PERU: paso a paso por
el valle sagrado de los incas

Desde
la ciudad de Cuzco, un tramo en tren. Después, una larga caminata
por los senderos que los incas trazaron en las montañas hasta
Machu Picchu, la fabulosa ciudadela enquistada en la cima de un cerro.
El camino atraviesa bosques, serpentea precipicios y pasa por sitios
arqueológicos y pueblos de piedra. La aventura de un viaje al
pasado del Imperio Inca.
Por
Ana von Rebeur
El sendero zigzaguea
interminablemente por un túnel de helechos y cañaverales.
Hacia ambos lados hay excepcionales vistas panorámicas de impresionantes
picos de paredes verticales elevándose como cuchillos que quieren
cortar el cielo. Mágicos nombres incas se suceden en ruinas arqueológicas
y en históricos santuarios de piedra que aún hoy habitan
los descendientes de sus magistrales constructores. La admirable e intrincada
red de rutas que los incas hicieron para cruzar los Andes a su antojo
puede tener la forma de una escalera labrada en la roca, de un sendero
que atraviesa un bosque, o de una calle adoquinada que cruza una meseta
y se convierte en un puente colgante sobre un río. Desafiando
los siglos, estas rutas llevan a todos los rincones del antiguo Tihuantinsuyo,
el poderoso Imperio Inca que aniquilaron los colonizadores españoles.
La primera sensación que uno tiene al descubrir Machu Picchu
es de profunda intriga y misterio. ¿Cómo pudieron construir
una ciudad de 13 kilómetros cuadrados en la cima de una montaña
entre dos picachos casi verticales, a 2045 metros sobre el nivel del
mar, a 130 kilómetros del Cuzco y a 600 metros por encima del
violento río Urubamba? Levantar una ciudad en esas alturas escarpadas
y terrenos desnivelados sería un desafío aún con
maquinarias modernas. Sin embargo, los incas lo hicieron, cortando piedras
que encastran unas con otras con tal precisión que impide introducir
ni siquiera una brizna de hierba entre bloque y bloque de roca pulida.
El resultado es una fortaleza inexpugnable de edificaciones variadas
en torno a una plaza central. Hay más de 150 viviendas ahora
sin techo con puertas y ventanas trapezoidales, rodeando patios
interiores. Los edificios más destacados son la Casa de Ñusta
(se supone que pudo haber sido un baño público) y el Intiwatana,
un bloque de piedra de 1,80 metro de ancho que está en el centro
mismo de la ciudad. El ángulo sureño de este misterioso
poliedro superior tiene una inclinación de unos 13 grados, que
además es la latitud en la que se encuentra Machu Picchu. Lo
que resulta sorprendente es que esa inclinación marca el equinoccio
de primavera el 22 de setiembre, fecha en que al mediodía
el sol no proyecta ninguna sombra sobre ese lugar sagrado.
Toda
la ciudad está rodeada por terrazas de cultivos con impresionantes
vistas panorámicas de los riscos que caen a pique sobre el retorcido
Valle Sagrado. La zona está dividida por grupos arquitectónicos
con nombres como La Plaza de los Templos, El Barrio
de las Prisiones, Templo de Pachamama, Tumba
Real, aunque el guía aclara que, en realidad, no es mucho
lo que se sabe con certeza sobre lo que ocurrió aquí.
Camino a la aventura
Para acceder a Machu Picchu tenemos tres alternativas: en helicóptero
o en tren desde la legendaria Cuzco, o lanzarnos a la aventura llegando
de la misma manera que lo hacían los habitantes de la ciudadela:
a pie por el Camino del Inca. Esta última alternativa es la más
recomendable para aquellos que tengan buenas piernas y largo aliento,
porque depara más de una recompensa. En el camino conocerán
ruinas milenarias cubiertas de musgos y plantas trepadoras, y refugios
de anchas paredes de adobe que brindan el lugar ideal para armar la
bolsa de dormir y pasar la noche, compartiendo la experiencia con viajeros
de todo el mundo. La histórica ruta sube hasta los 4200 metros
sobre el nivel del mar, cruzando arroyos torrentosos, atravesando subidas
escarpadas y bajadas abruptas.
El tiempo de recorrido se adapta a los pulmones del visitante. Los más
atléticos lo realizan en un día, partiendo a la mañana
y llegando a la noche, con botas buenas y sin demasiada carga. Las diferencias
térmicas son tan impresionantes que mientras durante el día
uno va en camiseta y shorts lamentando no tener un sombrero y pantalla
solar, de noche no hay pulover ni campera que alcance a combatir el
intenso frío.
