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EL OBISPO DE FORMOSA HABLA DE LA CHICA EMBARAZADA
�Audacia para los cambios�

El obispo Conejero sostiene ahora que los católicos �deben estar abiertos� al cambio. La resolución tomada en Formosa quedaría como criterio general para las escuelas católicas.

El obispo Conejero durante una misa en la que se refirió al caso de María Fernanda.
�Nosotros somos limitados y no siempre tenemos las respuestas adecuadas�, dijo a este diario.


Por Mariana Carbajal

t.gif (862 bytes) El caso de la alumna embarazada irrumpió en la catedral de la ciudad de Formosa. Ante una multitud de fieles que desbordó el templo, el obispo local, monseñor José Conejero, consideró que los católicos �deben tener audacia para los cambios�. Fue un claro mensaje a las monjas franciscanas que dirigen el colegio religioso que rechazó y resistió la inscripción de María Fernanda Alloi, de 17 años, por esperar un bebé. En diálogo con Página/12, el prelado amplió ayer el sentido de su homilía: �Nosotros somos limitados y no siempre tenemos todas las respuestas adecuadas. Hay que tener humildad y estar abiertos, porque permanentemente se nos presentan situaciones nuevas�. Su posición, respaldada por el Consejo Superior de Enseñanza Católica (Consudec), marcaría una suerte de bisagra en la historia de la Iglesia. Aunque no es inédita la presencia de alumnas embarazadas en colegios religiosos, la resolución que tuvo el caso de Formosa quedaría como criterio general para todas las instituciones educativas católicas. 
A raíz de un pedido de una asesora de menores de la provincia, la jueza local en lo civil y comercial Nº 3, Judith de Lozina, reclamó a los padres de María Fernanda y a los medios de comunicación que se abstengan de exponer imágenes o notas que comprometan �la intimidad de la joven�. La magistrada indicó que �la medida es procedente en consideración del interés superior de la joven, por lo que no podría considerarse un supuesto de censura previa�.
Aunque María Fernanda, de 17 años, el martes finalmente consiguió reincorporarse al quinto año del Instituto Santa Isabel �luego de una ardua batalla legal�, la polémica que despertó la actitud de las religiosas sigue abierta. De hecho, el tema fue uno de los ejes centrales de la homilía del obispo en la misa crismal concelebrada en la catedral de Formosa por todos los sacerdotes de la diócesis.
Al pronunciar un llamamiento a las religiosas que regentean la escuela, monseñor Conejero señaló: �La vida y los tiempos cambian y a veces debemos tener audacia para esos cambios ya que el espíritu de Dios no solamente reside en las instituciones eclesiales o religiosas. El espíritu de Dios sobrepasa y está en toda la humanidad, también en el corazón de las personas�. Sus palabras fueron escuchadas por una multitud que colmó el templo en la noche del jueves. 
�¿Cómo analiza el conflicto generado en el Instituto Santa Isabel? �le preguntó Página/12.
�Durante 76 años las hermanas franciscanas tuvieron una normativa, un reglamento, que no es sencillo modificar de la noche a la mañana. De todas formas, considero, y ese fue mi mensaje en la homilía, que las crisis se deben superar desde el entendimiento, el diálogo, el respeto y el amor. Nosotros somos limitados y no siempre tenemos todas las respuestas adecuadas. Hay que tener humildad y estar abiertos, porque permanentemente se nos presentan situaciones nuevas, y no sólo en el ámbito de la escuela sino también desde la bioética. En esos casos, uno debe estar abierto y tener serenidad y humildad para el discernimiento �respondió el prelado.
La intervención de Conejero fue decisiva en la resolución del conflicto en el colegio: las monjas permitieron el ingreso de la joven, recién después de una recomendación en ese sentido del obispo, a pesar de que existía una orden de inscribirla emanada del Superior Tribunal de Justicia una semana atrás. El obispo local no actuó en forma aislada. Hizo pública su posición después de recibir una comunicación de la Comisión de Educación del Episcopado que coincidía en permitir a la alumna embarazada continuar con sus estudios en la institución a la que concurría desde preescolar. Esa comisión, que preside el obispo de San Nicolás, Mario Maulión, y que integran varios prelados, llegó a esa conclusión después de consultar a varias personalidades.
Aunque no es inédita la presencia de alumnas embarazadas en colegios religiosos del país �de hecho en el Salesiano de la misma ciudadformoseña hay por estos días una chica en esa condición�, el caso de María Fernanda podría marcar una suerte de punto de inflexión en la Iglesia. De ahora en adelante, el criterio general sería que las alumnas embarazadas continúen sus estudios en los colegios católicos, sin ningún cuestionamiento.


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Por Rubén Dri

¿Cuándo pedirán perdón?

Durante varios días el caso de las monjas del Instituto Santa Isabel, de Formosa, que se rehusaron a aceptar la inscripción de una alumna embarazada, concitó la atención de los medios de comunicación y de gran parte de la sociedad. El obispo, máximo responsable de la Iglesia en la provincia, tardó días en tomar posición en el tema y, al hacerlo, dejó desairadas a las monjas, víctimas de la teología sacerdotal que sostiene la Iglesia Católica y que el obispo refrenda en la misma carta en que las deja desairadas.
En efecto, en la carta abierta el obispo afirma que �según la doctrina de la Iglesia este respeto a la vida humana debe concebirse y acontecer dentro de la institución matrimonial legítima�. Hic Rhodus, hic salta! Aquí está el problema. Según la teología del obispo, María Fernanda es pecadora, y su vientre abultado es la exhibición permanente del pecado, cosa que no se puede permitir en un colegio católico. El problema no se soluciona admitiendo simplemente a María Fernanda al colegio pues, de esa manera, se la admite �por misericordia� y, de hecho, continuaría siendo un discriminada.
El problema radica en la manera como la teología sacerdotal considera lo sexual. Su fuente se encuentra en el Levítico, el texto con el que los sacerdotes hebreos estructuraron el proyecto de sociedad en base a los principios de lo puro y lo impuro, ubicándose lo sexual entre los comportamientos de impureza más peligrosos. Es por ello que se hace necesario resguardarlo con una serie de ritos y reglamentaciones.
La Iglesia Católica hizo suya esta teología, en la que educó y sigue educando a los católicos. Las monjas son, en este sentido, víctimas de esta educación. Ellas obras en consecuencia, sin concesiones, con fidelidad a los principios, como suelen expresar los representantes de esta teología.
Cuando se habla de fidelidad a los principios como si éstos estuviesen por encima o al margen de la historia real de los hombres y mujeres se suele dar paso a la hipocresía. Se �celebra� entonces el día del �niño por nacer�, mientras se mueren los niños nacidos. Lo importante es estar en contra del aborto, aunque esa postura provoque la mayor tasa de muertes no sólo de los infantes sino también de mujeres que se ven obligadas a abortar en míseras condiciones.
El caso de Formosa debiera servir para que la teología católica haga una revisión a fondo de su consideración del sexo en el contexto de la comunicación humana. Mientras ello no se haga, los remedios no pasarán de ser remiendos, parches. Las hermanas del Instituto Santa Isabel tienen la conciencia de estar obrando rectamente. La culpa no es de ellas, es de la teología en la que fueron educadas. ¿Cuántos años esperará la jerarquía eclesiástica para pedir perdón por ello?

 

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