Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Stira


 

VERANO ENTRE BOSQUES, LAGOS Y MONTAÑAS

Cuando llega el verano, Bariloche se viste con todos los colores del arco iris. El azul de los lagos, el verde de las montañas y los infinitos rojos de las rosas rivalizan para formar uno de los paisajes más hermosos de la Argentina.

Por Graciela Cutuli

Por muy conocidos que sean los paisajes de Bariloche, vistos en miles de postales, revistas, fotos de viajes de egresados o películas, son de una hermosura que siempre asombra. No importa la época del año: hay quienes prefieren el invierno, cuando todo se pone blanco y la temporada de esquí forma un vaivén entre la cumbre de los cerros y los refugios donde se prepara chocolate caliente; hay quienes aman el otoño, con toda la gama de colores que va del rojo al amarillo; y quienes no cambiarían por nada del mundo el paisaje que ofrecen los lagos y montañas en primavera y verano, cuando todo el renacimiento de la naturaleza se traduce en rosas por doquier, retamas en flor, lagos intensamente azules y bosques que se prestan para descubrir una increíble variedad de flores silvestres. Aunque el turismo masivo hizo de Bariloche una de sus ciudades preferidas, los circuitos tradicionales siempre tienen algo nuevo que ofrecer, y los ríos, montañas, bosques y lagos de la región se volvieron ideales también para las aventuras.
El más tradicional
Los 70 kilómetros del Circuito Chico se recorren tradicionalmente en medio día, pero la belleza de las perspectivas desde sus miradores son un verdadero imán para los fotógrafos, que suelen demorarse largamente en el circuito. El paseo comienza en la avenida Bustillo, bordeando el lago Nahuel Huapi, y avanza entre sinuosas curvas sobre las cuales florecen en esta época cientos de retamas. Después de pasar Playa Bonita, frente a la cual surge la isla Huemul –donde hace años hubo un vano intento de desarrollar energía nuclear– se llega al cerro Campanario, en el kilómetro 17. Los 1050 metros de altura del Campanario, fáciles de ascender gracias a una aerosilla, ofrecen una vista como para quitar el aliento: islas, brazos del lago y montañas se extienden contra la línea del horizonte lo suficientemente lejos como para lograr una impactante visión de conjunto, y lo suficientemente cerca como para que ningún detalle del paisaje quede fuera del alcance. Desde aquí se divisan los lagos Nahual Huapi y Moreno, la isla Victoria, el hotel Llao Llao, la península San Pedro y la laguna El Trébol, además de los cerros López, Goye, Catedral y Otto. Más adelante, el hotel Llao Llao y la cercana capilla San Eduardo, sobre la península Llao Llao, tienen una de las ubicaciones privilegiadas de Bariloche. Pasando el cercano Puerto Pañuelo se atraviesa un bosque de coihues y se llega al puente donde se unen el Nahuel Huapi y el lago Moreno, hasta volver a tomar la avenida Bustillo. En el camino se puede parar en el torrentoso arroyo López, que pasa entubado por debajo del camino, o tomar el desvío hacia la Colonia Suiza, el asentamiento de los pioneros alpinos que se establecieron en Bariloche a principios de siglo. Hoy quedan muchas plantaciones de frutillas, frambuesas y bayas, que se consumen frescas recién cosechadas o se destinan a la fabricación de dulces caseros, una de las especialidades de los artesanos de la zona, además de los infaltables chocolates. Una granja-museo permite conocer más sobre la historia de la colonia y de sus fundadores, entre ellos la familia Goye, que dio nombre al arroyo que atraviesa estas tierras. Además, desde los campings de Colonia Suiza parten varios senderos y picadas que permiten subir a las montañas y lagunas cercanas.
Muy cerca del centro de Bariloche, el cerro Otto (un homenaje a Otto Meiling, pionero del esquí y el montañismo en la región) también se asoma a una hermosa vista del Nahuel Huapi y sus islas, como la particular isla Corazón. Aunque se puede subir en auto, es tradicional tomar el teleférico que en 12 minutos lleva a la cumbre, a 1400 metros, donde funciona una confitería giratoria. Afuera, donde en invierno todos los que se animan se tiran en trineo sobre la nieve, en primavera y verano se puede pasear por los bosques de lenga floridos o bien animarse a la aventura del parapente: se ofrecen vuelos dobles, con instructor, para mirar el lago tal como lo miran los pájaros. El complejo del cerro Otto, además, incorporó en losúltimos años una curiosa exposición artística: se trata de las réplicas de tres esculturas de Miguel Angel –el David, la Piedad que se encuentra en el Vaticano y el Moisés– en tamaño natural, llevadas a Bariloche desde Florencia.
Bosques y lagos del sur
Desde Puerto Pañuelo, punto de partida de las excursiones lacustres que llevan a la isla Victoria, se puede zarpar también rumbo a la cascada Los Cántaros y el lago Frías: en ambos casos, durante todo el camino los catamaranes son literalmente perseguidos por interesadas gaviotas en busca de alimento. Durante la navegación por el brazo Blest del Nahuel Huapi, se pasa frente a la Isla Centinela, donde está sepultado el gran pionero de la región: el Perito Moreno, a quien se le debe la creación de los Parques Nacionales en estas tierras de belleza fantástica que exploró en el siglo pasado, trabando relación con los indígenas andinos y marcando los límites argentinos. Ya en Puerto Cántaros, se sigue a pie por un sendero que se interna en la selva valdiviana hasta los miradores sobre la laguna Los Cántaros, cuyas aguas forman el salto del mismo nombre. Al volver, se puede elegir en Puerto Blest entre caminar por los senderos de la zona o embarcarse nuevamente por las aguas del lago Frías, desde donde se divisa el imponente cerro Tronador. Al mismo Tronador se puede acceder entrando por el lago Mascardi, para subir después a pie por el valle del río Manso hasta el Ventisquero Negro. Desde hace miles de años la cima de la montaña está cubierta por una gruesa capa de hielo, que al deslizarse o desmoronarse arrastra rocas y sedimentos con un estrépito impresionante, que le valió al cerro –el de máxima altura del Parque Nacional, con 3478 metros– el nombre de Tronador. Cuando se llega al cerro en auto, por la Ruta Nacional 258, que lleva también a la cascada Los Alerces, hay que tener en cuenta que la estrechez del camino obliga a alternar la circulación de la ruta: por la mañana se sube, por la tarde se baja. En la misma zona, el río Manso –cuyos rápidos se encargan de desmentir su nombre– es uno de los preferidos de los amantes del rafting. El Manso sigue un caprichoso recorrido desde el Tronador, descendiendo hacia el Atlántico pero luego cambiando de rumbo y yendo hacia el sur, alejándose de la cordillera. Sin embargo, más adelante vuelve a modificar su dirección, y vuelve hacia las montañas, cruzándolas para desembocar en el Pacífico: la zona, entonces, pertenece a la Cuenca del Pacífico, y merece así el señalador de “Divisoria de Aguas” que se encuentra entre los lagos Gutiérrez y Mascardi.
Circuito Grande y los Siete Lagos
Con un poco más de tiempo, ya que el trayecto de 250 kilómetros requiere casi todo el día, el llamado “Circuito Grande” es otro de los más bellos de Bariloche. Comienza en la ruta 237 y atraviesa el valle del río Limay (“Cristalino”, en la lengua de los mapuches), un nombre que podrían haber recibido cualquiera de los ríos o lagos que asoman en medio de un paisaje bellísimo, único gracias a las caprichosas formas que el viento moldeó en las rocas. Es el “Valle Encantado”, donde la imaginación tiene campo libre para bautizar las formaciones rocosas que asoman por el camino. Siluetas de animales, perfiles humanos y muchas otras formas rivalizan en extrañeza al recortarse nítidamente contra el cielo claro de la Patagonia: el “Dedo de Dios”, el “Penitente”, el “Castillo”... El circuito sigue avanzando hacia el mirador del lago Traful, un acantilado de 70 metros de altura que domina el espléndido paisaje, y luego hacia Villa Traful: una ocasión más para pararse a almorzar o tomar el té, acompañado por chocolates, alfajores caseros y dulces regionales. Atravesando la selva valvidiana, se empalma luego con la Ruta de los Siete Lagos, que lleva hasta San Martín de los Andes. En el camino, Villa La Angostura, nacida al pie del centro de esquí del Cerro Bayo, conserva todo el encanto de las pequeñas villas de montaña que se perdió un poco en Bariloche por las grandes dimensiones de la ciudad. En verano, a falta de nieve, una de las excursiones favoritas de los caminantes que llegan hasta la “angostura” que lleva a la Península Quetrihué es el trekking por tierra hasta el bosque de arrayanes.

