Por Alejandra Dandan
Desde Mar del Plata
Mirta
Ribrochi está apretada contra un vallado. Claro se reconoce nosotros
somos de ese tipo que no olemos perfumes. ¡Pero mirá qué perfume, nena! Por ahí
están bajando ahora fragancias vips vestidas de brillos. Faltan cinco minutos para las 9
pm. La mujer que a los 49 descansa por estas zonas espera que la puerta se cierre para
convertir el vallado en espléndido balcón terraza de cara al mar, y esta vez, de cara a
ese Mar del Plata Moda Show que ha trasformado la avenida de la costa en galería de cinco
mil miradas. Allí Daniel Banzo espera a la Cardone y una mujer repite que capaz
pasa Mirta por la Chiqui, que para mí era la que iba en medio del
montón. Todo está listo para ese show del Costa Galana: incluso las mujeres de
Piñeiro con cincuenta custodios protegiéndolas de voyeurs que insisten en alcanzar a las
divas. El moda show se abre a las 9. Marcela Tinayre y Guillermo Andino intentan desde un
micrófono protocolos informales que buscan relanzar una temporada de la que los
marplatenses aún hoy siguen dudando si realmente se ha iniciado. El desfile se vive entre
murmullos en los balcones altos de la costa. Ahí donde se refugió Gabriel García,
rosarino él y chico fan de la Cardone. Está justo en el centro, a una cuadra desde donde
Irene Moritán habla con sus amigas, de Cardone y de este tiempo marplatense tan malo que
le impidió sacar su boleto de entrada: Acá nunca sabés si va a haber buen tiempo
o llueve a cántaros. Pero ayer las nubes se fueron mientras el desfile empezaba a
prepararse.Te acordás que Paco Rabanne dijo lo del meteorito y que hacía su
última producción de alta costura, bueno ahora la tenemos acá. Para Lorena
Garciarena, la manager de Vidal Rivas, eso de traer moda Rabanne a estas playas es un
honor. Lo decía temprano, así hundida en un sillón del lobby del Costa Galana, mientras
administraba media hora de un acelerado backstage para ochenta modelos. Afuera, cruzando
la calle costanera, veinticinco hombres aguantaban el sol para producir este desfile,
edición número cinco. La Mar del Plata afuera del show intentaba ayer comprender los
nuevos síntomas de una temporada que aún se vuelve incierta. Mientras cerco y pasarelas
se iban montando sobre la arena, Mauricio bajaba y levantaba la bandera a 1,20 de su
autotaxi. Acostumbrado a pasear a esta hora donde la gente, en día nublado, no deja de
dar vueltas sin salir del centro. Ahora hay todavía menos turistas que la semana
pasada, murmura el taxista que ya tiene claro el nuevo signo temporada: Las
que están vacías son estas playas del centro, las del sur, ésas sí son otra cosa.
Siempre están que revientan. El hombre acelera en Yrigoyen, a una cuadra de donde
María Andrea Gallaretta y Marina Naveiro toman esa coca, merienda de las 16.45. Ellas
también hablan de un síntoma, pero se refieren al show moda. Uno de esos clásicos
repletos de gente que nada tienen que ver con los conciertos de Serrat o ballet tan
extrañados. Por eso no van. Ni saben que a esta hora Lorena y sus modelos están
alistándose para empezar el desfile de 280 trajes, catorce marcas. Allí están las
modelos llamadas top entre los organizadores y potra vení acá entre la
hinchada joven: Ana Dutil, Daniela Cardone, Moira Go y Carmen Yassalde.¿Carmen
Yassalde va a desfilar? se sorprende alguien.Es que Carmen dice
Lorena para la alta costura tiene un andar...La gente ha llenado sólo una parte de
las banquetas de plástico. Diana de Orleans y el desfile brilloso está asegurado por las
modelos que no dejan de avanzar ahora vestidas de Yves Saint Laurent, ahora de Di Domenico
o de Trossman y Churba. Ellas llevan ropas de alta costura, que en el Galanas prefieren
nombrar como Haute Couture. Y todos después de los doscientos parecen iguales hasta que
asalta el modelo Rabanne: con mujeresvestidas de acero. Pintados o naturales. Yo no
sé dice Lorena relajada- si alguien más va a usar ese material; algunos son
imponibles.
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