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Ese tipo de dichos y hechos públicos habían sido más importantes en el primer encuentro de alto nivel sirio-israelí, realizado el 15 de diciembre en Washington para romper el hielo entre Barak y Al Shara. En esta ocasión, los protagonistas serán los expertos técnicos sirios, israelíes y norteamericanos, que tratarán los distintos diferendos entre Siria e Israel. Según reveló ayer una fuente siria, habría cuatro grupos de trabajo: fronteras, agua, asuntos de seguridad y normalización de relaciones. Un grupo negociará por vez en el hotel local. Los negociadores están virtualmente recluidos. Además de lo remoto de Shepherdstown, Clinton les pidió ayer a los delegados que apaguen sus teléfonos celulares mientras duren las discusiones. Si todos los grupos de trabajo llegan a un consenso, entonces se presentará lo acordado ante Barak y Al Shara, que le darían su apoyo formal. Los tiempos parecen ser muy fluidos. Un enviado israelí estimó ayer que el encuentro duraría alrededor de 10 días, mientras que uno sirio aseguró que mientras los israelíes demuestren seriedad, seguirá.Más allá de las diferencias entre ambas partes, ayer las dificultades inmediatas parecían estar relacionadas con el orden en el que se tratarán los temas de discusión. Básicamente, Barak quiere dejar hasta el final las negociaciones sobre las fronteras y el agua (temas que son virtualmente sinónimos, ver recuadro). Los israelíes también buscarán garantías de que el eventual tratado de paz incluya un cronograma para su aplicación. Pero un negociador sirio no dejó dudas ayer de que insistiremos en empezar con el tema más importante: la retirada israelí hasta las fronteras de 1967. Lo que es seguro es que el gobierno israelí está dispuesto a retirarse de la mayor parte de las Alturas del Golán. Las disputas son esencialmente sobre qué recibirá a cambio de Siria. Por lo pronto, Barak le pidió ayer de largada 25.000 millones de dólares a Clinton para el reasentamiento de los colonos judíos en el Golán. Antes de partir el domingo hacia Estados Unidos, el premier israelí le había advertido a su pueblo que no se hiciera ilusiones: La paz con Siria tiene un precio muy doloroso y muy duro, pero que es necesario.
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