Ante
el unánime rechazo al proyecto de aumento de la edad jubilatoria de las
mujeres, el Gobierno procuró ayer clausurar rápidamente el debate en
torno al tema y disimular sus peleas internas. El ministro de Trabajo,
Alberto Flamarique, volvió sobre sus pasos y manifestó que en ningún
momento se enfrentó a su par de Economía, José Luis Machinea. Sin
embargo, anteayer había cuestionado en duros términos el compromiso
asumido ante el FMI, al declarar que era “un castigo para la mujer
aumentarle el período de trabajo”. “No estamos divididos. Ayer (por
el martes) se tomó una frase que dije en un reportaje y se contextualizó
una división que no es tal”, intentó aclarar el ministro. Machinea fue
menos diplomático. “Me parece que es una discusión que debiéramos dar
hacia adentro y no en los diarios”, se quejó el jefe del Palacio de
Hacienda, poniendo en evidencia las diferencias internas en el Poder
Ejecutivo.
La propuesta de elevar la edad de retiro de las mujeres disparó la
primera pelea de peso entre el ala política del Gobierno y la cartera
económica. Flamarique fue el vocero del primer sector, que advierte un
crecimiento excesivo de Machinea en la toma de decisiones, filtrando a
través del acuerdo que negoció con el Fondo uno de sus proyectos más
polémicos. La reacción también obedece a que el ala política entiende
que Machinea es más receptivo a las demandas del FMI que a otras
opiniones en el Gobierno. Esa fue justamente una de las quejas más
reiteradas por diputados de la Alianza, quienes no titubearon en lanzar
munición gruesa contra el proyecto.
Carlos “Chacho” Alvarez también relativizó el tema, buscando poner
paños fríos y licuar el mal humor que generó la iniciativa en la
opinión pública. “No es el momento de discutir esta idea”,
consideró. “Creo que el presidente de la Nación también comparte esta
posición, el proyecto no debe ser discutido hoy en nuestro país”,
añadió el vicepresidente.
Flamarique también optó por ponderar la “coincidencia mucho más
profunda e importante” que mantiene con Machinea en la necesidad de
encarar un “debate de reforma estructural” de la seguridad social. Y
derivó el eje de la cuestión al tema de las jubilaciones de privilegio,
en el que es más fácil encontrar consenso.“Hay que terminar con todos
los sistemas que se han ido acumulando. Habrá que poner topes o ver de
qué manera las frenamos”, dijo el ministro sin aportar precisiones.
Por su parte, Machinea siguió la línea trazada por De la Rúa, al
asegurar que “el proyecto no va a ser enviado al Congreso en lo
inmediato, antes vamos a conversarlo”.
El único funcionario que siguió justificando la necesidad de implementar
el aumento de la edad jubilatoria fue el secretario de Financiamiento,
Daniel Marx, quien dijo lo que Machinea no podía ante las circunstancias
políticas. “El Gobierno tiene una ley de responsabilidad fiscal y debe
velar por cómo se pagará a la gente una vez que llegue a la edad de
jubilación”, sostuvo, al tiempo que recordó que “buscar la solvencia
del sistema previsional es una de las cuestiones anunciadas por el
Gobierno hace un tiempo”. Sin embargo, Página/12 dio cuenta ayer de un
informe de la ANSeS de que el incremento de la recaudación por obligar a
las mujeres a jubilarse a los 65 años sería sólo de 270 millones, en
lugar de los 750 millones que estiman en el Palacio de Hacienda.
WILLIAM DALEY DEFENDIO A LA
INDUSTRIA DE SU PAIS
Se larga la disputa por patentes
El secretario de
Comercio de Estados Unidos, William Daley, recurrió a una vieja fórmula
de la diplomacia de su país para sintetizar uno de los principales
motivos de su visita. “Es un tema de gran preocupación para nosotros”,
afirmó al ser consultado sobre las patentes farmacéuticas. Estados
Unidos no dejará librados al azar los intereses de sus empresas. “Vamos
a seguir hablando de forma que nos permita reforzar a estas industrias que
están en la Argentina y a las empresas americanas que actúan en el resto
del mundo”, afirmó el secretario. El presidente Fernando de la Rúa
demandó que se abandonen las restricciones comerciales que Estados Unidos
aplica sobre algunos productos comerciales.
Daley viajó acompañado por un grupo de influyentes empresarios. En la
reunión mantenida con Rafael Pascual, presidente de la Cámara de
Diputados estuvo presente el titular del laboratorio Merck, Sharp &
Dome, Raymond Gilmartin; el tema excluyente fueron las patentes
medicinales. Estados Unidos teme la aprobación de una prórroga de 5
años de la protección brindada a los laboratorios locales o, en el mejor
de los casos, la introducción de reformas que afecten a sus empresas.
En la conferencia de prensa brindada en la Casa de Gobierno junto al
presidente Fernando de la Rúa –en la que se anunció un plan de apoyo a
las Pymes para el desarrollo del comercio electrónico–, el secretario
se mostró remiso a dar precisiones sobre el tema patentes. En el acto,
Daley escuchó del jefe de Estado el reclamo por el proteccionismo de su
país. “La Argentina tiene gran interés en acceder con sus productos al
mercado norteamericano y algunas restricciones están limitándonos y
pienso que podemos superarlas con buena voluntad”, afirmó De la Rúa.
Ayer Daley también trató el tema patentes con el vicepresidente Carlos
Alvarez, los ministros de Economía, José Luis Machinea, de
Infraestructura, Nicolás Gallo, y de Relaciones Exteriores, Adalberto
Rodríguez Giavarini. Clara Suárez, directora de Coperala, una de las
tres cámaras que agrupan a las empresas farmacéuticas, declaró a
Página/12 que el sector no se opone a la ley de patentes sino al
monopolio de los laboratorios extranjeros. Suárez sostuvo que en el
Congreso Nacional están en tratamientos varios proyectos que incluyen sus
demandas, entre ellas la exigencia de un porcentaje mínimo de producción
nacional para el mercado interno y el otorgamiento de licencias
obligatorias para que puedan producirse localmente los medicamentos
nuevos.
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