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LOS NUEVOS RICOS EN EE.UU. SON CHICOS
Pequeño$ millonario$

Cuando vuelven del colegio monitorean sus acciones en la computadora. Tienen 12 o 13 años, pero ya hablan de cómo invertir su dinero. El fenómeno de los �millonarios punto com� y los chicos ávidos de ganar dinero tan rápido como sus padres es objeto de estudio en Estados Unidos.

Los héroes de estos chicos no son actores, sino ejecutivos de apenas 20 años que fundaron una compañía high-tech.

Semanalidad: �Hemos visto casos de chicos que invierten su dinero semanal en la Bolsa. No está mal si va acompañado de una enseñanza�.


Por Mónica Flores Correa 
Desde Nueva York

t.gif (862 bytes) En Silicon Valley, las familias son tan ricas que los chicos, en vez de jugar a las bolitas, juegan en la Bolsa, monitoreando sus acciones en la computadora cuando vuelven del colegio. Asumiendo como �normal� el éxito de sus padres y, eventualmente, su futuro éxito en la vida, así como los millones de dólares, una nueva generación de chicos crece en esta época de notable prosperidad, donde se dice que en Estados Unidos hay 60 millonarios más cada nuevo día que pasa. Estos chicos, los hijos del medio centenar de millonarios diarios, concurren a colegios carísimos, pasan sus vacaciones en lugares exóticos y, cuando llegan a la secundaria, manejan autos BMW y el último modelo de Toyota con la naturalidad con que otros a su edad se sientan al volante de la vieja y despintada pickup del papá. El fenómeno ya tiene estudiosos y también centros que se ocupan de orientar a los padres estresados y confundidos, si bien descomunalmente adinerados, en la educación de estos niños que han descubierto desde muy tierna edad aquello de �poderoso caballero es don dinero�. Ni lerdas ni perezosas, algunas compañías financieras han empezado a ocuparse de los pequeños inversores prodigio y sus ansias de invertir y de emular a los padres. 
Algunos analistas ya dicen que en California se está dando �la más grande transferencia intergeneracional de riqueza de la historia�. Puede ser que el fenómeno esté un tanto magnificado por quienes lo estudian, pero, por si acaso, las instituciones financieras como Merrill Lynch han creado programas que buscan sacarle el jugo a esta vertiente de los niños desmesuradamente ricos. Incluyen lecciones para los clientes de talla menuda de cómo invertir y también asesoramiento para padres que lidian con el llamado �síndrome de la abundancia� y que (¡pobrecitos!...) se ven en el difícil trance de contestar preguntas tan complicadas como �mami, ¿por qué volamos en un avión que es nuestro?�.
La cuestión de cómo el dinero afecta a los chicos se ha transformado en esta región privilegiada del planeta en una obsesión parental. Y de hecho, el tema de las vicisitudes que acarrea la acumulación de millones casi ha reemplazado a aquellos �clásicos� de la educación familiar en los que los padres ponían especial empeño en clarificar conceptos y dar instrucciones: el sexo, por sobre todo, y en segundo término, las drogas. 
�En la escuela, uno aprende todo lo rápido que puede, para aplicar los conocimientos tan rápido como pueda, así uno se puede volver rico y tener éxito a la edad de 24 años. Esto es lo que pasa aquí�, resume Alexa, una adolescente de 17 años que vive en el lujoso condado (pueblo) de Atherton. Su madre se queja: �El dinero viene antes que todo. No hablan de sus futuros doctorados, sino de los 20 millones de dólares y de las casas magníficas de Atherton�, comenta la mujer. 
Los modelos también han cambiado. Estos pibes no admiran al basquebolista Michael Jordan o al último conjunto de moda de música pop. Sus héroes son ejecutivos de apenas 20 años que fundaron una compañía high-tech y cuyas cuentas bancarias se abultaron colosalmente en el tiempo de un pestañeo. 
Humanos al fin y al cabo y niños o adolescentes después de todo, también padecen angustias. �Entre estos chicos, uno de los grandes miedos es no poder equiparar el nivel de riqueza de sus compañeros�, dice Kris Goodrich, cofundadora de un centro familiar en Menlo Park. �Son chicos que consideran que pertenecer a la clase media es ser pobre y que ir de vacaciones a Hawai una sola vez por año es lo más cercano que existe a mendigar en la calle�, sostiene y agrega los padres �sienten que deben darles todo a sus hijos. Los saturan con bienes materiales porque quieren que estén al mismo nivel que los demás�. Pero junto con el BMW, los nuevos ricos cibernéticos también quieren darles valores a sus retoños y se inquietan genuinamente por la dimensión moral de esta danza de millones. También se llenan de incertidumbre cuando los hijos padecen desajustes emocionales. �La primera reacción es el desconcierto. ¿Cómo puede ser que mi hijo tenga problemas si no le falta nada, si vive en una situación extraordinariamente privilegiada?, se asombran. Los padres no esperan que sus chicos sean infelices�, dice a Página/12 Joan Indowsky-Di Furia del Instituto Money, Meaning and Choices, un centro privado en San Francisco que explora el impacto psicológico de �tener y heredar dinero�.
