Por Patricia Chaina
El humor ya no es exclusividad de los cómicos. “Hoy en la TV da vueltas por todos lados, y está bien que así sea, es sano”, reflexiona Pedro Saborido mientras toma despacio un café lágrima, sentado a la mesa de un bar. El guionista que tecleó libretos para personajes tan disímiles como Tato Bores y Horacio Fontova, hoy está por detrás de dos programas con ejes en común, aunque estructurados sobre distintos formatos. En el cable, por Uniseries, se ve la nueva temporada de “Lucho y Tito, mecánicos en el espacio”, con Javier Lombardo y José Luis Oliver. En la TV de aire y por Canal 7 a partir de mayo volverá a verse “Todo por dos pesos”, con Fabio Alberti y Diego Capusotto, los lunes a las 23. En los dos ciclos el absurdo y la comicidad tejen una trama resistente. Y en ambos casos, “la labor del guionista se apoya en el conocimiento de la capacidad que posean los actores que son cómicos, tienen su mundo propio, ideas y ganas de hacer cosas”.
–¿Qué motivó su incorporación al microprograma “Lucho y Tito”?
–La idea de buscar historias donde los actores tengan un encuadre más claro en el cual jugar, y puedan enriquecer los personajes. Ellos utilizan la noción del costumbrismo en el espacio. Son el capitán Beto, dos porteños encerrados ahí arriba y de última viviendo lo que pasa acá abajo, de otra manera. Para mí lo importante, cuando trabajo con actores que son humoristas, con mucha personalidad como en “Todo x 2 pesos”, es seguirlos, no imponerles guiones, sino correrlos para el lado donde se sienten cómodos y se divierten. Lombardo y Oliver tienen características propias, como Capusotto y Alberti, puedan guionarse ellos mismos.
–¿Se trabaja sólo con pautas para las improvisaciones?
–El libreto tiene una escala donde pueden improvisar tranquilos si quieren, si no se pueden agarrar del guión. Prefiero trabajar a partir de charlas con ellos. Estos son trabajos más artesanales, no industriales.
–¿En “Todo x 2 pesos” la rutina de trabajo es parecida?
–Sí, los guiones son de los tres y el trabajo es casi de ordenarlos y estar con ellos, porque son cómicos de características singulares. La gente los mira a ellos. Por eso además los tenés que cuidar. Esto pasaba también con Tato (Bores), o con (Roberto) Carnaghi: había que escribir en base a lo que ellos pudieran lucir mejor.
–¿Qué modalidad encuentra, como contracara, en la TV de ficción?
–Acá se tiende a alivianar las escenas, cortar y salir rápido, a otra escena, y a otra. Es una realidad del mercado y no se puede comparar media hora de TV nacional con una serie de Sony donde pueden hacer además, grabaciones combinadas con público y sin público. Esto permite corregir y pulir, ya lo hacían los hermanos Marx antes de una película: salían de gira con escenas convertidas en obra de teatro y cuando iban a filmar ya la tenían probada. Acá uno no sabe quiénes son los guionistas de un programa, porque creció la figura del productor. Nadie dice que ve el programa de Calabró o de Laport sino “el programa de Suar”. Es un modelo más americano, donde el productor diseña la serie.
–Sin embargo, los guionistas son claves en los shows americanos.
–Pero manejados por el productor. Acá un guionista se mata haciendo toda una tira y está entrenado para ir a laburar a EE.UU., donde trabajan con equipos. “Los Simpsons” tenía diecinueve guionistas. Acá hay que atender veinte sketches. Quizá lo más parecido fue lo que incorporó Tinelli cuando diseñó “Videomatch”, asignando productores y guionistas a cada espacio.
–¿El humor se desplazó desde los cómicos a los conductores animadores?
–Sí, para probarlo están las ternas del Martín Fierro que son un quilombo de géneros y gente. Los actores de rubros dramáticos salen casi de un solo programa: “Vulnerables”. Y las demás tiras ¿son comedias, teleteatros, o qué carajo son? Y “Agrandadytos” ¿es un programa de entretenimiento, cómico, o de interés general? ¿Si compite Portal por qué no (Julián) Weich por labor humorística? No es para desmerecer a nadiepero quizá el problema es que la TV cambia y los Martín Fierro no. El humor está dando vueltas en todos lados.
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