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Navegar por los ríos del mundo es un nuevo estilo de viajar. Desde el Amazonas, el Orinoco y el Paraná hasta el Níger, el Ganges y el Mekong, algunos itinerarios de estos viajes sobre el agua.


TURISMO FLUVIAL: UN NUEVO ESTILO DE VACACIONES SOBRE EL AGUA
Viajes por los ríos del mundo

Navegar... un viejo sueño de la humanidad que, en el mundo del turismo, hoy es posible gracias a un nuevo estilo de viajar. La aventura de recorrer los ríos para conocer mejor la Tierra.

Por Graciela Cutuli

Hasta hace pocos años, los amantes de los viajes sobre el agua casi no tenían otra elección que los lujosos cruceros pensados más para la diversión y el descanso que para el turismo y la aventura. Sólo algunos temerarios se animaban a bajar el Ubangui -en Africa Central- en piragua, o el Ganges en barcos colectivos. Los otros terminaban eligiendo el turismo fluvial en barcos cargueros descubiertos (gabarras) por los canales de Francia o del Benelux, a un ritmo tranquilo y sin dificultades. Sin embargo, desde hace cierto tiempo empezaron a surgir agencias especializadas en el turismo fluvial: y su éxito demostró lo grande que era la expectativa. Para animarse a recorrer el Orinoco en piragua o el Shannon en canoa, sólo hay que decidirse y soltar amarras.

Ríos y exploración

Los ríos, en todos los tiempos, fueron el mejor medio de exploración de territorios nuevos. En el territorio lindante con sus orillas se arriesgaban los exploradores, antes de aventurarse al interior de las tierras. La historia de la colonización argentina por parte de los conquistadores españoles es un ejemplo de esta manera de acercarse a tierras desconocidas.

Si bien es cierto que hoy quedan pocas tierras ignotas en el mundo, algunos ríos atraviesan regiones tan salvajes y exóticas que dan la impresión de haber regresado al tiempo de los grandes descubrimientos, de los grandes exploradores, cuando la geografía del mundo todavía era una incógnita sin resolver.

El norte de Canadá, prácticamente deshabitado y de difícil acceso, es una de las tierras predilectas de quienes quieren sentirse en la piel de los antiguos comerciantes de pieles salvajes, bajando en canoa los grandes ríos que, en esta inhóspita región, son el único medio de comunicación entre un lugar y otro. Para los menos aventureros, un circuito más accesible es bajar los ríos Bloodvein y Gammon, antes de desembocar en el inmenso lago Winnipeg. Durante toda esta travesía, los remeros gozarán de la compañía de las colonias de castores que abundan en estas aguas.

Otros destinos de los aventureros modernos, y uno de los más clásicos, es remontar el río Niger, verdadera autopista fluvial en el corazón de Africa occidental. Desde Bamako, capital de Mali, el Niger desciende hacia la mítica ciudad de Tombuctú, punto de llegada de los grandes exploradores del siglo pasado. Las ciudades que se bordean a lo largo de este recorrido están cargadas de tradiciones, mito e historia: Segou, Djenne, la capital de Songhai (un imperio que se extendió por toda Africa Occidental antes de la llegada del hombre blanco), Mopti, la Venecia de Africa, Tombuctú, la ciudad prohibida... En medio de los pájaros, los hipopótamos, y más al norte ya en las puertas del desierto, el Niger es el río rey de Africa, una manera insustituible de efectuar un viaje único. En Africa ecuatorial, es el Ubangui, entre la República Centroafricana y el Congo, el río que ofrece la posibilidad de descubrir la gran selva africana, adentrándose en los territorios de los pigmeos Bayakas.

Ríos y deportes

Kayak, rafting, natación, buceo... Los ríos permiten también conjugar el turismo, la aventura y los deportes. En materia de rafting, uno de los más clásicos es el río Colorado, en Estados Unidos. En un marco vertiginoso, de Moab al lago Powell, son cinco días de descenso entre los rápidos en el fondo de los espectaculares cañones.

