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Vidas adolescentes en clave americana

La serie “Popular”, que se ve por el canal Sony, no se aparta del estereotipo del “teen drama”, aportando su visión edulcorada del tema.


“Popular” es convencional en cuanto a los tópicos que plantea.
Pero ahonda en una cuestión escolar clave: la competencia.

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Por Cecilia Bembibre


t.gif (862 bytes)  ”Ser popular es una forma de conformismo”, asevera Sam McPherson, instalada sin demasiado entusiasmo en una mesa periférica de la enorme cafetería de la Kennedy High School. El rechazo que comparten ella y otros estudiantes impopulares de la misma escuela tiene nombre y apellido: Brooke McQueen, rubia animadora del equipo de porristas, novia del capitán del equipo de fútbol, estudiante ejemplar y –para colmo– buena persona. Las posiciones que plantea el comienzo de “Popular” (Sony, lunes a las 22) no se apartan del estereotipo. Con una historia que se ha contado ya mil veces, la serie no deja dudas acerca de su inscripción genérica en el teen drama o drama adolescente, una veta que dio en los últimos años éxitos pasajeros en el cine como Sé lo que hicieron el verano pasado, Ni idea, Juegos sexuales y la misma Scream, luego de que la industria del espectáculo se diese cuenta de que los jóvenes eran una masa consumidora virtualmente desaprovechada por los medios. En el teen drama, la temática juvenil suele ser una excusa para exhibir cuerpos y caras adolescentes desfilando por guiones sin riesgo. Así, “Buffy la cazavampiros” o “Beverly Hills 90210” fueron antecedentes de un fenómeno que llevó, en octubre pasado, a miles de televidentes norteamericanos a manifestar su imposibilidad de identificarse con los personajes de los programas estreno, en su mayoría adolescentes con problemas adolescentes e imagen también limitada a su franja etaria. Una cantidad de series con estas características, sin embargo, abandonaron la pantalla a un mes del estreno porque nadie las veía. Y fueron, paradójicamente, reemplazadas por clásicos como “Seinfeld” o “Cheers”, donde los protagonistas superan largamente la barrera de los veintipico.“Estamos en la era de Gwyneth, y hay que vivir según las reglas”, dice en algún momento del primer episodio otra de las chicas populares de la secundaria, producida como un prolijo clon adolescente de Gwyneth Paltrow. Del otro lado, separados por un abismo, una estudiante gorda llora por haber sido excluida del listado de porristas de la escuela, un chico bajito con aparatos en los dientes mira pasar a una chica linda que nunca lo invitará a una fiesta, otro decide dirigir el periódico escolar para ganarse a las mujeres que nunca conquistará como deportista.“Popular” es sumamente convencional en cuanto a los tópicos que plantea, pero hace contacto –involuntariamente, quizá– con uno de los puntos clave sobre el que se organiza el sistema escolar, especialmente el norteamericano: la competencia. Si Brooke encarna el triunfo de la carrera hacia la popularidad, Sam se esfuerza por ser la más rebelde de las chicas lindas de la escuela. No hubo hasta ahora nada tan drástico como lo que le sucedió a Soledad Vicenti, la estudiante cordobesa a quien hace dos meses le tajearon la cara con una trincheta por ser “una rubia agrandada”; ni una represalia masiva como cuando en la secundaria de Littleton, Colorado, dos estudiantes mataron a varios de sus compañeros a balazos porque se sentían aislados y despreciados. Acaso la creciente violencia en las secundarias sea un factor de peso en la elaboración de los guiones que, por ahora, sólo presentan buenas personas en situaciones en las que no se sienten cómodas del todo. Brooke es anoréxica y tiene actitudes discriminatorias, pero sólo porque la presión de su rol popular se lo impone. Sam secretamente codicia el don de gentes y el éxito de la blonda, pero su papel a la cabeza de los relegados la lleva a ocultar esos deseos. Abiertamente enemistados con las filas de tibios que habitan en proximidad a los populares a fuerza de adulaciones, los amigos de Sam son los más rebeldes, los más rechazados, los más ácidos. Si no pueden ser populares, al menos serán recordados por su torpeza o por su cinismo. Todos los personajes de “Popular” avanzan por la serie convencidos de que, sin importar bien en qué, si competir es importante, mucho mejor es ganar.

 

 

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