�Pero muchos de estos chicos son infelices �agrega Indowsky�, se sienten aislados y solos, independientemente de que vivan en casas fabulosas y posean autos fantásticos. Los padres están demasiado ocupados en multiplicar sus millones y en competir. Son criaturas que también se sienten muy exigidas, porque los padres esperan que les vaya muy bien en la escuela�.
Desde que el mundo es mundo, los hijos de ricos se sienten aislados, abandonados y agobiados por el nivel de expectativas de sus progenitores, ¿en qué medida entonces éste es un problema nuevo?; ¿hasta qué punto estos muchachitos que juegan hoy a la Bolsa son diferentes de sus predecesores y no serán los diletantes del futuro, que bostezarán aburridos en sus yates? �Este fenómeno no es exactamente igual al del old money. En las antiguas familias con grandes fortunas, como los Rockefeller o los Astor, había un sentimiento de tener derecho a los privilegios que venían con el apellido. En cambio, en estas familias de �millonarios punto com�, el dinero vino más rápido de lo que esperaban y en una cantidad mucho mayor que la que aguardaban. Los padres entonces no tienen mucha idea de los conflictos por los que atraviesan los hijos. Tampoco saben qué modelos enseñarles, qué trasmitirles�.
A Indowsky no le parece cuestionable que los chicos empiecen a especular en la Bolsa a edades tan precoces como doce o trece años. �En el instituto hemos visto algunos casos de chicos que invierten su dinero semanal en la Bolsa. No lo juzgamos mal si esto va acompañado con una enseñanza. Invertir puede ser una forma de aprender responsabilidad financiera�.
Pero Indowsky subraya que la filantropía es también una muy buena forma de aprender responsabilidad. �En el instituto nos ocupamos de las consecuencias sociales que produce esta nueva riqueza. Tratamos de que la gente de alguna manera devuelva a la comunidad algo de aquello con lo que ha sido beneficiada. Creemos que especialmente en esta época los individuos tienen una mayor responsabilidad porque el gobierno se ha apartado de su tradicional rol de proveedor de los carenciados�, subraya. 
�Les decimos a los padres que se puede mimar y arruinar a un niño rico tanto como a un niño pobre. Lo que importa son los valores con los que los educamos. Creemos importante que estos chicos que lo tienen todo crezcan con predisposición a ayudar a aquellos que no pueden recibir una buena educación, que no pueden hacer tareas extracurriculares, que no tienen suficiente ropa ni suficiente comida�, dice Indowsky.
Aunque la propuesta suena idealista, especialmente en este mundillo donde las conversaciones habituales se centran en cómo aplastar a las empresas rivales y no en cómo hacer donaciones a los pobres, hay acaudalados que piensan que la plata, después de todo, no es nada más que plata. Una reciente �jubilada�, Debra Engel, una mujer de 47 años, se decidió a dejar �3 Com Corporation�, después de haber acumulado en esa empresa �la cantidad de dinero que aspiraba�, para criar full time a sus dos hijas de 10 y 13 años. Engel estima que es importante que sus hijas crezcan conscientes de que su situación privilegiada �es inusual�. Para ello, realiza con las niñas actividades filantrópicas, en las que las muchachitas deciden por ejemplo cuáles serán los grupos de serviciocomunitario a los que le donarán dinero y visitan las organizaciones de bien público que ayudan a financiar. 
Engel ha desarrollado una postura filosófica con respecto del dinero. �La plata me ha obligado a pensar acerca de cómo debo vivir. No sólo las cosas malas son prueba que uno tiene en la vida; las cosas buenas también son una prueba�, sostiene.


Un trabajito de verano

Hans Pang tiene apenas 17 años, pero ya es casi una leyenda. Hace tres años, Dominick Orr, un amigo de su padre y uno de los principales ejecutivos de la firma Alteon Web Systems en San José, California, le ofreció a Hans un trabajo de verano que le daría unos dólares para invitar a las chicas al cine. A través del padre de Hans, que trabaja en la ventanilla de un banco y de su madre, una acupunturista, Orr se había enterado de que el adolescente era un geniecillo con las computadoras.
Por cierto, el ejecutivo nunca imaginó hasta qué punto el talento de Hans era sobresaliente. Entusiasmada con la notable pericia del muchacho, Alteon Web Systems volvió a contratarlo el verano siguiente, pero esta vez en lugar de salario ofreció acciones de la empresa al joven Mozart cibernético.
�Dije que sí porque había oído que las acciones de este tipo de compañías se habían ido por las nubes y yo le tenía fe a la empresa. Yo ganaba antes 10 dólares la hora, que no está mal. Pero claro, esto es mucho mejor�. Hans, que ahora es un ejecutivo con tarjeta de negocios y todo, tiene ya 75.000 dólares en acciones.

 

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