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JUEZ FERNANDO MAROTO CONTRA EL GATILLO FACIL
�Nada puede mejorar dando más poder a la policía�

El juez de la Sala Primera de la Cámara de Apelación y Garantías de San Isidro criticó las iniciativas del gobernador Carlos Ruckauf con respecto a la policía bonaerense. �Ahora están robando más que nunca�, afirma.

Por Carlos Rodríguez

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Fernando Maroto, miembro de la Sala Primera de la Cámara de Apelación y Garantías de San Isidro, cuestionó la reforma del Código de Procedimientos bonaerense y sostuvo que en materia de seguridad "nada puede mejorar dándole más poder a la policía", a la que cuestionó al afirmar que los miembros de las ex brigadas que siguen en actividad "ahora están robando más que nunca". Por eso rechazó especialmente las requisas callejeras, a las que consideró "un ataque al ciudadano", y comentó al respecto: "¿Les preguntaron a los jóvenes si les gusta ser agraviados y manoseados en la calle por la policía, que siempre detiene a los chicos y a los pobres?". Maroto sostuvo que la reforma al sistema judicial, que dejó la investigación en manos de los fiscales, "ha fracasado porque hoy la que instruye es la policía y crecen las denuncias por apremios ilegales".

  Durante un reportaje con Página/12, Maroto responsabilizó por el fracaso del sistema judicial "al procurador general" de la Suprema Corte bonaerense, Eduardo Matías de la Cruz, y también criticó al ministro de Justicia, Jorge Casanovas, al gobernador Carlos Ruckauf, y en forma indirecta también a la Alianza. En cambio, recordó con gratitud algunas medidas tomadas durante los primeros gobiernos peronistas, en la década del cuarenta, cuando era un chico nacido en el seno de una familia pobre. "Se trabajaba para dar contención a los jóvenes. Hoy, en cambio, los chicos que están sin laburo, muertos de hambre, ¿qué otra cosa pueden hacer que salir a robar?" 

  --¿La seguridad pública se garantiza endureciendo las leyes?

  --No. Creo que es una propuesta equivocada. Nada puede mejorar dándole más poder a la policía. Lo que está en crisis es el sistema y eso es lo que tenemos que resolver. Venimos de una reforma en la que se gastaron millones de pesos y de la que se habló tanto, pero nadie dice que al año de vida se ha caído estrepitosamente porque los niveles de impunidad son terribles. En San Isidro la impunidad llegó a más del 98 por ciento. De cada cien delitos sólo dos llegan a juicio oral. Esto es lo que ocurrió el último año. Hay que sumarle que sólo se denuncia el 60 por ciento de los casos, porque la gente no cree ni en la policía ni en la Justicia.

  --¿Cuáles fueron las razones del fracaso?

  --La gran falla se debe al Ministerio Fiscal. A los dos meses de iniciada la reforma, la instrucción, que tenía que ser de los fiscales, quedó nuevamente en manos de la policía.

  --¿Usted dice que la policía hace hoy la instrucción de las causas?

  --Exactamente, la policía hace todo. Y los culpables no han sido los chicos, los agentes fiscales. Es una cuestión de arriba, del procurador general y de los fiscales generales. Ellos permitieron lo ocurrido.

  --¿Y qué pasó con esas causas?

  --Las empezamos a declarar nulas porque aparecieron las denuncias por apremios ilegales, como suele ocurrir cuando interviene la policía.

  --¿Fueron muchas las denuncias por apremios?

  --El nivel comenzó a elevarse y hoy es bastante importante. No tengo cifras precisas, pero el nivel es alto.

  --¿Y cuál fue la excusa presentada por los fiscales?

  --Dicen que no tienen personal y algo de cierto hay, porque ha sido mala la aplicación práctica de la reforma, pero no todo pasa por allí. Un problema serio es que los fiscales no han sido capacitados y tienen poca experiencia. El procurador es el gran responsable.

  --En medio de esta crisis, ¿cómo analiza el debate sobre el tema de la seguridad, tan ligado al funcionamiento del Poder Judicial?

  --Por eso mismo creo que es un debate superfluo. Y me llama la atención que el gobierno provincial haya abierto el debate, cuando el planteo tendría que haber sido: "Señores, qué hacemos con el desastre que tenemos". Al comienzo, el ministro de Justicia hizo una crítica muy fuerte a los fiscales, anunció que quería volver a la instrucción de los jueces y hasta cuestionó el gasto que había significado la reforma.

  --Pero después se cambió el eje de la cuestión...

  --El que se equivoca es Ruckauf, porque quiere manejar el tema como una cuestión exclusivamente política. Para él, endurecer las leyes es la salvación del sistema y esto es mentira.

  --¿El problema de la seguridad se agrava por la crisis policial y del Poder Judicial solamente o hay otras causas?

