casa de muñecas

Mientras se prepara a realizar un viraje completo en el 2000 a través de los Madrigales de Monteverdi, El Periférico de Objetos realiza una retrospectiva de sus más famosas puestas, aquellas que llevaron por todo el mundo y que cimentaron una forma teatral única en su género.

Por DANIEL LINK


El Periférico de Objetos va a la guerra. El grupo, formado por Ana Alvarado, Emilio García Wehbi, Alejandro Tantanian y Román Lamas, prepara un nuevo espectáculo basado en los Madrigales de Monteverdi. Estrenarán en mayo del 2000 en Bruselas (la ambiciosa producción corre por cuenta de tres Festivales de Teatro: Bruselas, Berlín y Hanover) y en julio en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín. Para el grupo supone varios desafíos. Por un lado, porque las dimensiones del espacio escénico no son las que habitualmente ha explorado (“Vamos a trabajar con objetos grandes, que exceden el cuerpo del manipulador”, puntualiza Daniel Veronese). Por el otro, porque es la primera vez que se enfrentarán con el teatro musical (Veronese: “El espectáculo tiene una idea general, que es la máquina de guerra”). Por las necesidades mismas del espectáculo –que incluirá manipuladores, objetos enormes, pero también músicos y cantantes–, la escala es otra. Y seguramente, algo cambiará en la estructura de funcionamiento del grupo. “Como imaginamos que vamos a hacer un viraje, nos decidimos a dar esta especie de retrospectiva”, interviene Ana Alvarado, feliz porque acaba de completar el Ciclo Básico en la universidad. Agrega Veronese: “Además, sentimos que hay una cantidad de herramientas que se nos están agotando. Tenemos que encontrar una nueva ley”.

Del títere al objeto
El Periférico de Objetos nace en 1989, de un complot. “Lo que nos importaba era crear un lenguaje antagónico al lenguaje oficial de los títeres”, señala Veronese. Los integrantes iniciales del grupo (Alejandro Tantanian se sumó en 1995) tenían todos formación de titiriteros e integraban la exitosa compañía que Ariel Bufano comandaba por entonces en el Teatro San Martín. Con Variaciones sobre B... (1991), el grupo se despegó del modelo de titiritero tradicional. “Tratábamos de encontrar claves escénicas que remitieran a una realidad no vista, no transitada previamente. Hubo algo muy fuerte que descubrimos con Variaciones y que no abandonamos más”, recuerda Veronese. Es que el “teatro de manipulación” que el grupo propone desindividualiza al manipulador: los actores trabajan con instrumentos expresivos que están fuera de su propio cuerpo. En el Hombre de Arena (1993) fueron más lejos: los cuerpos aparecen mezclados de tal modo que no se sabe quién maneja qué. “El tipo de teatro que nosotros hacemos no tiene representatividad ni en el teatro de títeres ni en el de actores. Aun para nosotros es un espacio novedoso”, insiste Veronese. “En esos primeros momentos, tratábamos de desmitificar la magia de los títeres. Lo que hicimos fue crear una magia más cruda, que no funciona ocultando la relación entre el títere y el manipulador, sino exhibiendo ese entre. El actor alcanza una zona donde el muñeco funciona como su degradación. Algo que es él y que a la vez no lo es: son sus movimientos, pero no su materia”. Ese vínculo entre el orden de lo humano y de lo no humano provoca otro tipo de encantamiento, más metafísico, porque lo que allí se pone en juego es una pregunta sobre la vida y sus posibilidades de existencia.

Lo siniestro
Dice Ana Alvarado: “Lo nuestro siempre tuvo algo del juego infantil. Los chicos juegan con cualquier cosa, son grandes manipuladores... Ahora bien, es cierto que nosotros encontramos en los muñecos algo que no es lo que la gente encuentra comúnmente”. Entre carcajadas que comparte con Daniel Veronese, Alvarado sentencia: “Lo nuestro es el lado oscuro de La Fuerza”. Ese lado oscuro estuvo presente desde el primer momento. La misma secuencia de los textos que el Periférico adaptó (el Ubú de Jarry, el Borges de “El hombre de arena”, Kafka, etc.) declara una predilección por lo negro. “En 1989 hicimos nuestra primera puesta, en el Parakultural. Y, si bien ese Ubú Rey era completamente titiritero, ya había un tono herético que teñía todo el espectáculo”, rememora Veronese. En todos estos años, cada espectáculo permitió consolidar las investigaciones que el grupo realiza. Veronese:“La experimentación siempre nos fue llevando. En El hombre de arena nos excedió la capacidad siniestra del texto. Porque para nosotros, que somos argentinos, lo siniestro se cargaba inmediatamente de un contenido referencial preciso: los desaparecidos. Hoffman nos enfrentó con la imposibilidad de adaptarlo. Así llegamos a Freud. Así imaginamos la idea central del cubo de tierra de donde van saliendo los muñecos. Ya al levantarlos de la tierra, lo siniestro remitía a nuestra historia, aunque no quisiéramos”. En Freud, lo siniestro es un estremecimiento que surge cuando lo familiar se tiñe de extrañeza: ese lado oscuro de La Fuerza que domina la imaginación de El Periférico de Objetos, tanto en lo que se refiere a la selección de los textos como a la experimentación con los objetos. “La violencia, la muerte, la falta: casi todos nuestros espectáculos hablan de eso”, señalan a dúo Alvarado y Veronese.

Y la política del arte
Cae la tarde y los cafés se suceden. El Periférico es uno de los grupos teatrales más originales y radicales de la década, no sólo en el contexto argentino sino en el teatro contemporáneo en general. ¿Puede el éxito arruinar el trabajo realizado? Veronese no se inquieta ante una pregunta que él mismo se formula todo el tiempo: “La cuestión principal es preguntarse siempre para qué sirve lo que uno hace, qué es lo artístico, a quién le sirve lo que hacemos... Nosotros siempre hemos apuntado al disenso. No queremos crear consenso o poner espectáculos exitosos. Incluso la confusión del público nos parece un efecto mejor. Con nuestras puestas la gente siempre se siente conmovida, pero al mismo tiempo incómoda. En otro plano, nosotros también nos sentimos incómodos: como si nuestro discurso estuviera en contra de quien nos subvenciona. Estamos en la situación privilegiada de ser artistas y para nosotros hacer arte es cuestionar precisamente ese privilegio, sin poder abandonarlo. Pienso que ésa es nuestra principal contradicción. Es bastante incómodo cobrar un sueldo de un gobierno corrupto y asesino. Es bastante incómodo representar al gobierno en giras y festivales... Pero lo importante es no perder de vista que, en la incomodidad, también se pueden encontrar razones para seguir haciendo lo nuestro”. Según Alvarado: “La política de subsidios terminó por ahogar la creatividad de muchos grupos europeos. Por fortuna nosotros trabajamos en estos teatros off donde no hay plata, pero tampoco condicionamientos. Veremos qué pasa ahora, que nos sentimos encasillados en el teatro de muñecos. Tenemos ganas de meternos con otras cosas sin abandonar nuestra posición crítica”.

El grupo Periférico de Objetos presentará
El hombre de arena los jueves a las 21 horas, Máquina Hamlet los sábados a las 23 y Variaciones sobre B... los domingos a las 20 en El Callejón de los Deseos
(Humahuaca 3759), y Zooedipous los viernes a las 21. en Babilonia (Guardia Vieja 3360).