Muchos prefieren hacer el viaje en dos tramos, pasando la noche en el
refugio. Los que quieran tomarse el paseo con más calma, tardarán
un
máximo
de tres días y dos noches en recorrerlo de punta a punta, llevandoprovisiones
y cuidándose de no resbalar en las picadas más pedregosas,
algunas de las cuales bordean respetables acantilados. Desde el Cuzco
se ofrecen servicios de guías para todos los gustos, algunos
de los cuales incluyen chefs de cocina que cargan cacerolas, faroles,
mesas y viandas para agasajar al mochilero gourmet. La zona de selva
es muy húmeda y suele lloviznar, por lo cual conviene llevar
pilotos y bolsas de nylon para cubrir las mochilas. Gracias a la enorme
difusión turística que ha tenido este camino, la vieja
ruta de los incas está tan transitada como en su época
de esplendor, especialmente por europeos ansiosos practicar el idioma
español.
La mejor época para realizar este recorrido ancestral es durante
la estación seca (entre mayo y setiembre), aunque la mayoría
prefiere realizarlo en el verano austral. El equipo básico para
llevar es una carpa, mochila, bolsa de dormir o mantas, aislador o colchoneta,
poncho de agua o impermeable, zapatos de caminata, cantimplora y comida
para los 3 o 4 días de travesía. En el Cuzco se alquilan
equipos completos de camping.
De Chillca al kilómetro 88
La caminata tradicional comienza en Qoriwayrachina (kilómetro
88), al
que
se llega en el tren que parte de Cuzco dos veces por día. Una
alternativa es iniciar la caminata en Chillca antes del kilómetro
88, un paraje al que también se llega en taxi u ómnibus
siguiendo la ruta hasta Ollantaytambo, un fascinante pueblo donde los
habitantes viven sobre las ruinas de las viviendas incas de piedra,
al pie de monumentales terrazas en las laderas. Desde Ollantaytambo
parten infinidad de caminos incas que van hacia pueblos sin nombre,
algunos de ellos habitados por gente que sólo habla quechua.
El camino del Inca que va desde Chillca a Machu Picchu bordea el río
hacia el oeste, con increíbles vistas de la cordillera de Urubamba
y del glaciar La Verónica, de tono rosado (en quechua Weqey
Willka o Lágrima Sagrada), a 5860 metros de altitud. El
primer día de caminata llana y fácil lleva
a Meskay, rodeada de ruinas incas como las de Willkaraqay, Kiswarpata
y Tunasmoqo. Más adelante se arriba a Patallaqta o Llactapata
(Pueblo de Arriba), con vistas formidables entre montañas
brumosas y el rumor del río que ruge cientos de metros abajo.
Al fin del día se llega a Qoriwayrachina o Kilómetro 88,
la estación del tren donde descienden la mayoría de los
caminantes que inician aquí el recorrido.
Hacia la Puerta del Sol
Bosques de eucaliptos nos alivian del sol ardiente siguiendo el río
Cusichaca, que recorre las comunidades incas de Yuncachinpa y Wayllabamba,
donde hay una escuela cuya maestra confiesa que tiene que caminar seis
horas por día para poder dar las clases. Subiendo el camino se
puede acampar en Tres Piedras Blancas junto al río Wairuro, nombre
de un árbol de frutos rojos. El camino sigue desde aquí
por bosques de cedros y nogales salpicados por el color de una enorme
variedad de orquídeas y begonias salvajes que crecen entre hierbas
perfumadas como el romerillo o medicinales como la Uña de gato
(uncaria tomentosa). El ascenso se prolonga hasta los 4200 metros de
Lllulluchapampa, la máxima altura de este recorrido, en una zona
súbitamente árida y pedregosa. Se puede acampar en Pakaymayu
y llegar al sitio arqueológico de Runkuraqay.
Ya
en estas alturas es muy posible ver al cóndor, protagonista de
la canción andina El cóndor Pasa que los músicos
locales dedican a los turistas día tras día durante todo
el viaje, hasta que uno se harta deseando no escucharla nunca más.
Un sorprendente túnel de 20 metros excavado en la roca con escalones
cómodos y paredes labradas nos lleva a las ruinas de Wiñaywayna:
palacios balconeando peligrosamente sobre el cañón del
río y una serie de 10 fuentes rituales que bañan construcciones
al borde del profundo precipicio. En el Km 107 de la vía férrea
Cuzco-Quillabamba se encuentrala represa de la Central Hidroeléctrica
de Machupicchu, construida en 1958, donde el caudaloso Urubamba se transforma
en 110,000 KW de energía eléctrica para los departamentos
de Cuzco y Puno.
El
último tramo de la caminata recorre un impresionante camino más
o menos horizontal, labrado en la ladera de la montaña, y continúa
en un sendero que trepa hasta el Intipunku (Puerta del Sol).
