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PINOCHET FUE RECIBIDO TRIUNFALMENTE POR MILITARES Y PARTIDARIOS
Demostración de fuerza en Santiago

En su regreso triunfal a Santiago, Pinochet abandonó toda pretensión de fragilidad y enfermedad, dejó su silla de ruedas y caminó saludando a militares y partidarios sobre la autopista del aeropuerto internacional de Santiago. La cúpula militar en pleno lo recibió con sus marchas favoritas. Y el presidente electo Ricardo Lagos les advirtió que no deberían hacer eso "nunca más".

Página/12 
en Chile   

Por Luis Bruschtein 
Enviado especial a Santiago

t.gif (862 bytes) "¿El general se orina encima?", "¡encima de Straw, se orina!", gritaba como un desaforado un simpatizante de Augusto Pinochet frente al Hospital Militar de esta ciudad. "Dicen que está enfermo, porque se orina, pero sigue enferma su mente asesina", cantaban al mismo tiempo sus detractores frente al Palacio de la Moneda. Es así como el descontrol de las vías urinarias del decrépito dictador se ha convertido en una cuestión de Estado. Igual que sus piernas, después de que el hombre que había sido presentado al mundo como un enfermo terminal con demencia senil se levantara como Lázaro y anduviera, apenas bajó del avión que lo trajo a Chile.

  Pese a la inquietud política y la expectativa que creó el regreso de Pinochet tras 503 días de detención en Londres, esta capital amaneció ayer tranquila, salvo en los puntos donde se iban a concentrar simpatizantes y detractores. Los medios gráficos publicaron ediciones especiales sobre la detención y el retorno de Pinochet y los noticieros de televisión ocuparon más espacio que el normal para referirse al tema, pero no se produjeron movilizaciones masivas.

  El avión "gran tanque Aguila" que trajo el viejo dictador arribó al aeropuerto internacional Arturo Merino Benítez a las 10.30. Las Fuerzas Armadas chilenas habían preparado una recepción apoteósica con la "Gran" Banda del Ejército para que ejecutara las marchas militares que adora el general: "Los viejos estandartes" y "Lilí Marlene", más discursos, guardia de honor y alfombra roja. Pero el gobierno socialista-democristiano advirtió que los reglamentos establecen una recepción de ese tipo para los jefes de Estado y que Pinochet era un senador vitalicio, aunque aceptó que los militares recibieran a su camarada y esta pulseada provocó algunos problemas con los periodistas acreditados (ver aparte).

  La primera sorpresa fue la presencia de los comandantes en jefe del Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada y los Carabineros, además de una gran cantidad de militares retirados y en actividad. La segunda sorpresa fue la presencia de cerca de 400 civiles, la mayoría de ellos dirigentes y legisladores de los partidos de derecha Renovación Nacional (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI), que durante la campaña electoral habían tomado distancia del anciano dictador. Si bien no se encontraba el candidato perdedor en las elecciones, Joaquín Lavín, principal referente de este sector, tampoco se esperaba que la sola llegada de Pinochet despertara estas viejas lealtades en la derecha política y en algunos dirigentes empresarios.

  Pero la sorpresa mayor fue cuando se abrió la puerta del "gran" tanque Aguila y empezó a sonar la "gran" banda del Ejército, para que Pinochet hiciera el trasbordo hacia el "gran" Puma, el helicóptero que debía llevarlo al hospital (todo lo que está relacionado con Pinochet es "gran", según los locutores). El hombre apareció en la puerta del avión en silla de ruedas, pero al dejar el ascensor que lo depositó en tierra firme Pinochet sonrió, se paró y caminó sin ayuda y saludando con el bastón en la mano. Algo vacilante y encorvado abrazó a sus familiares y a los jefes militares y se dirigió al helicóptero.

  La caminata inesperada de Pinochet promete convertirse en algo así como el cruce a nado del río Amarillo por Mao Tsé Tung. La derecha y el oficialismo de la Concertación basaban sus estrategias en la mala salud

del viejo dictador. La derecha ya había hablado de la necesidad de que Pinochet abandonara la política y se retirase como senador vitalicio, aunque sin perder sus fueros. Los partidos de la Convergencia estimaban que la supuesta fragilidad de la salud de Pinochet atenuaría las alternativas que podría tener un juicio en su contra. Pero el hombre demostró que se hizo el enfermo y el viejo baboso que se orinaba encima para provocar piedad en quienes lo debían juzgar, una vez en Chile está dispuesto a no perder la gravitación que siempre tuvo. De hecho, anoche mismo salió del Hospital Militar donde estuvo brevemente internado, y pese al enérgico "Nunca Más" que el presidente electo Ricardo Lagos dirigió a las FF.AA. con respecto a su actuación de ayer, la ausencia deliberada de Frei en Santiago dejó una impresión de timidez del poder civil.

