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Rock nacional y popular para el público puntano

Iván Noble desplegó su habitual energía escénica

Ante unas 2500 personas, los Caballeros de la Quema llevaron  a San Luis su rock suburbano y sus hits radiales, en el marco del ciclo de recitales gratuitos "Argentina en vivo".


Por Pablo Plotkin
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Hay ciertos detalles que cualquier seguidor podría prever de un show de Los Caballeros de la Quema. Se sabe que empezará con una serie de canciones crudas y eufóricas, que Iván Noble saltará con las piernas abiertas al final de la mayoría, y que no faltarán los clásicos iniciales ("Primavera negra", "Carlito", "Patri") ni los hits del último tiempo. La previsibilidad aumentó desde la aparición del álbum más exitoso de la banda, La paciencia de la araña (1998): desde entonces los Caballeros casi no modifican una lista de temas ni estrenan una canción. Extrañamente, eso se volvió algo a favor para los fans: ir a comer a un restaurante que se sabe no va a defraudar, que cuenta con un cocinero confiable y experto, mozos amables y buen precio. En ese conocimiento mutuo reside la química entre el grupo y el público, y cuando eso no está, tal vez falte lo más importante. No es que el público puntano que el sábado a la noche fue a verlos (unas 2500 personas, la fecha menos convocante del ciclo "Argentina en vivo") no haya hecho bien su trabajo. Es que en San Luis la tradición del dejo todo no está emparentada con el rock, y buena parte de la concurrencia quizás se acercó al estadio Juventud Unida Universitaria sólo "para ver qué pasaba".

  Mientras los titulares de los diarios locales anunciaban con orgullo que la Fiorentina podría comprar por 33 millones de dólares a Perico Ojeda, un delantero puntano que actualmente juega en el pequeño Numancia de España, los Caballeros de la Quema probaban sonido en una ciudad dormida en el silencio de un sábado a la hora de la siesta. En sus diez años de carrera, es la primera visita del grupo a San Luis. "La verdad es que no sé por qué tardamos tanto en venir. Espero que tardemos menos en volver", dijo Noble antes de despedirse.

  Después de la actuación del grupo local Los Vatos de la Parca (unos pibes que habrán pasado buena parte de su adolescencia escuchando discos de Sumo y The Clash), los Caballeros salieron con "Pejerrey" y su habitual solidez sonora. Y aunque Iván no estaba en su noche más inspirada (le costó rugir en algunos estribillos, como el de "Primavera negra"), manejaba la escena como suele hacerlo. Bermuditas de jean, musculosa negra, los rulos sueltos, el cantante salió algo frío a la noche del barrio Bajo Chico y fue subiendo la temperatura al paso de las canciones. Una curiosidad: en el oeste argentino, Noble sigue siendo un emblema de rock suburbano, antes que un sex symbol para las masas.

  "Todos atrás y Dios jugando de 9", "Huelga de princesas" y "Malvenido", tres infaltables de La paciencia..., generaron un pogo leve en la primera línea de fuego de la audiencia. El blues de amor maldito de "Besos de mala muerte" cambió el tono de las cosas, y "Hasta estallar" (canción que grabaron con León Gieco) cerró el breve capítulo íntimo. El reggae del viejo y oxidado hit "No chamuyes" sirvió para el bamboleo, y la orquestación disco con que abrieron "El culo del asunto" (mezclada con fragmentos de Kool & The Gang, Sumo y Charly García) preparó la pista para los grandes éxitos.

  Los primeros acordes de "Avanti Morocha" arrancaron ovación, y ya no hizo falta que Noble explicara nada, como a veces tiene que hacerlo ante su público porteño más ortodoxo (cosas como "este tema también lo sentimos nuestro" no fueron necesarias). "Oxidado" acentuó el clima romántico-épico, roto al instante por la furia de "Rajá Rata". Aunque la "rata" ya rajó (el tema se refiere al ex ministro del Interior Carlos Corach), el grupo sigue tocándola con la misma revulsión. "Patri", una de sus canciones viejas más logradas, abrió el dueto de bises, que se completó con "Carlito". El mismo show que cada tanto puede verse y preverse en Buenos Aires, acaso sin las dosis de aguante que (quiérase o no) se volvieron imprescindibles para el suceso de una noche de rock nacional y popular. 

 

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