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JORGE HARO ANALIZA EL PRESENTE DE LA MUSICA ELECTRONICA
�Nadie puede vivir de esto �

El músico, ex integrante de un grupo pionero en Argentina, Los Encargados, dice que el fenómeno de las raves dejó sus marcas, pero que no se generaron espacios para el desarrollo. Como �forma de resistencia�, da clases de Imagen y Sonido en la UBA.

Haro apunta que lo electrónico fue incorporado por la TV, �ya no sólo en MTV, sino en señales como TyC�. Sin embargo, �no se puede grabar ni vender discos, tener canales de difusión o producir conciertos�.

Por Esteban Pintos

t.gif (862 bytes) Jorge Haro excede el campo de acción de lo que podría denominarse un �músico electrónico�. En todo caso, desde ese lugar desarrolló toda una serie de actividades de producción, organización y enseñanza que lo ubican, más bien, como una especie de agitador cultural-tecno. Este ex integrante del seminal grupo Los Encargados �para los libros de historia del llamado rock nacional, el primer grupo tecno argentino� acaba de editar un finísimo compendio de composiciones �electrónicas� (otra vez la palabrita), grabadas entre 1993 y 1999, titulado Fin de siècle. Pero Haro es además docente de una cátedra de Imagen y Sonido de la UBA, programador de ciclos interdisciplinarios en el Museo de Arte Moderno y el Instituto de Cooperación Iberoamericana, compositor de música de películas y obras de teatro y activo impulsor de una página de Internet que exhibe net art (arte en la red, ubicable en www.findesiglo.com.ar). �La música electrónica de hoy no tiene que ver con el futuro, es presente. Hoy, y ya no MTV, sino que TyC Sports o �Fútbol de primera� tienen sus separadores con house, jungle o drum�n�bass. Esa sonoridad que en un momento fue novedosa o revolucionaria, está absolutamente incorporada�, le dice a Página/12, analizando los pro y los contra de cierto fenómeno masivo que se dio en Buenos Aires, durante 1998 y 1999, con raves multitudinarias. Y hasta un pegadizo jingle publicitario de cerveza musicalizado con el hit �Born slippy� del grupo inglés Underworld.
�¿En qué quedó todo aquel boom? ¿Dejó algo positivo al fin?
�Me parece que la música electrónica dejó de ser, un poco, reflejo de una cultura de ghetto, lo cual no quiere decir que lo que pasó �las raves, el jingle de Quilmes y todo eso� quede finalmente como una anécdota. Está instalado como un estilo, muy confuso por cierto, porque no hay una idea clara alrededor de lo que significa esto de la música electrónica. Pero sí creo que está claro que se trata de una forma que trabaja a través de cierto tipo de sonoridades, que maneja cierta estética, que se encuentra en un cierto lugar (la discoteca, por ejemplo). Pero si hablamos de un lugar ganado que le sirva a los artistas para desarrollar su trabajo, eso no pasó. Eso sigue igual que antes del boom, con la diferencia que hay más público potencial y que las condiciones socioeconómicas hacen que muchos artistas puedan autoeditarse. Pero nadie puede construir y sostener una carrera a partir de ser músico electrónico. ¿Quién puede vivir de hacer esta música? No se puede grabar discos, vender esos discos, tener canales de difusión, producir conciertos y tener el ciento por ciento del ser puesto en la cuestión artística. Aquello de las raves llegó a la televisión y se convirtió en una banalidad absoluta: una fiesta al aire libre, una cierta música sonando de fondo y con los mismos monigotes que estaban en la puerta de un discoteca, permitiéndote pasar o no. Así hablaron de las raves César y Mónica en �Telenoche�, pero eso ya pasó.
�La música electrónica siempre se relaciona con una idea de futuro, pero pareciera que ya no. ¿Hay alguna explicación para esto?
�En los setenta era así... Pero esa idea se fue desvaneciendo con el tiempo. Porque ¿qué es lo que proponía la música electrónica en los setenta? Fundamentalmente, la sonoridad, porque había muchas cosas más �raras� pero no rompían con el formato de canción. Pero sí era una novedad desde lo tímbrico y los estímulos que eso generaba.
�Sobre el �futuro�, tal vez la utilización de instrumentos y algunas nuevas posibilidades de trabajar la música con computadoras, por ejemplo, ayudaron a eso...
�Leyendo El ser digital de Negroponte, podés ver una serie de vaticinios de lo que va a pasar con la tecnología, que no contemplan los usos culturales de las cosas. No es que la gente cambia a partir de que alguien dictamina que llegó algo mejor o más rápido o más efectivo. Hay algo que tiene que ver con lo cotidiano, con las costumbres, con la formade relacionarse y también con el poco espacio �y dinero� que la gente tiene para seguir incorporando cosas. Me parece que hay un proceso de usos y posibilidades concretas, que lleva su tiempo, que no sucede a partir de ningún acto revolucionario. Es un proceso de transformación cultural muy profundo. Si todo sucediera de manera instantánea, a la gente le estallaría la cabeza.
�¿Desde dónde justifica y explica toda la serie de actividades interdisciplinarias que realiza?
�Hay algo que dijo Pierre Boulez y que a mí me pareció muy interesante de intentar cumplir. Enumeró las actividades que le correspondían a un compositor: componer, investigar, la pedagogía, la producción y la gestión. Es todo lo que intento hacer, ya sé que es mucho... (risas) Pero hay cosas que me impongo hacer. Por ejemplo, dar clases en la UBA es casi un acto de resistencia, porque no vivo de eso ni mucho menos �90 pesos por mes� pero es como una obligación moral. Siempre tuve un compromiso con ciertas cosas: cuando hablo con otros músicos, y esto sucede desde hace mucho tiempo, siempre se menciona la cuestión de que �no hay lugares para tocar�. A mí me ofrecieron esos lugares y me pareció que estaba bien tomarlos y generar un espacio, como sucedió en el ICI y el Museo de Arte Moderno.

 

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