Más exótico, el rafting se practica también en Nepal, sobre el río Trisuli. Al pie del techo del mundo, entre las gargantas y atravesando ciudades cargadas de pagodas, el Trisuli puede bajarse en rafting, sin que haga falta tener un nivel de experto.

En lo que concierne a las canoas, uno de los ríos preferidos de los expertos es el Shannon, el río principal de la verde Irlanda. Desde las altas tierras donde están sus fuentes hasta el mar, el Shannon se abre camino a través de un paisaje de colinas verdes y lagos ricos en peces. También es posible llegar a Dublín gracias a un canal que atraviesa Irlanda de este a oeste, conectando la ciudad con el curso inferior del Shannon. Al mismo tiempo se puede atravesar siguiendo este río todo el oeste de Irlanda, gracias al canal del Shannon al Erne, recientemente abierto, después de haber permanecido abandonado por 130 años. El canal desemboca sobre el Erne y el viaje sigue, al pie de los castillos y en medio de los campos por donde se pasean los pequeños caballos Connemara, hacia el norte de Irlanda.

Turismo fluvial

Además de los clásicos del género -romántica navegación del Rin entre Baviera y la Selva Negra, o descenso del Nilo en busca de los tesoros arqueológicos egipcios (con la tradicional travesía del lago Nasser en velero)- el turismo fluvial se organiza en torno de nuevos destinos que se acrecientan cada año. Jalonados por diversas escalas y con tiempo para las visitas turísticas, estos nuevos cruceros se realizan a bordo de confortables barcos especialmente acondicionados para cada travesía.

Así, por ejemplo, es posible en Portugal bajar el Douro a bordo de un “rabelo”, una de esas gabarras hoy día casi desaparecidas pero que en otros tiempos se usaban para el transporte de toneles de vino, hacia Porto. Desde Pinhao, casi en España, a Porto, el Douro permite descubrir el norte portugués de par en par.

En el otro extremo de Europa, en el delta del Danubio (Rumania), las embarcaciones actuales llevan a sus visitantes tras la huella de los navíos bizantinos. Entre barcos de pescadores y naves de transporte, a través de lagos, a lo largo de los canales y los brazos del río, este crucero permite descubrir uno de los lugares más originales de la Europa oriental, visitando pueblos rumanos donde se entrecruzan Oriente y Occidente, la cultura latina y la cultura eslava.

En el sur de la India, provincia de Kerala, se acondicionó especialmente para el turismo una embarcación a vela. De Quilon a Cochin, los Blackwaters bordean la costa del Océano Indico y son la llave para descubrir la India cotidiana. Siempre en el gran país oriental, se puede bajar por el sacro Ganges a bordo de embarcaciones a vela o a motor que atraviesan el río rey de la India. Desde Agra, y su famoso Taj Mahal, pasando por Benarés, la ciudad santa, y hasta su desembocadura, el Ganges permite descubrir a cada paso la India secular de las campiñas y la actividad acelerada de las grandes ciudades.

De regreso en Europa occidental, es posible para los amantes de la calma y la distensión alquilar su propia embarcación, una variedad de fondo plano que sirve para transportar mercaderías pesadas sobre los canales de Francia, Bélgica, Alemania y Holanda. Durante varios días o un mes, varias horas de aprendizaje para aprender a poner el barco en marcha correctamente son suficientes. Y si bien la velocidad casi no puede llamarse como tal (se avanza a unos pocos kilómetros por hora), es posible admirar con tranquilidad los paisajes, hacer escalas en cualquier momento y darse el gusto de realizar un viaje fluvial totalmente individual.

Entre los cruceros más atrapantes, finalmente, se encuentra el que ofrece el “Sepik Spirit”, un barco hotel construido a la manera de las casas de los espíritus, que remonta el río Sepik en el corazón de Papuasia. Hundiéndose en la jungla hacia regiones donde quedan aún lugares sin cartografiar, el “Sepik Spirit” permite viajar a la búsqueda de pueblos que viven todavía como en la era neolítica.