  La derecha había comenzado a concentrarse desde las primeras horas de la mañana en las inmediaciones del Hospital Militar sobre la avenida Vitacura, en el barrio residencial de Providencia, y festejó a rabiar la caminata de su líder. La gente ocupó las dos cuadras de la vereda ubicada frente al hospital y las dos esquinas de los extremos, donde se cortó el tránsito. Gran cantidad de mujeres de clase media y alta vestidas de un sport informal y previa peluquería, chicos de escuelas privadas con sus diferentes uniformes, hermosas chicas bronceadas y elegantes y muchos familiares de militares se reunieron con banderas chilenas y retratos de Pinochet. 

  "¡Morir luchando, marxistas ni cagando!" o "Mientras Chile exista, jamás será marxista", repitió una y otra vez esta multitud que parece salida de una película setentista. También tenían consejos para los corresponsales y periodistas locales que cubrían la concentración: "¡Periodistas marxistas, digan la verdad!". El presidente democristiano también era recordado: "Y dónde está, que no se ve, el maricón de Eduardo Frei".

  "El no quería ser dictador, nosotros se lo pedimos --decía una señora gorda muy elegante con la cara brillosa de tanta crema-- y aún así, todas las torturas físicas del mundo no se pueden comparar con las torturas morales que han sufrido Pinochet y su familia." En otro sector, una morena explicó a Página/12: "El viernes pasado perdí a mi Tata y hoy recuperé a mi propio Tata --hablaba con una sonrisa por la llegada de Pinochet pese a la pérdida de su abuelo--. Como militar, mi Tata fue compañero del general y mi madre también está en las Fuerzas Armadas". El helicóptero con el dictador, custodiado por otras tres máquinas de cada una de las armas, fue recibido con gritos y llantos de emoción, dio dos vueltas sobre el hospital y finalmente aterrizó en el helipuerto del techo bajo estrictas medidas de seguridad. La gente trató infructuosamente de que Pinochet se asomara para saludarlos.

  En el centro de la ciudad, en la Plaza de la Constitución, frente al Palacio de la Moneda, varios centenares de militantes de los organismos de derechos humanos, del Partido Comunista y algunos socialistas habían realizado una vigilia. "La supuesta enfermedad de Pinochet fue una burla a todos los chilenos y a los gobiernos europeos que querían juzgarlo -- expresó a Página/12 Mireya García, de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD)--, pero estamos mejor que antes de su detención, porque el gobierno se ha comprometido a nivel internacional a juzgarlo aquí en Chile y no descansaremos hasta que sea así."

  Los manifestantes se encolumnaron hacia el edifico de las Fuerzas Armadas, donde gritaron "¡Asesinos, asesinos!", "Ahora resulta indispensable que la justicia juzgue y castigue a los culpables", en tanto que el gobierno también era fustigado: "Gobierno traidor, protege al dictador". Los manifestantes marcharon luego por las peatonales céntricas, hicieron una parada frente a los tribunales y regresaron a la Plaza de la Constitución, donde convocaron para hoy a una Jornada contra la Impunidad. Entretanto, se presentaba otra causa contra Pinochet, la número 60, por el secuestro de un estudiante secundario en 1974, y comenzaban los trámites para conseguir el desafuero de Pinochet para ser juzgado, algo que la caminata de ayer del viejo dictador y la intransigencia recalcitrante de sus seguidores harán mucho más difícil de lo que se creía.

 

CLAVES

* La recepción triunfal a Pinochet por la cúpula militar y los partidarios del ex dictador, junto a la sorpresiva caminata de este último no bien su silla de ruedas tocó la autopista del aeropuerto internacional constituyeron una doble demostración de fuerza del pinochetismo frente al próximo gobierno socialista-democristiano y a la sociedad civil opuesta al autoritarismo.

  * Detrás de esta demostración hay tanto desprecio por el gobierno británico que permitió la salida de Pinochet por "motivos humanitarios" (ver pág. 5), como una amenaza poco disimulada frente a quienes quieren procesar al general por los 60 casos que la Justicia chilena acumuló desde el arresto del ex dictador en Chile.

  * El socialista Ricardo Lagos, que asume la presidencia el próximo domingo 12, puede quedar en una posición muy desairada si la Cámara de Apelaciones o la reaccionaria Corte Suprema niegan el desafuero necesario para procesar al ex senador vitalicio



Primera pulseada


Por L.B.

Unos 200 corresponsales extranjeros, más los periodistas locales, habían comenzado a instalarse durante la madrugada de ayer en el aeropuerto Arturo Merino Benítez, en Pudahuel, para seguir la ceremonia de recepción de Pinochet. Cerca de las nueve de la mañana, el coronel del aire Ricardo Gutiérrez, de Relaciones Públicas de las Fuerzas Armadas, les pidió que se retiraran. Los periodistas protestaron, pero debieron salir del aeropuerto. A medida que llegaban los legisladores derechistas, presionaron para volver a entrar. Finalmente pudieron hacerlo y comenzó una cadena de desmentidas sobre quién había dado la orden de sacarlos. Los militares decían que ellos no, y daban a entender que la orden había llegado desde las autoridades civiles. A su vez, el ministro del Interior, Raúl Troncoso, negó que se hubiera dado esa orden.