Bosques de Bambi

Gracias a la diversidad de las especies que forman los bosques, los verdes de Bariloche son muy cambiantes. La isla Victoria, la más grande del Nahuel Huapi (31 kilómetros cuadrados), es en gran parte una reserva inaccesible que conserva el bosque nativo, además de un sector donde fueron adaptadas plantas llevadas desde todo el mundo, como una gigantesca sequoia típica de los bosques californianos. Puerto Blest, en cambio, permite acceder a uno de los lugares más lluviosos del país, que favorece el crecimiento de grandes especies como el coihue y el alerce. Pero sin duda el árbol más célebre de la región es el arrayán, con su corteza siempre fría de color canela, que forma en la península Quetrihué un paisaje fantástico, esa típica postal que casi nadie deja de asociar con el bosque de Bambi. Ya sea en verano, cuando la densidad del bosque mantiene una permanente frescura y oscuridad entre las pasarelas de madera por donde circulan los visitantes, o en invierno, cuando el bosque se cubre de blanco después de cada nevada. Aquí los arrayanes, que en otros lugares no pasan de ser arbustos aislados, se adensan y levantan hacia el cielo alcanzando hasta 18 metros de altura: una altura que en algunos casos les ha llevado hasta tres siglos conseguir.

Datos útiles

Isla Huemul: Salidas diarias en catamarán desde Puerto San Carlos (frente al Centro Cívico). Tel. (02944) 425457.
Cerro Otto: Avenida de los Pioneros Kilómetro 5. Telefax (02944) 441031. Ascenso en teleférico: $ 20.
Cruce de los Lagos: Catedral Turismo, Bartolomé Mitre 399, Bariloche. Teléfono (02944) 425443.
Centro de Salmonicultura: Piscicultores de la Universidad Nacional del Comahue organizan visitas guiadas sobre el ciclo vital de las truchas. Cabaña con degustación de truchas, salmones y otras especialidades patagónicas. Teléfono (02944) 461021.
Cabalgatas a Chile: Cabalgatas Power, teléfono (02944) 4068-303068.
Buceo en Bariloche: (Bahía Anchorena, bosque sumergido del Lago Traful): Nave del Tiempo, Mitre 339 Local 12 (Galería Arrayanes). Teléfono (02944) 433773.
Rafting y descenso de ríos de montaña: Mitre 86, Local 5. Teléfono (02944) 424854.
Parapente, escuela de vuelo: Cerro Otto-Cerro Catedral. Tel (02944) 4066852403.