Los precios de las prestaciones suelen ser elevados debido al auge actual de este tipo de viajes, pero los más ahorrativos y los trotamundos podrán seguramente encontrar soluciones interesantes viajando como lo harían los nativos de cada lugar. Sin embargo, es preciso recordar que en países como Birmania, el este del Ecuador, o el valle del Nilo, esprácticamente imposible viajar fuera de los programas previstos para el turismo.

En América latina

En América del Sur, los clásicos son, por supuesto, el Paraná, desde Buenos Aires hacia Paraguay, y la Amazonia. Es en la región de Manaos, en la confluencia del río Negro y el Solimoes, donde las lanchas permiten hundirse a través de la selva en busca de los pueblos diseminados a lo largo de las orillas del río. En el corazón de esta inmensa reserva natural, las lanchas amazónicas navegan internándose por tierras legendarias, donde se cruzaron tribus indígenas, misioneros, exploradores, comerciantes y aventureros. Sobre el alto Orinoco, las “voladoras” (canoas rápidas) remontan el río en el corazón de la selva, hacia los territorios de los Yanomanis, en una de las regiones más salvajes del planeta. Durante este viaje no es raro cruzarse con las piraguas de los cazadores indígenas, buscadores de oro o pescadores.

En Ecuador, el singular “Flotel de Orellana”, un barco hotel de varios puentes, baja el Aguarico a través de la selva ecuatoriana. Este hotel flotante permite que varias veces durante los cuatro días que dura el crucero los viajeros puedan desembarcar en las costas para descubrir la jungla a través de miniexpediciones a pie o en piragua.

Pero todas éstas no son sino algunas sugerencias, ya que desde los numerosos rápidos para hacer rafting al sur de Mendoza, hasta los barcos que van y vienen entre Buenos Aires, Colonia y Montevideo en el Río de la Plata, así como en los cruceros de los fiordos chilenos, el cono sur del continente ofrece numerosas posibilidades para lanzarse a descubrir las aguas.

Ríos exóticos

Recientemente, el secreto de la fuente donde nace el Mekong pudo ser descubierto. Una expedición consiguió hallarla en las alturas del Himalaya, en una región inaccesible. Antes de bañar el sur de Vietnam, el Mekong atraviesa Laos, el antiguo reino del Millón de Elefantes. El río es una importante fuente de comunicación para el país, y los “sampans” -las embarcaciones de la región- conectan a los pueblos y ciudades diseminadas a lo largo de su corriente. Pero al sur de Vientiane, la capital, se encuentra uno de los barcos más curiosos: el “Vat Phou”, nombre derivado del templo de Champassak, célebre lugar de la civilización khmer. El “Vat Phou” es una gabarra hotel enteramente construida en madera, cuyo puente semeja una casa con sus balcones y ventanas con persianas. El “Vat Phou”, destinado al turismo, permite descubrir los principales vestigios khmers en el sur de Laos.

Pero el Mekong es también el río de Camboya, y desde Phnom Penh, la capital, es posible remontarlo en barcos de junco, antes de hacer una escala para visitar las ruinas del fabuloso Angkor Vat, uno de los lugares más famosos del mundo.

Sobre la orilla opuesta de la península indochina, el Irrawady atraviesa de par en par Myanmar (ex Birmania), país recientemente abierto al turismo. Aislado y fuera del tiempo, Myanmar ofrece un verdadero contacto con el Asia milenaria. Su inmenso valle está cubierto, según la leyenda, por miles de “stupas” (campanarios) de oro. Convertido en pocos meses en uno de los lugares más buscados por el turismo internacional, el lujoso barco “Road to Mandalay” permite descender el Irrawady en condiciones excelentes, disfrutando del placer de descubrir sitios intactos y el encanto de realizar un crucero fluvial en un marco inolvidable.



