 Casi dos mil representantes de organizaciones religiosas, entre ellos obispos católicos y pastores protestantes, asistieron ayer a la tradicional marcha de las Madres de Plaza de Mayo. El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Joaquín Piña —que lucía una remera con la imagen de Enrique Angelelli, el asesinado obispo de La Rioja—, llamó “emblemático” al gesto ecuménico hacia la prédica de las Madres. La hermana Martha Pelloni sostuvo que la marcha es una “reivindicación del silencio oscuro que tuvo la Iglesia en el proceso”. También estuvieron los obispos protestantes Aldo Etchegoyen y Federico Pagura, sacerdotes y laicos de todo el país que participaban del XV Seminario de Formación Teológica.
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