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Por Adrián H. Mouján Corría la mañana, y a Eduardo Menem y a Eduardo Bauzá palidecieron cuando vieron ingresar al edificio de la calle Matheu a Alberto Kohan. Y se pusieron definitivamente lívidos con la llegada de Cassia, Alberto Lestelle, Ramón Saadi y Martha Alarcia. “Pero ¿quién te dijo que podías invitarlos? ¿Estás loco?, los gobernadores se van a ir y no va a haber reunión del Consejo”, fue el reto que le dieron los Eduardos a César Arias, encargado de repartir las invitaciones. “Fue una decisión inconsulta de Arias que generó un verdadero escándalo con los gobernadores. Ahora no los vamos a poder reunir hasta después de las elecciones porteñas y ese día van a venir a pegarnos”, bramaba un colaborador de Eduardo Menem. Por su parte, un gobernador resumió: “Arias repartió las invitaciones a sus amigos. Hubo gobernadores a quienes les llegó el viernes. Esta no es la conducción colegiada que habíamos planteado”. Para evitar nuevas filtraciones, los mandatarios de las provincias chicas, que integran el Grupo Federal Solidario, manejan la posibilidad de que la nueva mesa directiva debute en Salta después de las elecciones de mayo. Menem fue el encargado de abrir la reunión con una encendida defensa de la figura de Víctor Ramos, como respuesta a la intervención al organismo que tiene resuelta el presidente Fernando de la Rúa. “Este es un caso puntual de discriminación política. Es un funcionario designado por el Poder Legislativo, y el Ejecutivo arbitrariamente lo despide. No podemos quedarnos de brazos cruzados”, dijo el riojano. En este punto, Menem recibió el respaldo de todos los gobernadores que consideran a Ramos un leading case (caso líder), para evitar los despedidos de aquellos empleados estatales que entraron en la administración pública por concurso. “En esta movida, a la Alianza se le fue la mano. Vamos a recurrir a los organismos internacionales. Van a pagar los costos de esta decisión”, le dijo a Página/12 un gobernador, muy crítico de Menem, por cierto. En cambio, a la hora de recoger apoyos para Granillo Ocampo, el ex jefe de Estado se quedó con las manos vacías, ya que los gobernadores decidieron que sea el ex jefe de Estado quien cargue con las culpas de la catástrofe en la Capital Federal. Inclusive, el vicepresidente del PJ santafesino, el senador provincial Julio Gutiérrez defendió el apoyo de Reutemann a Cavallo con una frase clara: “Mi gobernador ya se expidió por un candidato y en el partido no vamos a modificar esa posición”. Tres encuestas conocidas el pasado fin de semana adjudican a Granillo una intención de voto inferior al 3 por ciento, que lo relegaría al cuarto puesto detrás de la Alianza, la lista de Cavallo y la de Irma Roy.
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