  --Básicamente son cuestiones de tipo cultural. Es el producto de la enorme corrupción de los funcionarios, la pobreza, la exclusión social, las injusticias que genera todo este cúmulo de situaciones. Y todo eso se acentúa cuando institucionalmente no estamos preparados para enfrentar el problema. No tenemos una policía acorde con el sistema democrático.

  --¿Por esas razones rechaza las requisas en el transporte público?

  --Esa es una de las arbitrariedades más graves que está padeciendo ya la sociedad. ¿Sabe cómo termina eso en la práctica? Con todos los chicos agraviados, manoseados. Termina con las injusticias que se cometen contra los pobres que andan en coches que no están en buen estado. La policía nunca para a los cero kilómetro, no para a los Mercedes Benz, para a los coches que están todos rotos. Esta es la verdad y por eso no se pueden convalidar las requisas en la vía pública. 

  --¿La policía dejó alguna vez de hacer requisas en la calle?

  --Nunca. Siempre lo hizo, si acá no hay control. Es común ver en la calle a los policías en los patrulleros parando autos, revisándole a la gente los bolsillos. Yo siempre he visto ese tipo de cosas.

  --Y la inseguridad sigue.

  --Por supuesto, porque eso no sirve para nada, es todo una mentira. Además, insisto, eso es una investigación al voleo o de portación de cara. Lo que miran es si se trata de un negrito, de un pobre o si tiene pinta de lo que sea.

  --¿Cómo se mejoraría el accionar policial?

  --Lo que hay que hacer, y eso es lo que manda la Constitución, es crear la Policía Judicial. Ese tema fue debatido y hasta se hizo una reforma constitucional en 1994. Ruckauf no habla del tema, parece que no se enteró o que lo informaron mal. 

  --¿Y por qué no se hizo la Escuela de Policía Judicial?

  --Eso es lo que no entiendo y nadie habla del tema. El único que habló y fue valiente fue (Alejandro) Mosquera (legislador del Frepaso), pero el gobernador Ruckauf no habló para nada. 

  --¿Con la reforma mejoró algo la policía?

  --Al principio sí, (León) Arslanian y (Alberto) Binder hicieron bastante, pero hoy existe una gran rivalidad entre la policía de seguridad, los comandos que operan en la periferia y los de investigaciones que están en las D.D.I. Ahora la policía no tiene la menor actividad de investigación.

  --¿A qué se debe esa inactividad?

  --Las D.D.I. son el resabio de las viejas brigadas, que habían llegado en su momento a una corrupción plena, total. Ahí no podía rescatarse nada y por eso las cambiaron, pero igual quedó mucha gente que sobrevivió a la purga y buscan la manera de seguir presionando.

  --¿Y una manera de presionar es no hacer nada?

  --No solamente no hacen nada, sino que aparte se dieron cuenta de que los fiscales no controlan y les entregaron toda la instrucción. Entonces ahora están robando más que nunca. Ahora los niveles de corrupción son muy grandes y parece que nadie quiere verlos. Volvieron a organizarse las mafias y los negocios. Y está lleno de policías no individualizados, de civil, que no se sabe lo que hacen porque nadie los controla.

  --En ese marco, ¿cómo cae la reforma al Código Procesal?

  --Es un ataque al ciudadano. Hace poco, en Boulogne, mataron a tres jóvenes que no habían hecho nada. Cuando vieron a la policía comenzaron a escapar. Los policías terminaron matándolos a los tres y aparecieron un arma o dos que tenían los supuestos delincuentes. La policía, y esto me gustaría recalcarlo, debería estar al servicio de los ciudadanos y no al servicio de los gobernantes.

  --¿Cómo enfrentar, entonces, el problema de la seguridad?

  --Hay que crear la Policía Judicial, aunque lleve cuatro años, no importa. Vamos a tener una Policía Judicial honesta, especializada, capacitada, moderna, con un espíritu democrático. Hay que mejorar el Poder Judicial. Hay que resolver si sigue la instrucción de los fiscales o volver a los jueces de instrucción. Yo me inclino por volver a los jueces. El delito se genera por fallas del sistema. Si el delincuente observa que hay corrupción, que hay impunidad, el delito se estimula.  

  --¿Y en qué lugar dejamos el problema social?

  --Es cierto, eso es lo primero. Hay que contener a los jóvenes creando en cada municipio centros deportivos, alimentarios, educativos y de apoyo a la niñez. Yo voy a hablar de mi propia experiencia. Hace muchos años, lo que hizo Perón dio resultados para frenar la delincuencia juvenil. Yo nací en 1942 y era de una familia pobre, pero teníamos comida y apoyo para estudiar. ¿Cómo se te iba a ocurrir salir a robar? Para muchos, robar es apenas un fatalismo. No les queda ninguna otra alternativa.

 

 

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