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El Fondo Monetario Internacional respaldó ayer el plan del gobierno para forzar un ajuste del gasto público en las provincias. Para obtener ayuda de la Nación en la refinanciación de sus deudas, los estados del interior deberán encarar un profundo programa de reducción del déficit fiscal, aumentar la recaudación e impulsar un proceso de privatización. Miguel Bein, secretario de Programación Macroeconómica y Regional, mantuvo ayer una extensa reunión con los delegados del organismo, Tomás Raichmann y Teresa Ter Minassian, en la cual explicó en detalle la estrategia oficial en relación a las provincias. Estuvieron de acuerdo con los objetivos y las medidas propuestas, comentó un alto funcionario de Economía respecto de la reacción de los integrantes de la misión del FMI. El Gobierno se ofreció a intermediar ante la banca privada para obtener créditos en favor de las provincias por 1200 millones de pesos. Pero fijó una serie de condicionalidades que las administraciones del interior deben cumplir para acceder a esos fondos. Hasta ahora, ya las aceptaron Río Negro, Catamarca, Tucumán y Formosa. Y esta semana lo harían Jujuy y Tierra del Fuego. Todas ellas afrontan situaciones de aguda emergencia financiera.Uno de los puntos centrales del programa convenido entre la Nación y esas provincias que podría extenderse a otras es la reducción en gastos de personal, que para la mayoría de los distritos del interior representan entre el 50 y el 60 por ciento de su presupuesto. Entre 1991 y 1998, el empleo público en el interior pasó de 1.097.764 a 1.273.155 personas. Es decir que se crearon 176 mil nuevos puestos. El FMI objetó específicamente ese crecimiento.Otro ítem planteado por el Gobierno es que las provincias deben afrontar con recursos propios este año el pago del 50 por ciento de los intereses de sus deudas. Y para ello se plantea que es necesario conseguir un fuerte aumento de la recaudación de impuestos provinciales. En Formosa, por ejemplo, estos ingresos alcanzan para cubrir apenas el 10 por ciento de sus gastos presupuestados. Además, los hombres de Economía reclaman que se concreten las privatizaciones demoradas, ya sea de bancos, empresas de energía y agua.Todos estos temas fueron los que señaló Bein en la reunión con Raichmann y Ter Minassian, ya que situación en las provincias se convirtió en el eje de las negociaciones del nuevo acuerdo entre la Argentina y el FMI. Uno de los motivos es que mientras la Nación se comprometió a ordenar sus cuentas públicas, en varios estados del interior el déficit fiscal es galopante.La ley de convertibilidad fiscal fijó un límite al desequilibrio de las cuentas públicas nacionales, que a la vez se ratificó en el Presupuesto de este año. En el 2000, el rojo fiscal no puede exceder los 4500 millones de pesos. Para lograr ese objetivo, el Gobierno recortó el gasto en 1400 millones y aumentó impuestos con el objetivo de recaudar otros 1900 millones. Para el FMI, estas medidas demuestran la voluntad del Gobierno por ordenar el panorama fiscal. Y, en consecuencia, facilitar su acceso a los mercados de capitales para cubrir los vencimientos de deuda. En cambio, en varias provincias la situación financiera es sumamente delicada y eso pone en riesgo su capacidad de pago a los acreedores. De allí que sea el tema clave de la negociación.Al Gobierno también le preocupa el estado de las provincias porque si alguna de ellas se declarara en default (cesación de pagos), impactaría sobre la Nación. Mayores dificultades para acceder al financiamiento internacional cuando restan conseguir este año más de 17 mil millones de dólares y un aumento de las tasas de interés serían algunas de las consecuencias.
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