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Departamentos sí o no, es la disputa
del verano en Ciencias Sociales

Como anunció Página/12, la UBA intimó a la  facultad para que reforme su estructura. Aquí, el inicio de un debate que promete seguir.

Reacción: “Las formas de encarar la departamentalización han sido tan desacertadas que la sola mención de la palabra provoca reacciones negativas”.

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Por Cecilia Sosa

t.gif (862 bytes)  Sin hacer caso del receso veraniego, la comunidad académica de la Facultad de Ciencias Sociales está en pleno debate. Hace una semana Página/12 anunció que el Consejo Superior de la UBA le otorgó a la unidad académica siete meses para presentar una propuesta para organizarse en un modelo departamental. Desde entonces, la noticia sacudió a autoridades, profesores y alumnos de sus recién iniciadas vacaciones. Para algunos, bajo la resolución se esconde el fantasma del ajuste. Otros ven la oportunidad para rotar los bloques de poder conformados en los once años de vida de Sociales, donde hoy estudian 20 mil alumnos y enseñan 1850 docentes. Y todos anticipan que el plazo fijado para presentar el proyecto de reforma –que caduca el próximo 31 de julio– no será cumplido.
Las puertas de la facultad están cerradas en enero, pero las discusiones a favor y en contra de la departamentalización circulan vía Internet, llamadas telefónicas y reuniones improvisadas. Todas se refieren a la decisión del Consejo Superior que pretende que Sociales cumpla con una de las premisas que justificaron su creación en 1988: que sus carreras (Sociología, Ciencia política, Ciencias de la comunicación, Trabajo social y Relaciones del trabajo) se vinculen en un modelo matricial con diversos departamentos temáticos. El consejo estableció que la facultad debe presentar un proyecto proponiendo el número y las incumbencias de esos departamentos y su forma de gobierno. Sociales debió elaborar el proyecto hace tiempo, pero nunca lo hizo. Durante la gestión del ex decano Juan Carlos Portantiero hubo un firme intento de organizar un plan. Pero no prosperó. Y, ahora, la UBA ajustó las riendas: la resolución dice que, a partir del 31 de julio de este año, el consejo no adoptará resoluciones que no sean congruentes con la nueva estructura académica.
“Las formas de encarar la departamentalización han sido tan desacertadas que la sola mención de la palabra provoca reacciones negativas”, comentó la profesora Alicia Entel, actual consejera directiva. Y agregó: “A los decanos anteriores, incapaces de enfrentarse con la gente de la facultad, lo único que se les ocurrió fue contratar a especialistas para que resolvieran todo mágicamente. Ahora, tomada a fines de diciembre, la resolución suena a un apriete”, deslizó. Desde la dirección de Ciencias de la comunicación, Guillermo Mastrini se sumó: “Me parece muy peligroso que intenten corregir, con una especie de decreto de necesidad y urgencia, una tradición, buena o mala, que tiene más de diez años –dijo el secretario académico de la carrera–. En la facultad hay un absoluto desconocimiento acerca de qué se habla y se quiere con los departamentos. Hay que ver qué proyecto de universidad viene detrás”.
Sin embargo, no todos son críticas. “Al eliminar el modelo catedrático, se pluralizarán los espacios de poder y la política científica se volverá más moderna y eficiente”, elogió Jorge Elbaum, consejero por la mayoría del claustro de graduados. Y agregó: “El ayudante docente dejará de ser propiedad del profesor titular para estar enmarcado en el ámbito más plural de su área temática, donde se agilizarán los intercambios. El modelo de las cátedras sólo pervive en las universidades más conservadoras”.
Para los detractores, uno de los grandes fantasmas es que, bajo la intimación a crear departamentos, se oculte un proyecto de ajuste. “La verdadera unidad de Sociales no se obtendrá ahorrando fondos. Si se trata simplemente de agrupar materias a fin de reducir costos, o el poder de las carreras, no veo ninguna ventaja académica –opinó Carlos Eroles, director de la carrera de Trabajo social–. En cambio, si sirve para que a partir de situaciones problemáticas, como el trabajo o la salud, se pueda hacer confluir las tareas de docencia, extensión e investigación, entonces, tiene sentido”, analizó.
La oposición de la Asociación Gremial Docente es aún más dura: “El tema ya se discutió bajo la gestión de Portantiero y suponía más unaherramienta de flexibilización laboral que una reforma con beneficios académicos. Pretendía que, con la movilidad de auxiliares y docentes a través de los departamentos, se congelaran los nombramientos”, dijo Néstor Correa, profesor de Economía en la carrera de Sociología.
Otro de los puntos del debate es que, con la creación de departamentos, surjan nuevos centros de poder. “Los sectores hegemónicos van a ser los que determinen a qué se llama departamentos”, advirtió Mastrini. Mientras que, desde el oficialismo de Sociales, Elbaum retrucó: “Muchos de los que se oponen lo hacen con criterios corporativos, porque temen perder espacios de poder. Hasta hoy hubo cinco carreras que no querían saber nada unas con otras y que durante 10 años crecieron a partir de prebendas”.
Sin embargo, lo que unificó las diversas posturas fue que la decisión fuera tomada por el órgano máximo de la UBA en sus últimas sesiones del año y que imponga un plazo perentorio. “Rechazamos la forma intimidatoria y compulsiva de la resolución que se tomó entre gallos y medianoche, y sin consultar a los interesados”, se quejó Correa. Y Elbaum apuntó: “No se pueden fijar fechas de manera autoritaria. La facultad tendrá que fijar sus plazos de acuerdo con sus necesidades –dijo–. Se podría armar un proceso de discusión de todo un año, que involucre no sólo los departamentos, sino también la actualización de currículas y programas”.

 

Una cuestión optativa

Las controversias que atraviesan a Sociales no terminan con la departamentalización. A fin del año pasado, el Consejo Superior también decidió someter a revisión todas las materias optativas que se dictan en la UBA (excepto las que están a cargo de profesores eméritos, consultos o invitados). Y sólo en la carrera de Sociología, por ejemplo, hay 64 optativas. “Las materias optativas son el espacio de los nuevos conocimientos y deberían ser rotativas. Pero en Sociales, lo único que rotan son las fechas de los programas”, dijo el consejero Elbaum. Desde Comunicación, Mastrini retrucó: “Es cierto que Sociales tiene muchas materias optativas, pero también que no hay ninguna facultad que tenga prácticos de 300 alumnos y teóricos de 500. Las optativas son el único lugar donde, al haber grupos reducidos, se puede hacer un trabajo diferenciado”, defendió.


Para el tiempo libre... (si queda)

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