  Los militares trataban de hacer un acto de festejo por "la recuperación de la soberanía nacional" y el gobierno trataba de que no se hiciera un acto de homenaje a Pinochet. "Que lo reciban sus compañeros militares me parece lógico --explicó el presidente del Senado, el democristiano Andrés Zaldívar-- lo mismo si lo quieren recibir sus simpatizantes, lo que no tiene sentido es que se le dé la bienvenida con honores de jefe de Estado". Tanto socialistas como democristianos insistieron en recordar que Pinochet había sido perdonado por razones humanitarias y que regresaba a Chile para ser juzgado, pero la derecha no se resignaba. En esa puja, alguien dio la orden para sacar a los periodistas, como si fuera el resultado de alguna negociación donde la recepción se hacía, pero sin carácter institucional y con cierta privacidad. Finalmente los periodistas entraron y Pinochet fue recibido ante el mundo como un héroe, pese a que no asistió ningún representante del gobierno. Fue la primera pulseada con Pinochet en Chile.

 

"¿Quiénes ser hijous de pouta?"

Por L. B.
El periodista de la BBC Steven Sviic estaba en la Fundación Pinochet cubriendo una conferencia de prensa de su presidente, el general Luis Cortés Villa. El hombre no entiende bien castellano así que pidió a los grupos pinochetistas que estaban en la sala que repitieran sus consignas para grabarlas. "¿Quiénes ser hijous de pouta?", preguntó con su acento british y con cierta ingenuidad porque se lo estaban diciendo a él y a los españoles. Los pinochetistas creyeron que los estaba provocando y el hombre quedó en medio de una turba de gordas furiosas que lo zamarrearon como si fuera el papá de Jack Straw y tuvo que salir escoltado por los carabineros. "Yo ser muy respetuoso --se excusó Sviic-- perou estaban como locas, hablaban palabrotas y hacían gestos obscenos". 

 

DOS OPINIONES

El realismo

Por Rosendo Fraga *

La detención de Pinochet en Gran Bretaña en función de una orden de captura de un juez español generó una serie de hipótesis sobre la puesta en marcha de una Justicia extraterritorial, que iba a imponer valores éticos más allá de las fronteras.

  La idea de que las democracias de los países desarrollados iban a perseguir a los dictadores más allá de las fronteras parecía iniciar una nueva etapa en las relaciones internacionales, en función de la cual los valores éticos podían imponerse sobre el realismo y los intereses.

  La liberación de Pinochet pienso que vuelve a poner las relaciones internacionales en el ámbito del realismo y los intereses, donde históricamente han estado.

  Es que más allá de los argumentos jurídicos de la detención y de la liberación de Pinochet, la percepción es que los intereses, ya sean políticos o  económicos, no pasan desapercibidos.

  Algo similar sucede con Kosovo y Chechenia. La intervención de la OTAN contra los serbios impulsó la hipótesis de que se abría una nueva etapa en las relaciones internacionales, en función de la cual el poder militar de Occidente iba a impedir la agresión contra las minorías.

  Pero la pasividad de Occidente frente a los muertos en Chechenia mostró nuevamente cómo los intereses se imponen sobre los principios en materia de relaciones internacionales.

  Es así como la detención de Pinochet y la intervención de la OTAN en Kosovo parecen mostrar al mundo occidental en una política internacional principista, en la cual los valores éticos ocupan un lugar central. En cambio, la liberación de Pinochet y la pasividad de Occidente frente a las masacres de Chechenia son la contracara, en la cual el pragmatismo y los intereses se imponen sobre los principios.

  Podrá plantearse que en realidad es un proceso de tensiones entre una y otra tendencia, pero también puede interpretarse que en realidad se trata de un juego cínico, en el cual los principios se esgrimen cuando es conveniente y el pragmatismo cuando resulta necesario.

* Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

El idealismo

Por Antonio Skármeta*

Era evidente que este destino iba a cumplirse. Pero el hecho de que esté liberado por razones humanitarias o de compasión revela claramente que no fue liberado porque sea inocente. Hay un pre-juicio mundial ya realizado que lo ha puesto en su lugar, y la influencia que esto va a tener en Chile es obra del gobierno democrático porque no lo dejó abandonado a su destino sino que trajo a su propio verdugo a Chile. Y esto significa que va a tener que haber un gesto inmenso desde el ejército y la derecha de encauzarse en el cuadro democrático. Creo que lo que viene ahora es que esos dos sectores van a tener que reconocer, mal que les pese, que no tienen influencia mundial para conseguir la liberación de Pinochet, sino que un gobierno de características socialdemócratas, progresistas, democrático como el que tiene Chile, a pesar de todos sus defectos, es más capaz de defender a una figura, por cuestionable que sea, que los militares golpistas y fascistas, que tienen pocos aliados en el mundo.

    * Escritor chileno.

 

 

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