LA OTRA ORILLA DEL RIO DE LA PLATA
En el remanso carmelita

Por Diego Lorenzo

Entre las alternativas que ofrecen las costas uruguayas, hay una cuya cercanía y serenidad la hacen más que tentadora para cualquier fin de semana. A sólo tres horas de navegación desde el canal fluvial del Tigre, la ciudad de Carmelo espera a quien la visitecon sus impecables playas sobre el Río de la Plata, sus monumentos históricos y su tradicional Casino.

Lo primero que asombra al visitante es la pulcra infraestructura costera que poseen las playas de Carmelo. Todos los tipos de servicios indispensables se ofrecen en la Playa Sere, en la que no sólo se puede caminar por arenas limpias sino también nadar en aguas que desmienten el turbio color marrón del Río de la Plata, tal como se lo conoce en la orilla porteña. En la desembocadura del arroyo de la Vacas, se practican todo tipo de deportes náuticos y se organizan distintas actividades artísticas y deportivas que dan por descontada la participación activa de cualquier turista. Tal vez no sea una obviedad añadir que también hay espacio para el placer culinario: dos restaurantes ubicados en la ribera preparan todas las variedades posibles de chivitos y otras delicias sin que sea necesario desangrarse por los costos.

Es en esta época del año en que el ya clásico Atracadero de Yates de Carmelo comienza a recibir la afluencia de náuticos de varios países, con la mayoritaria presencia de argentinos y brasileños. También estos 700 metros de muelle ofrecen todo tipo de comodidades y servicios, incluyendo los resguardos de un camping náutico con vigilancia permanente y todos los auxilios técnicos a cargo de la Prefectura uruguaya. Alejándose un poco de la zona costera, se puede hacer un recorrido por la ciudad de Carmelo siguiendo las huellas de su historia. En la intersección de las calles Uruguay y José de San Martín, se encuentra el Templo Histórico del Carmen, que se construyó con adobe y paja cuando se fundó el pueblo. Junto al templo, se halla el Archivo y Museo Parroquial del Carmen, levantado por orden del presidente Oribe en 1849 que conserva sus antiguos pisos y sus tejas originales.

Retomando a pie la calle José de San Martín, y a pocos metros de la céntrica Plaza Independencia, el camino lleva inexorablemente hacia la Rambla de los Constituyentes, muy celebrada por sus vehementes terrazas.

En la noche, aquellos que siguen los seductores caprichos de la fortuna pueden perderse en los pasillos del Casino de la ciudad. Se trata de un imponente hotel con más de cien habitaciones con baño privado y con amplias salas de juego con ruleta, punto y banca y las infaltables máquinas electrónicas que lo convierten en uno de los salones de juego más grandes del litoral uruguayo. Frente al mismo, se encuentra la Reserva de Fauna, que alberga diversas variedades zoológicas y cuya gratuidad la hace única en la zona.

En suma, a sólo tres horas de viaje, Carmelo se propone como una opción más que interesante para el miniturismo y muy adecuada para conjurar las posibles melancolías de cualquier fin de semana urbano.

Teléfonos útiles

Para mayor información sobre los pasajes a Carmelo, comunicarse con los números 749-6765 y 394-5520, o bien dirigirse al Consulado de la República Oriental del Uruguay en Av. Las Heras 1902. En cuanto al alojamiento, se puede consultar, entre otras opciones, al hotel Casino, tel: 2314; al hotel Bertoletti, tel: 2030; o al hotel Rambla, tel: 2390.


Informaciones practicas para embarcarse
Desde el Orinoco al Mekong

Para realizar el viaje de sus sueños, desde el descenso del Mekong hasta una expedición en canoa por los lagos de Finlandia, la agencia francesa Fleuves du Monde es una de las primeras del mundo que se especializó en el sector (7, rue Cochin, F-75005, París).

Canadá

Lago Winnipeg: desde Winnipeg, servicios de ómnibus hasta Bisset, y luego un hidroavión especial hasta el río. Desde junio a setiembre.