Al llegar a ese paso, ubicado a unos 2650 metros de altura, el asombro
nos deja sin aliento: ante nuestros ojos se despliega la magnificencia
del mayor conjunto arquitectónico inca de la región. Terrazas
para cultivo, callejuelas, plazas, palacios, edificios con ventanas
y puertas trapezoidales, cascadas y acequias, avenidas principales,
misteriosos altares y mesas monolíticas. Rodeada de precipicios
y flanqueada por los afilados montes Machu Picchu (Cerro Viejo) y Huayna
Picchu (Cerro Joven), la ciudadela parece haber sido construida para
ser inexpugnable a cualquier invasión y perdurar a través
de los siglos.
Cuando se emprende el regreso, la imponente ciudad de Machu Picchu reaparece
en la memoria como la visión mágica del sueño de
un imperio perdido.
En
tren por las montañas
Para
llegar a Machu Picchu en tren hay que tomar el recaudo de sacar el pasaje
con tres días de anticipación en la Estación San
Pedro de la ciudad de Cuzco, que es un paseo en sí mismo por
el vistoso mercado tradicional que se despliega en la calle, junto a
su entrada. El tren recorre caminos sinuosos entre montañas,
pegado al cauce del torrentoso río Urubamba. Hay dos categorías
de tren: el local y el turístico. Si bien hay una diferencia
de precio, se recomienda hacer el viaje en el turístico, más
confortable y seguro.
También se sugiere no seguir directamente a Machu Picchu, sino
descender en Aguascalientes, la penúltima estación. Con
esto se evita llegar al sitio arqueológico junto con toda la
multitud que lo invade al bajar del tren.
Aguascalientes es un sitio mágico, con un confortable albergue
juvenil de habitaciones espaciosas e impecables a un precio muy bajo,
rodeado de jardines floridos. A pasos del albergue hay unas piletas
de aguas termales donde se alquilan trajes de baño y toallas.
No hay que perderse el placer inesperado de poder tomar un baño
entibiado por las entrañas de la tierra, teniendo como techo
el cielo estrellado entre las ramas de la selva. Conviene levantarse
al día siguiente bien temprano y caminar por el sendero junto
a las vías del tren que bordea el caudaloso Urubamba, entre picachos
inmensos cuyas cimas se pierden en las nubes bajas. El camino se acaba
en la estación terminal de tren de Quillabamba, en el Km 112
desde el Cuzco, donde ya está armado un colorido mercado esperando
a los turistas. Finalmente, un ómnibus nos llevará, subiendo
8 kilómetros montaña arriba, hasta la misma puerta de
la legendaria ciudad que en las primeras horas de la mañana está
velada por un manto de bruma.
Datos
y precios
Pasaje aéreo
al Cuzco, ida y vuelta (Lan Chile - Lan Perú): $492 más
impuestos. (Reservas: Tel: 4378-2222).
Cuzco: El pase turístico a los monumentos de la ciudad
se compra en la Oficina de Información Turística, ubicada
en la Plaza de Armas: Avenida El Sol 103, Of. 102. Cuesta $10 y tiene
validez por 5 días.
Hoteles del Cuzco: Existen diversas categorías: desde
$30 hasta $200 la habitación doble.
Almuerzo típico: Papas a la Huancaina: $3 (papas hervidas
con salsa cremosa). Ceviche: $6 (ensalada picante de pescado crudo con
jugo de limón y especias). Gaseosa: $1. Anticucho de lomo: $6
(Brochette de carne a la parrilla. El típico es de corazón).
Tren Turístico Cuzco-Machu Picchu: $45 clase Pullman;
$55 clase Turista. Tren local (usado por los lugareños): $12.
(En todos los casos el viaje demora tres o cuatro horas.)
Omnibus desde la estación de tren hasta la fortaleza: $7
(20 minutos de viaje).
Helicópteros de Cuzco a Machu Picchu (media hora de viaje):
Empresa Helicuzco: Tel: (0051) 84-211019. Cuesta 85 dólares por
persona (ida). El regreso a Cuzco es más caro: 90 pesos.
u Derecho de uso del Camino del Inca (incluye la entrada a Machu Picchu):
$17.
Ingreso a Machu Picchu : $10
Hotel de Machu Picchu: $70 la habitación doble. Tel: 84-223339.
Tour terrestre con guía desde Cuzco: $70-$90.
Informes: Embajada del Perú: Avenida del Libertador 1720,
Buenos Aires. Lunes a viernes de 9 a 13 hs. Tel: 4802-2000. E mail:
[email protected]
Direcciones en la web:
www.peru.com
www.bestweb.net/~goyzueta/qosqes
www.cuscoonline.com
