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Yerba
buena
Después
de una exahustiva investigación de ímproba pericia periodística,
Radar logró hacerse con un e-mail que anda circulando por los claustros
universitarios. A continuación, se reproduce el documento que da
cuenta de cómo se diferencian las distintas universidades de Buenos
Aires según sus letreros sobre el cuidado del césped:
Universidad
de Belgrano:
Ay, gordi, no pises el pasto, ¿tsí?.
Universidad de San Andrés:
Favor de no aterrizar sus jets privados sobre el césped.
Universidad Católica Argentina:
No pisen el césped, por el amor de Dios.
UADE:
Si encuentran pasto, avisen, así construimos ahí otro
edificio.
Universidad del Salvador:
Si usted pisó el pasto, haga el favor de pagar en caja, gracias.
UBA (CBC):
Favor de no robarse el pasto.
UBA (Derecho):
No pisar el césped, Ley 8977, Ordenanza 13667.
UBA (Ingeniería):
No hay pasto.
UBA (Psicología/Filosofía):
No fumarse el pasto.
Universidad Austral:
Si usted pisa el pasto, se irá al infierno.
El
granero del mundo
A
los sesenta y un años, Rose Marie Fanucchi es la fundadora, editora
y única periodista de la revista Coastal View News, que edita una
vez por semana desde un departamento de un ambiente en Carpinteria (California).
La revista sirve a los habitantes del pueblo para informarse sobre cuestiones
de suma importancia local, como La mejoría de Mabel después
de su caída del otro día y La visita de Jack
a su tío en Minnesota. Hace tres meses, Fanucchi leyó
en otro diario local que un granero del siglo XVIII había sido
desmantelado en la Costa Este y estaba siendo transportado a Santa Bárbara,
a media hora de Carpinteria. La periodista publicó la noticia abajo
de una queja sobre los problemas con la recolección de basura en
el pueblo y arriba de una nota sobre la graduación en la Universidad
de Stanford del sobrino de unos vecinos. Un mes después, el Coastal
View News recibió una carta documento en la que se la intimaba
a no divulgar más información que permita averiguar
directamente o indirectamente la ubicación del granero histórico.
En su defecto, la demanda sería millonaria. Según el abogado,
mi cliente viaja largas distancias para asegurarse no ser localizado
por sus fans o personas peligrosas. Acto seguido, el abogado revelaba
que su cliente era Joel Schumacher, director de las dos últimas
secuelas de Batman. Fanucchi le mandó una respuesta escrita al
abogado, asegurándole que en ningún momento quiso invadir
la soledad del nuevo vecino, a quien no conocía y del que
nunca había visto ni una película, pero al que de todos
modos deseaba enviarle un mensaje: que no gaste fortunas en cartas documentos
ni en abogados que escriben Carpenteria en vez de Carpinteria, el
nombre de un pueblo donde a nadie le importa qué tiene Schumacher
en el granero.
Cosa
de negros
Después del batacazo que dio con Hombres de Negro,
Barry Sonnenfeld volvió al ruedo con Wild, Wild West, una adaptación
de la serie de televisión norteamericana que hizo furor entre 1965
y 1969. Pero a pesar de pelearla en la cima de los rankings de recaudaciones,
a la película le vienen lloviendo acusaciones desde el día
del estreno por sus chistes de alto contenido racista. Según la
versión oficial, en los diálogos del guión original
no se hacía ninguna mención al color de Jim West, hasta
que Will Smith le sugirió a Sonnenfeld incluir algunos chistes.
Así, por ejemplo, Kenneth Branagh le dice a Smith que parece el
tío de un mono (amén de una serie de chistes filmados
que no consiguieron el visto bueno en las funciones privadas y tuvieron
que ser eliminados para la versión final de la película).
Robert Conrad, el actor que hizo de Jim West en la serie televisiva de
los 60, dijo a diestra y siniestra en diarios y revistas yanquis estar
profundamente decepcionado por el humor de la adaptación.
El periodista Chris Hicks disparó con munición más
gruesa: según Hicks es imposible que un negro haya sido agente
secreto del gobierno en el Lejano Oeste de 1870 y haya logrado infiltrarse
en una sociedad racista. Por otro lado, la idea de adaptarla en un futuro
sin tensiones raciales (como decidió George Lucas para su Episodio
1 de La guerra de las galaxias al incluir a Samuel Jackson como Jedi)
tampoco salva la situación, porque por más que suceda en
el futuro, todos se la pasan haciendo chistes sobre el tema. Sonnenfeld
y Smith salieron a hacerle frente a la ola de acusaciones argumentando
que es divertido ser lo que ellos llaman políticamente incorrecto
en un país donde la vida es tan aburrida. Muy bien por ellos,
si no fuera porque la película es igual de aburrida.
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