Africa Negra

Río Niger: desde Bamako, la capital de Mali, o desde cualquier ciudad a orillas del río en Mali o Niger (evitar Nigeria), numerosos taxis remontan y bajan el río. Desde julio a abril (para evitar la estación de las lluvias).

Ubangui: vuelo a Ubangui, capital de la República Centroafricana, y descenso del río que se interna en la selva y sirve de frontera entre el Congo, Zaire y la Rep. Centroafricana. Todo el año.

Indochina

Irrawady: el barco Road to Mandalay pertenece a la compañía Eastern and Oriental Express (propietaria del lujoso tren del mismo nombre). Se trata de un antiguo barco de crucero del Rin, redecorado al estilo oriental, y posee 71 cabinas. Sube el río desde Bagan a Mandalay, y un poco más al norte, hacia Mingun (4 días de crucero). De setiembre a abril.

Para el navegar el río Mekong, hay que llegar primero a Vientiane desde Bangkok. Algunos barcos pueden llevar a los turistas desde esta región, o bien llegar a la ciudad de Pakse, al sur, en la región khmer, para bajar el río hasta la frontera camboyana (es este tramo el que recorre el barco turístico Vat Phou). Los aventureros (provistos de visas y autorizaciones) pueden seguir su ruta a través de Camboya y la ex Saigon, en Vietnam. De julio a abril.

India

Para navegar por el Ganges: hasta Nueva Delhi, y luego conexión vial con Agra, la ciudad del Taj Mahal, antes de llegar a orillas del río y descender hacia Benarés. De octubre a abril (para evitar las crecidas). Para navegar el río Blackwaters, dirigirse a Cochin, desde Bombay o Nueva Delhi, y embarcarse en un kattuwallom (barco a vela, tradicional) hacia Quilon y el litoral.

América del Sur

Orinoco: desde Caracas a Puerto Ayacucho por las líneas interiores, luego a Samariapo para embarcarse en una “voladora”. Todo el año.

Amazonas: remontar hacia Manaos por el río, o por avión desde Río o San Pablo. Numerosos taxis y barcos turísticos garantizan las conexiones. De junio a noviembre. Ecuador: de Quito a Tarapoa, sobre el río Aguarico, y navegación a bordo del barco “Flotel de Orellana” para un crucero de cuatro días a través de la jungla ecuatoriana. Todo el año.

Estados Unidos

Colorado: llegar a Moab (Utah) por las líneas interiores norteamericanas. Numerosas compañías proponen combinar el rafting sobre el Colorado con numerosas actividades. Todo el año (pero de abril a octubre el caudal del río es más importante, y por lo tanto el rafting está reservado a los más experimentados).

Nepal

Trisuli: desde Katmandú hacia Naryanghat por las líneas interiores o en ómnibus, luego regreso a Katmandú por el río. De mayo a setiembre.

Irlanda

Alquiler de canoas en Dublin, desde donde se llega al Shannon por el canal. O desde Banagher, punto de encuentro del río y el canal, para bajar hacia la ciudad de Shannon o remontar hacia el curso del Erne. De abril a octubre.

Portugal

Douro: de Lisboa a Porto en primer lugar. El tren lleva luego a Pinhao, donde se toma el “rabelo” para volver hacia Porto. De abril a setiembre.

Papuasia

A Port Moresby, vía Singapur, luego un avión de las líneas internas hacia Timbuke, en el norte del país. Embarque a bordo del “Speik Spirit” de Timbuke a Karawari para los tres días de crucero, la única “travesía neolítica” que puede ofrecer el planeta. Todo el año.

Francia

Para averiguar sobre turismo fluvial en ríos navegables y en la red de canales franceses, tres compañías proponen sus servicios, desde el alquiler de la gabarra hasta la estadía con todo organizado: Locaboat Plaisance (33.53.66.00.74), Paris Canal (33.1.42.40.81.60) y Rive de France (33.1.42.96.00.06).