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el Kiosco de Página/12

PAYASADA


Por Ernesto Tiffenberg

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Duhalde lo llamó un blooper, Solá un "lamentable error" y el propio Indio Castillo lo gastó por "chicato". Pero cualquiera que encuentre en la política algo más que una excusa para los peores chistes debería hacerse algunas preguntas sobre la última aventura de Rico.

  1. Si el ministro carapintada quería colaborar con las instituciones y la Constitución, como declara en su carta de perdón, ¿por qué no denunció la presencia de un criminal como Castillo en la custodia presidencial el mismo día en que la descubrió?

  2. ¿Habrá tenido algo que ver la detención de su antiguo amigo y represor, y el daño que podía ocasionarle a su figura, que la revelación llegue justo el día en que Página/12 informó tanto de sus últimas andanzas como de la vieja relación que los une?

  3. ¿Acaso Rico no imaginó las implicancias de su denuncia si hubiese sido cierta? En su carta al Presidente asegura que no intentó "aprovechar una circunstancia particular para sacar algún rédito político o de cualquier otra índole". Pero resulta evidente que en el caso de que su denuncia hubiese sido verdadera el gobierno de De la Rúa se habría visto envuelto en un escándalo de imprevisible final. De Santibañes hubiese pagado con su puesto el desatino de emplear a un acusado de homicidio prófugo nada menos que para cuidar al Presidente. Y De la Rúa hubiese perdido buena parte de su imagen de administrador eficaz, en el mejor de los casos, o de administrador transparente, en el peor. Ese desgaste oficial, ¿no significaba para Rico ningún rédito político?

  4. Carlos Ruckauf mantuvo silencio durante toda la crisis y, fiel a sus maneras imperiales, hizo trascender que obligó a su ladero a volver a pedir disculpas. Sin embargo, resulta difícil creer que Rico se lanzó a semejante aventura sin por lo menos un guiño de su jefe. Y si no lo tuvo, ¿puede Ruckauf mantener a su lado a un ministro que muestra tanta audacia e independencia como para comprometerlo en un conflicto con el Presidente, y tanta incapacidad y falta de cálculo político como para terminar pidiendo lastimeras disculpas?

  5. Nadie puede negar a la oposición el derecho a criticar o denunciar al Gobierno. Rico se lanzó al asalto e intentó utilizar el pavor que despiertan en la sociedad personajes como su antiguo socio Castillo. Lo cegó el odio y todo terminó en ridículo. ¿Alguien puede calcular el riesgo de que De la Rúa y Ruckauf crean o hagan creer que fue solo otra payasada?

 

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