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LOS ACTORES MAURICIO DAYUB Y FAVIO POSCA
TRABAJAN A DOS PUNTAS
“En la TV tener oficio no te asegura nada”

Ambos ganaron prestigio en el teatro independiente y popularidad a través de la televisión, siguiendo de hecho dos carreras paralelas. Ahora trabajan juntos en “Calientes”, encarnando a una pareja de amigos. De todos modos, ellos sostienen que no hay conflicto entre lo teatral y lo televisivo, “porque el lugar no determina por sí mismo el valor de las cosas”.

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Posca y Dayub son amigos en la pantalla chica.
En teatro, Posca hace “El perro que los parió” y Dayub “El Amateur”.
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Mauricio Dayub y Favio Posca no quieren estar supeditados a los prejuicios ajenos.
“En ‘Calientes’ no me gustaría que hubiera golpes bajos. Para entretener no hay por qué engañar”, coinciden.

Por Luis Vívori

t.gif (862 bytes) Para Mauricio Dayub y Favio Posca, avanzar en sus carreras (comparten trabajos en televisión y teatro) no ha significado un cambio en sus usos y costumbres. Ambos se mantienen fieles a un espíritu que los moldeó en el interior del país. Esa circunstancia quizás los lleve a respetar ciertos códigos al parecer en desuso en estos tiempos, y entonces se enojan con los colegas que no acataron la medida de fuerza de los actores, y esquivan sistemáticamente las típicas rutas de la noche farandulera, que al decir de algunos, garantizan trabajo y futuro. En “Calientes”, una de las nuevas tiras nocturnas de Pol-ka, son Teo y Deacon, y comparten cartel con una toda una tropa de jóvenes con poca experiencia actoral. Ellos, en cambio, tienen detrás una sólida carrera en el teatro independiente.
–Ustedes comenzaron en teatro. ¿Muchos actores critican a la televisión desde afuera y cuando están adentro cambian rápidamente de opinión?
Dayub: –Debe ser que la televisión tiene mala prensa, como el teatro a su vez tiene fama de prestigioso. Pienso que las dos cosas están equivocadas. Cuando Picasso hacía un dibujito en una servilleta, le daba la misma importancia que cuando pintaba un cuadro. El lugar no determina por sí mismo el valor de las cosas. Aunque reconozco que me habían hecho mucho el coco al respecto, ¡que cómo un actor de teatro iba a estar en la televisión! Entendí que laburar es la forma de ganarse la vida y hacerlo medianamente bien te da la dignidad que hace falta para vivir. Hacer teatro está sobrevaluado, no cura a la gente y se lo puede hacer mal o aburrido. Como también está el que piensa que porque hace teatro el Estado le tiene que dar algo.
Posca: –En mi caso siempre tuve claro que cualquier cosa que hiciera en televisión debía tener la misma autenticidad y el mismo valor que lo que hacía en el teatro, para que toda la tribu que me seguía no se sintiera defraudada. Y en lugar de rechazarme por estar en la TV, me valoraron más.
–Ambos construyeron en teatro personajes marginales (El Amateur y El Perro), ¿qué les atrae de ellos?
D.: –A mí me interesó ir en contra del prejuicio de la gente, porque nadie iba a pensar que dos crotos iban a lograr algo tan complicado. A un marginal se le permite cualquier espiritualidad. A la hora de componer es mucho más rico, le podés poner cualquier cosa.
P.: –Me resulta atractivo hablar del comportamiento humano y no del aquí y ahora. Lo marginal te lleva a la miseria, a lo deforme y en esas situaciones límites aparece lo más crudo de las personas, de lo que fue su experiencia de vida.
–Finalizado parcialmente el conflicto de los actores, ¿qué sensaciones les dejó en lo personal la medida?
D.: –Hubo mucha confusión, precisamente porque somos actores. Es difícil vernos a todos en un mismo pensamiento. Pero en lo general fue una medida correcta y el acatamiento fue casi total. Pienso que cada uno hace lo que puede y a veces más lo que puede que lo que quiere, por eso no le di importancia, ni me interesan aquellos que traicionaron la medida.
P.: –Desde el programa nos dijeron que había que promocionarlo en la TV, pero pusimos el pecho y nos negamos. A pesar de la presión, respetamos la medida, aunque piense que fue algo indiscriminada y tuvo algunas contradicciones. De todas formas era fundamental ser solidarios. Aunque no soy quien para juzgar, te digo que los que no acataron y fueron a la televisión me dieron un poco de lástima. A mí nunca se me hubiera pasado por la cabeza hacer algo así.
–Los programas pensados para jóvenes suelen mostrar estereotipos, sin buscar profundidad. ¿Cómo definirían a “Calientes”?
D.: –En principio la problemática de los chicos de esta tira tiene que ver con lo que les pasa a muchos en la realidad, cada vez que tratan deestudiar y trabajar. Quieren ganarse la vida con todo lo que cuesta en estos tiempos. Además están bastante repartido los orígenes sociales y las características de cada chico, hay algunos porteños, pero también hay del interior. Un dato interesante que es que los propios actores les van agregando muchas cosas a sus personajes. No me parece que vaya a ser un “Verano del 98”, con esa cosa tan ficticia que tiene. La idea es no repetir formulas tipo “Montaña Rusa”, ni copiar la cotidianeidad del programa que estaba en ese horario, y me gustaría que fuera así, que tengamos la posibilidad de crear algo, aunque el rol del actor es muy chiquito a la hora de pensar el estilo de un programa. No me gustaría que se dieran situaciones en la historia imposibles de justificar. No me gustaría que hubiera golpes bajos, ni que se apelara a la trampa. Para entretener no hay por qué engañar.
P.: –No debería quedarse en la superficialidad de cada personaje. Lo que a la gente le interesa es que cada uno de los miembros de la historia tenga su pasado, su presente y su futuro, que tengan un nervio.
D.: –No somos el típico sostén, está como más repartido. Somos dos amigos muy diferentes. En mi caso soy Teo, un tipo formal, con cierta responsabilidad en lo que hace. Soy una especie de porteño con ambiciones de galán.
P.: –Mi personaje, Deacon, vivió mucho tiempo en Europa. Conoce mucho a Teo desde chico y se quieren aunque no se sabe muy bien por qué, por lo menos por ahora. Y además son socios de un restaurante chino. Por otro lado es interesante la mezcla de generaciones que se da, porque no hay mucha diferencia de edad, va de los veinticinco a los treinta pico, no hay padres, ni tíos, ni tutores.
–¿El hecho de que en varios programas los elencos no estén compuestos por actores de experiencia no conspira contra la calidad del producto?
P.: –Lo de la experiencia en la actuación es relativo y Pizza, Birra, Faso es un ejemplo. Y también vi películas con gente experimentada que eran malísimas. A veces la frescura en televisión ayuda mucho. Si hay feeling con un pibe, está todo bien, además siempre tenés la posibilidad de ayudarlo.
D.: –Cuando empieza un programa, somos todos inexpertos porque nadie conoce bien de qué va la cosa, mas allá de la experiencia que tenga en el trabajo. El oficio no te asegura nada.

