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el Kiosco de Página/12

F. E.
Por Juan Gelman

Esa efigie ha recorrido el mundo: de perfil, Carlos Marx en primer plano y Federico Engels detrás. El propio Engels se asignaba el segundo plano del binomio. En 1884, un año después del fallecimiento de su compañero de ideas, dijo con modestia sin duda excesiva: �Toda mi vida hice lo que estaba a mi alcance -.es decir, desempeñarme como segundo violín� y creo que lo hice bastante bien. Y tuve la felicidad de secundar a un primer violín maravilloso como Marx�. Esta imagen imperó hasta no hace mucho en el Occidente que se llama desarrollado y una cierta subestimación lastima los aportes teóricos de Engels, que no fueron escasos ni de poca monta. Marx, por su parte, se deleitaba cuando los enemigos atacaban en singular a �Marx-Engels�.
Iniciaron su peculiar asociación en 1844 en París. Marx, 26 años, editaba entonces el Anuario germano-francés y Engels, 24, le había arrimado ya un par de artículos en los que abría el tema del socialismo científico, señalaba las contradicciones del liberalismo económico, pronosticaba un futuro de �millonarios e indigentes� y preconizaba la abolición de la propiedad privada para extinguir las injusticias de la sociedad dividida en clases. El medio para ello, desde luego, la revolución. No podía haber mayor coincidencia entre Marx, hijo de un hogar judío, y Engels, de padres protestantes y muy leales súbditos de Prusia. A lo largo de su fecunda colaboración, se estableció tácitamente entre ellos una suerte de división del trabajo. Marx terminó dedicándose casi exclusivamente a la elaboración de esa obra monumental que es El capital.
Tenían personalidades disímiles. Engels solía vestir impecablemente: a Paul Lafargue, yerno de Marx, le parecía que �siempre tenía el aspecto de estar listo para desfilar, como cuando fue voluntario en el ejército prusiano�. Marx prestaba escasa atención a su atuendo y algunos lo consideraban un bohemio. El despacho de Engels era un modelo de orden. Los libros se codeaban con enseres domésticos en la casa de Marx. Abandonados los estudios preuniversitarios, Engels empezó a trabajar en un firma exportadora y no sólo invertía sus horas libres en lecturas prohibidas por el régimen y reuniones con los intelectuales de izquierda del grupo de �jóvenes hegelianos�: se convirtió en experto nadador, esgrimista y jinete. Ninguna de esas habilidades distinguía a Marx, aunque en la universidad se batió a duelo acatando las costumbres estudiantiles germanas de época. Pero el punto que los diferenciaba más era el de la relación con las mujeres.
En 1842 Engels se estableció en Manchester para trabajar en una fábrica textil en la que su padre tenía intereses. El verdadero motivo de ese viaje radicaba en el deseo de Engels de estudiar las condiciones sociopolíticas del país y de su clase obrera, entonces la más aguerrida y numerosa de Europa. Sus investigaciones cristalizaron en una obra clásica del marxismo que es mucho más que el mero recuento de la situación del proletariado inglés: inscribe su análisis en la curva de desarrollo del capitalismo industrial y anticipa conceptos en los campos relativamente modernos de la sociología y la geografía urbana. Como siempre, se movía en círculos socialistas y obreros y así conoció a Mary Burns, una trabajadora semianalfabeta con quien convivió largos tramos sin casarse. Engels era irreductiblemente refractario a la institución matrimonial.
Marx, no. A los 17 años inició su noviazgo con Jenny von Wetsphalen -.de familia distinguida-, se casó con ella a los 24 y con ella vivió hasta su muerte. La semisoltería informal de Engels molestaba a Jenny, que nunca aceptó recibir a Mary Burns. Entre Marx y Engels se estacionó por única vez, en lugar del guión, una frialdad de hielo cuando Mary falleció en 1863 y Marx recibió la noticia con aparente indiferencia. La situación sedistendió cuando Engels inició una nueva convivencia con Lizzy, la hermana de Mary. Marx -.que no estaba libre de algún pecado de entrecasa� terminaba ahora sus cartas con �saludos a la señora Lizzy�.
Hombre multifacético, teórico y práctico, Engels fue un lingüista de primer nivel, un notable analista de cuestiones militares, tan historiador como Marx, pionero en antropología y mentor de una docena de partidos social-comunistas en el mundo. Tal vez recorrió la herencia iluminista del siglo XVIII con mayor insistencia que su compañero de ideología, quien acostumbraba a consultarlo incluso en temas económicos. �Es una verdadera enciclopedia -.lo definió Marx�, dispuesto a trabajar a cualquier hora del día y de la noche, rápido para escribir y atareado como los mil demonios�. Engels adelantó ideas seminales en terrenos como el feminismo y la ecología. Instaló la concepción del materialismo dialéctico en la filosofía. Aclaró que las relaciones entre estructuras económicas y superestructuras culturales y sociopolíticas no son mecanicistas y que las últimas pueden influir en las primeras y aun cambiarlas. Profetizó que en las guerras del futuro habría más víctimas civiles que militares y no se equivocó: en las últimas de este siglo, de diez muertes sólo una es militar. Su optimismo indeclinable lo llevó a afirmar que la revolución social era inminente y en eso sí se equivocó. Por ahora.


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