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Imágenes
de la indiferencia
POR
DIEGO TREROTOLA
Y CÉSAR CIGLIUTTI
Para leer las imágenes producidas por De la Rúa no es necesario
utilizar ni siquiera los puntapiés iniciales de Jakobson y Barthes
y sus respectivas teorías sobre las poéticas comunicativas
de slogans políticos y las retóricas visuales de fotografías
publicitarias, que elaboran lecturas explicativas de las estrategias discursivas
que navegan en aguas de, por lo menos, doble filo. En un país marcado
por la masacre militar, no hay posibilidad de dimensión connotativa
ni función poética alguna en la imagen de un grupo armado
encabezado por De la Rúa que se difundió durante la propaganda
televisiva de su campaña electoral. Más aún considerando
que esta imagen no se agota en su enunciación sino que está
articulada con el programa político que, como jefe de Gobierno,
De la Rúa impulsó para que la Legislatura de la Ciudad de
Buenos Aires modifique el Código Contravencional, aprobando la
penalización, en los más duros términos, de la prostitución
y el merodeo, entre otras cosas. Brindando, de esta manera, mayor poder
e impunidad para la violencia policial ejercida principalmente sobre travestis,
pobres, transexuales, extranjeros, lesbianas, provincianos, gays y bisexuales.
Esta afirmación está lejos de ser la típica postal
de las minorías victimizadas. Por el contrario, es
el paisaje real transitado por las organizaciones que realizamos patrullajes
civiles en distintos barrios de la Capital. Frente a esta evidencia,
a la hora de elegir presidente, ¿qué lugar ocupó
para los ciudadanos esta imagen en el momento de votar? ¿Dónde
van a parar las imágenes de la cultura?
La Comunidad Homosexual Argentina (CHA) supo situar a De la Rúa
en el espacio que se ganó: en el mural Imágenes y palabras
de la discriminación, expuesto en Plaza de Mayo durante la Semana
y Marcha del Orgullo Lésbico Gay Travesti Transexual Bisexual de
los últimos dos años. Allí se exhibieron fotos y
frases de distintas personas que hicieron pública su actitud discriminatoria
y que, en la mayoría de los casos, sólo contaron con nuestra
denuncia como única reprobación. Entre las figuras de Luis
Patti, Marcelo Tinelli, Ruckauf, Aldo Rico, Carlos Menem, Eduardo Duhalde,
entre otros, se reservaba un lugar destacado en el mural para Fernando
de la Rúa, caracterizado como uno de los políticos con más
extenso historial en discriminación hacia las minorías sexuales.
En su pasado como senador, presentó un proyecto de la Ley Antidiscriminatoria,
aprobada con el número 23.592. La CHA presentó reiteradamente
a De la Rúa la inclusión de la orientación
sexual en el proyecto. Nunca tuvimos respuesta y su Ley Antidiscriminatoria
resulta hasta hoy de una inutilidad asombrosa. Más recientemente,
en el desalojo de la Aldea Gay que dejó a más
de cien personas en la calle, por la carga que significaba la denuncia
constante en los medios de comunicación, De la Rúa designó
a uno de sus asesores (no muy voluntarioso) para tratar este caso. Muchos
habitantes de la Aldea permanecieron viviendo un mes debajo de la autopista
hasta que finalmente la CHA asumió la responsabilidad de toda la
gestión. Insistentemente el Movimiento Lésbico Gay Travesti
Transexual Bisexual presentó petitorios y solicitó cientos
de entrevistas por violaciones de los derechos humanos y procedimientos
inconstitucionales. Nunca el jefe de Gobierno recibió a ninguna
de las organizaciones, negándose a establecer cualquier tipo de
diálogo, mostrándose descaradamente indiferente.
Luego de ser elegido presidente, De la Rúa invadió la ciudad
con una nueva imagen, en la cual, con la mano en alto y gesto de estar
bendiciendo, afirma grandilocuente: Ganamos todos. En ese afiche, notablemente
oscuro y cruzado de sombras, asoma como un destello un breve fragmento
de la bandera argentina. Esta imagen de indisimulada demagogia se apoya
en su concepción elemental y negativa de la democracia: la reducción
a la voluntad de una mayoría imaginaria. Y Fernando de la Rúa
detenta una capacidad imaginativa fuertemente limitada por su heterosexismo
militante. En este contexto, no podemos dejar de entender que el fragmento
de la bandera es proporcional a la poca cantidad de habitantes que abarca
el todos de su discurso político, y las sombrasfuncionan
como un adelanto de la oscuridad donde se nos quiere imponer vivir en
el nuevo mandato a muchas personas.
Enfrentando este discurso, diez organizaciones lésbicas, feministas,
gays, travestis, transexuales y bisexuales realizamos una serie de actividades
ciclos de cine y video de producción nacional, presentaciones
de libros, conferencias y debates en la edición 1999 de la
Semana y Marcha del Orgullo, eligiendo como consiga: En la sombra de la
hipocresía, a brillar mi amor. No hay más que ver el afiche
para saber de qué lado se encuentra De la Rúa.
Diego Trerotola y César
Cigliutti
son miembros de la CHA.
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