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Siete muertos en un ataque con gas tóxico a una disco de Lisboa

 

 

Los investigadores sospechan de un ataque racista o una acción de la mafia de la noche. Murieron una española y seis africanos.

 

 

Una familiar busca información en la puerta de la discoteca Luanda.


t.gif (862 bytes) Un ataque racista contra inmigrantes africanos o una acción de la mafia ligada con el negocio de la noche. Esas son las dos hipótesis que los investigadores manejaban ayer para explicar el atentado contra una disco de Lisboa, en el que resultaron muertas siete personas: una ciudadana española y seis africanos. Más de sesenta personas resultaron heridas. El hecho se produjo cuando desconocidos arrojaron dos recipientes con un gas tóxico dentro del boliche, repleto de gente, en la madrugada de ayer. La Policía Judicial portuguesa reveló que ya ha identificado a varios sospechosos del ataque, aunque todavía no ha procedido a ninguna detención.

  El primer ministro de Portugal, Antonio Guterres, calificó el atentado contra la discoteca Luanda de Lisboa como "un ataque enloquecido, un crimen repugnante", y admitió la posibilidad de que el episodio estuviera relacionado con otro similar, ocurrido en la localidad de Amarante --370 kilómetros al norte de Lisboa-- del cual ayer se cumplieron tres años.

  El hecho sucedió ayer a las 4.30 de la madrugada y, según los investigadores, tiene todas las características de "un acto criminal premeditado". A esa hora, los autores del hecho cortaron la luz en el boliche, al tiempo que lanzaron dos artefactos con gases tóxicos.

  La combinación de ambos factores generó pánico entre los presentes --se calcula que había unas mil personas--, que se agolparon contra la puerta de salida. Según testigos, en ese momento se produjo "un verdadero caos" para tratar de escapar del local, que no tenía bien despejado el acceso a la puerta principal. Debido al corte de luz, los asistentes no pudieron encontrar las salidas de emergencia.

  La joven española fallecida fue identificada como Esther Ramos López, de 20 años. De las otras seis personas que perdieron la vida no se conoció la identidad, pero se supo que eran tres varones y tres mujeres, originarios de las ex colonias de Angola y de Cabo Verde. La discoteca Luanda es muy frecuentada por ciudadanos provenientes de esos países africanos. Nicolau Castro, gerente de la disco, dijo que se trató de "un acto de puro terrorismo".

  En conferencia de prensa, el inspector Joao de Sousa de la Policía Judicial (PJ), dijo que en el local fueron encontrados dos recipientes de gas, de producción industrial, cuyo contenido aún no ha sido identificado por los laboratorios de la policía.

  El inspector de la PJ opinó que la causa más probable de las muertes fue el pánico generado por el humo, que provocó que las personas fueran atropelladas cuando trataban de llegar a la puerta principal, controlada por un dispositivo especial para la entrada de los clientes. La Policía Judicial ya interrogó a 20 testigos de estos hechos y está revisando las películas grabadas por las cámaras de seguridad que están instaladas en la discoteca.

  Cuando la Policía Judicial llegó al lugar, los cuerpos de las víctimas ya habían sido retirados del interior del local, pero el inspector De Sousa opinó que ello no debe perjudicar las investigaciones. Las autoridades portuguesas informaron que previamente realizarán una autopsia a los cadáveres, para determinar las causas exactas de las muertes. En el ataque también resultaron con síntomas de intoxicación y con heridas leves unas 60 personas, al tratar de abandonar el local, aunque sólo seis quedaron internadas en observación en un hospital de Lisboa.

  El episodio recuerda un hecho similar ocurrido hace tres años, que provocó trece muertos y renovó la preocupación por el clima de violencia en los centro nocturnos. En aquella ocasión --el 16 de abril de 1997--, tres personas encapuchadas rociaron con combustible y luego prendieron fuego al centro nocturno Mea Culpa, un bar de alterne de la localidad de Amarante. Allí resultaron muertas 13 personas y otras 22 sufrieron heridas. Los investigadores determinaron que el ataque había sido ordenado por el propietario de la disco Diamante Negro, quien había perdido gran parte de su clientela con la apertura del boliche. Los cinco autores del incendio fueron condenados a 25 años de prisión.

 

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