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Flamarique compartió un asado con el sindicalismo ultramenemista 

El ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, obtuvo anoche un guiño a favor de la reforma laboral de parte del ultramenemismoarrinconado en la CGT. Una forma de aguijonear a Hugo Moyano.
El ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, y el vocero Darío Lopérfido en la Casa de Gobierno.
El Gobierno empezó a jugar con los matices del sindicalismo de la CGT para conjurar conflictos.
 

Por Diego Schurman


t.gif (862 bytes) Hubo vacío, morcillas y chorizos. Pero lo que más disfrutó anoche Alberto Flamarique, a pesar de su pasión por los asados, fue el guiño del sindicalismo ultramenemista a la reforma laboral. El ministro de Trabajo dio así un golpe de efecto hacia el interior de la CGT, que esta semana se pintó la cara al consensuar el nombre del combativo Hugo Moyano como futuro secretario general de la central.El asado fue preparado por el Movimiento Obrero con Propuesta (MOP), una corriente interna de la CGT liderada por el petrolero Antonio Cassia. El sindicalista era un habitué a mirar los partidos de River junto al ex presidente Carlos Menem en la Residencia de Olivos.La comilona se realizó en el quincho del titular del gremio del Plástico, Vicente Mastrocolla, y entre los presentes figuraba el secretario general del gremio del gas, Oscar Mangone. Anoche, al cierre de esta edición, se esperaba, además, la asistencia del telefónico Rogelio Rodríguez y el textil Pedro Goyeneche.No son casuales las señales de este sector que quedó pedaleando dentro de la CGT luego de que se acordara la asunción del combativo Moyano, quien también tuvo posturas duras durante el menemismo.La obra social de los textiles, acuciada financieramente, recibía durante la anterior administración subsidios de casi un millón de pesos mensuales. Cassia cerca de los 600 mil y Mangone 500 mil. Este último estaba alistado para integrar, por la CGT, el organismo que maneja los 360 millones de pesos del fondo de redistribución de las obras sociales. Pero por decreto, a raíz de la pelea que generó la reforma laboral, el Gobierno decidió dejar al sindicalismo sin representantes.El MOP no fue el único sector que le dio aliento a Flamarique. El ministro de Trabajo también logró el guiño del �grupo e-mail�, un nombre que revela la afinidad de la mayoría de sus integrantes para comunicarse por correo electrónico.En este grupo se alistan los gremios de hoteles y casinos �que conduce el menemista Daniel Amoroso, y que se jacta del 25 por ciento de aumento conseguido para los trabajadores del casino flotante�; tintoreros; personal civil de las Fuerzas Armadas; sindicato de árbitros deportivos de la República Argentina; el sindicato de espectáculo público; y la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica. También está en este grupo el sindicato de enseñanza privada. Se trata de la agrupación conducida por el ex referí Guillermo Marconi, quien introdujo paritarias por universidad privada, logrando mejorar salarios y condiciones de trabajo para los no docentes a cambio de extender el período de prueba a seis meses, un lapso similar al que promueve el proyecto de la Alianza. El �grupo e-mail� no dio un respaldo a ciegas a la reforma, pero en todo momento coincidió con Flamarique en que es �necesario� una renovación del actual régimen laboral.

 

ENCUESTA SOBRE LA REFORMA LABORAL
Asalariados opositores

El 70 por ciento de los trabajadores está en contra del período de prueba y la posibilidad de ser despedido sin indemnización alguna luego de la finalización de éste y el 60 por ciento no considera apropiado que el sindicato nacional quede al margen de la negociación de los convenios colectivos. En otras palabras, la mayoría de los asalariados rechaza los ejes de la reforma laboral impulsada por el Gobierno.Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la Consultora de Investigación Social Independiente (CISI) entre asalariados con residencia en Capital Federal y el conurbano bonaerense. El estudio, cuya muestra es de 494 casos, se efectuó el 29 y el 31 de enero mediante entrevistas personales.La propuesta oficial, que se discute en estos días en la Comisión de Legislación Laboral de la Cámara de Diputados, se asienta sobre dos ejes.u El primero es la extensión de uno a seis meses, con opción a otros seis más, del período de prueba. En ese lapso el empresario debe decidir si efectiviza al trabajador. En caso de no hacerlo, tiene la posibilidad de despedirlo sin pagar indemnización.Siete de cada diez trabajadores rechaza abiertamente el período de prueba para poder quedar en relación de dependencia, un 8,5 por ciento duda en su aceptación y tan sólo dos de cada diez asalariados (19,4 por ciento) lo aceptan abiertamente.Respecto de la propuesta de ser despedido sin indemnización, el rechazo es contundente: un 91,8 por ciento no acepta esta propuesta y un 2,7 por ciento duda en su aceptación. En cambio, un número reducido de encuestados (5,3 por ciento) manifestó su aceptación a la propuesta gubernamental.u El segundo eje es la descentralización de las negociaciones colectivas. La reforma del Gobierno permite que los interlocutores en las negociaciones con, por ejemplo, las empresas sean los delegados internos, dejando de lado a los representantes del sindicato nacional.En coincidencia con esa propuesta se manifestó sólo el 27,6 por ciento de los encuestados, de los cuales el 21,5 aprueba que en las negociaciones participen exclusivamente los delegados de empresa y el 6,1 que lo haga el sindicato provincial.En cambio, según el estudio de opinión realizado por Alejandro Marcelo Gonda, más del 60 por ciento se opone a esa posibilidad: el 19,2 por ciento cree que el sindicato madre debe ser el único interlocutor, mientras que el 33,1 por ciento y el 7,3 por ciento propone que participe, pero junto con los representantes de las distintas seccionales o con los delegados de empresa. La gran mayoría de ellos consideró que ni las comisiones internas ni los sindicatos provinciales tienen el poder suficiente para negociar con el sector empleador sin el apoyo del sindicato nacional.

 

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