 

Confesiones de un perro muy especial

“Cuando está el apagón, –porque todavía no empecé el espectáculo–, la gente hace: ‘UuUuuuu!!! OoOoooo!!!’, es como un recital de rock, aunque no lo sea. Es que tiene que ver con un lenguaje diferente, alejado del teatro formal y eso es El perro que los parió”. Así define Posca un fenómeno muy particular, que no encuentra similitudes en otros espacios de la cartelera porteña y que tiene condimentos que exceden a lo que pasa arriba del escenario. “La gente que me viene a ver no es totalmente teatrera, son pibes de catorce años a veinticinco. Pero después vienen los que me conocen de ‘Gasoleros’ y piensan que lo que hago en el teatro es lo mismo de la televisión, y terminan sorprendiéndose. Y al final terminan viniendo más de una vez. No te exagero si te digo que algunos hasta vienen diez veces. El tema ya no es sólo el Perro sino el espectáculo en sí mismo”, sostiene el actor. Posca considera que lo suyo tiene que ver con el siglo que acaba de empezar, “pero ojo, no te hablo de la modernidad tal cual se la concibe convencionalmente, sino de una forma que no encaja con un teatro que me aburre a mí y también a la mayoría de la gente común. Ese teatro necesita de inmediato una inyección de nuevas formas, porque sino caduca”. La legión de fans que Posca supo edificar deberá, si quiere reincidir, viajar a Mar del Plata, porque desde principios de año El Perro que los parió se trasladó al teatro La Subasta de esa ciudad.


Pedaleando en el teatro

“El Amateur ahora ha recorrido un largo camino, pero antes nos venía a ver la clásica gente del teatro. Después, cuando estuvimos en Mar del Plata, nos encontramos con gente en camiseta que estaba de vacaciones e iba a ver qué onda. Y en el Regina se volvió a ampliar el espectro”. Es la síntesis que encuentra Dayub para describir a un público que, orientado en muchos casos por los galardones de la obra, concurrió a verla en forma masiva. “Supongo que tiene que ver con todo lo que el espectáculo ofrece, un poco de deporte, con esa cosa del fútbol. Nos pasa que vienen padres que traen a los chicos y también al revés”. Sin embargo, el recorrido de El Amateur siguió en el cine: “Tal vez en el cine no hayamos tenido suerte por un problema de producción o de promoción. Fue una pena porque me quedé muy conforme con los resultados logrados con el traspaso. Pero la verdad uno nunca sabe bien el porqué del éxito de una película”. Como la obra de Posca, El Amateur cambia de escenario pero no de ciudad, se puede ver en el Teatro Picadilly de la avenida Corrientes.

 

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